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El portentoso vándalo Asger Jorn, mucho más que el Jackson Pollock europeo

El creador danés fue pintor, escultor, dibujante, grabador, ceramista, escritor, editor, ideólogo y activista, como se puede comprobar en la exposición que le dedica el IVAM

Asger Jorn, en una imagen sin datar del Museum Jorn, de la serie 'Dibujos Luminosos'.
Asger Jorn, en una imagen sin datar del Museum Jorn, de la serie 'Dibujos Luminosos'.
Ferran Bono

La vida y obra del danés Asger Jorn (1914-1973) podría interpretarse como una síntesis de la historia del siglo XX, del arte contemporáneo europeo y de los movimientos ideológicos de izquierdas que lo marcaron. Ante todo, fue un gran pintor, expresionista abstracto, neoprimitivista, irregular pero genial, al que se destacó en los años cincuenta como el Jackson Pollock europeo, pero también muchas cosas más. Participó en la resistencia contra los nazis como miembro del partido comunista de su país, formación que abandonó cuando empezó a limitar el libre pensamiento. Fue uno de los fundadores del influyente grupo artístico de vanguardia Cobra (acrónimo de Copenhague, Bruselas, Ámsterdam) que se fundó en 1948 y se disolvió por diferencias internas. Colaboró en la formulación de la Internacional Situacionista junto con su amigo Guy Debord y otros, que tanto empapó al posterior Mayo del 68 y que postulaba la liquidación de la sociedad de clases y el fin de la dictadura de la mercancía. Tras desmarcarse de esta deriva situacionista, Jorn creó el Instituto Escandinavo de Vandalismo Comparado para reivindicar el legado de los bárbaros del norte, así llamados por la civilización romana. Abogó por un arte popular, por una vida en la relación con la naturaleza, por reflejar la experiencia vital y la del otro, frente a la hegemónica visión europea basada en el racionalismo, iniciado en la cultura grecolatina.

Vista de una sala de exposición del IVAM sobre Asger Jorn.
Vista de una sala de exposición del IVAM sobre Asger Jorn. Mònica Torres

Pintor, escultor, dibujante, grabador, ceramista, escritor, editor, intelectual, activista... Asger Jorn tiene tantas facetas como interpretaciones ofrece su vida y obra. De ahí el título elegido para la exposición que exhibe el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) hasta el 18 de junio: La creación abierta y sus enemigos. Asger Jorn en situación. Más de 200 obras componen la muestra, probablemente la apuesta más ambiciosa del museo valenciano para este año, cuyo protagonista está considerado el artista escandinavo más importante tras la Segunda Guerra Mundial.

El pozo sin fondo de los títulos oficiosos y las etiquetas esquemáticas es un recurso habitual en el mundo entreverado del arte y los medios de comunicación, pero el inconformismo de Jorn y su poliédrica obra se resisten a una clasificación al uso, como se puede comprobar durante una vista a la muestra. Llama la atención de inmediato la gran fuerza expresiva de sus pinturas de intensos colores, que pueden llegar a ser estridentes, caóticas, febriles, impactantes, todo al mismo tiempo. Contrastan en la última sala con la austeridad arqueológica de su catalogación fotográfica de los grafitis de la era vikinga en las paredes de las iglesias de Normandía.

Jorn fue un abanderado de la cultura popular, de la creación abierta, de un arte experimental y libre, “que no está disociado del mundo sino que entiende al artista como parte implicada, porque quería que el arte fuera social”, explica Ellef Prestsæter, comisario de la muestra que pretende reflejar esa pulsión. En este sentido, los enemigos de la creación abierta al que alude el título “son aquellos que intentan plantear un objetivo concreto para el arte, que lo reducen a un único significado, restringiendo su libertad”, añade el historiador noruego.

Libertad es una palabra que se repite a lo largo del discurso sobre Jorn, que dijo entender perfectamente a Jean-Paul Sartre cuando rechazó el Premio Nobel en 1964. Ese mismo año, el creador danés no solo rehusó al Premio Internacional Guggenheim por un cuadro con el que replicaba un discurso de Eisenhower, sino que se negó a ser utilizado como propaganda del museo y exigió a la organización en un airado telegrama “confirmación pública de no haber participado en su juego”. Este episodio le granjeó una inesperada popularidad. Algunos vieron una acción performativa que predecía uno de los caminos del arte contemporáneo: otros, una acción publicitaria. “El rechazo del Premio Nobel por parte de Sartre es tan lógico y está tan desprovisto de segundas intenciones como mi rechazo del Premio Guggenheim”, afirmó Jorn.

Una de las cuadros de Asger Jorn, en la exposición del IVAM.
Una de las cuadros de Asger Jorn, en la exposición del IVAM.Mònica Torres

La labor de Jorn, como se explica en el catálogo, “recorre desde la agitación política a un tra­bajo teórico que comprende la crítica al marxismo y su idea de valor; propuestas críticas y utópicas sobre urbanismo e investigaciones en torno a las relaciones arte/arquitectura/vida; estudios de estética y reflexiones antropológicas sobre la imagen, y hasta grabaciones de música experimental en colaboración con Dubuffet”. “Jorn va de la pintura a la edición y de la cerámica al tejido, el mural o la escritura. Y en la escritura, desde libros más experimentales en su forma como Fin de Copenhague (en colaboración con Guy Debord) a ensayos estrictamente políticos como Crítica de la política económica seguida de La lucha final. En esa incesante labor es capaz de hacer compatibles, de una manera singular, la libertad de creación y el compromiso social”, apunta el comisario.

En plena guerra fría, Jorn escribió una carta a Picasso en los años cincuenta en la que relata su intención de llegar auna “expresión de nuestra situación actual”. Le informa de su creación de una águila bicéfala sobre una máquina de destrucción que arrasa “con todo rastro de vida”. No en vano, “la obra de Asger Jorn está profundamente afectada por los sucesos históricos de su tiempo”, apunta la directora del IVAM, Nuria Enguita. Al mismo tiempo, el artista “logró encontrar un particular equilibrio entre su interés por la prehistoria escandinava, las culturas ancestrales locales y el sueño universalista”. “Entre las tradiciones culturales, lo popular y el deseo de novedad del experimentalismo vanguardista. Además, fue capaz de desarrollar un trabajo a la vez autoral y plenamente implicado en proyectos de creación colectiva”, añade la responsable del museo.

Los situacionistas Guy Debord, Michele Bernstein y Asger Jorn, en una imagen sin datar.
Los situacionistas Guy Debord, Michele Bernstein y Asger Jorn, en una imagen sin datar.

La exposición está producida por el IVAM, en colaboración con el Museum Jorn de la población danesa de Silkeborg y el apoyo de la Fundació Banc Sabadell y es la más extensa de cuantas se han realizado acerca de la obra del pintor en España.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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