La gran exposición sobre Guido Reni en el Prado, en peligro porque nadie quiere transportar las obras a España
El alza del precio de los combustibles y la revalorización del dólar dejan desierta la primera licitación para mover 100 piezas desde Alemania
Realizar una exposición temporal en un museo requiere un proceloso trabajo de preparación, que incluye la coordinación con las Fuerzas de Seguridad del Estado, acuerdos con los propietarios de las obras, la firma de los seguros, la selección de las piezas, la elaboración de los catálogos, la disposición de los cuadros y esculturas, el acondicionamiento de las salas y la contratación del transporte, entre otras labores. Un evento de este tipo puede requerir más de tres años de conversaciones, contratos y convenios, según fuentes del Museo del Prado. Pero cuando ya está todo acordado, irrumpe la espectacular subida del precio de los carburantes y la apreciación frente al euro del dólar estadounidense ―moneda con la que se realizan las transacciones económicas internacionales―, por lo que a los transportistas no le sale a cuenta optar a las licitaciones. El procedimiento de adjudicación queda desierto y no se puede celebrar la exposición.
Esto es lo que le está ocurriendo al Prado con la exposición Guido Reni y la España del Siglo de Oro, prevista entre el 28 de marzo y el 9 de julio próximos. Ninguna empresa se presentó a la licitación lanzada por la pinacoteca madrileña el pasado julio por 865.000 euros para transportar 100 obras de arte desde Alemania a España y devolverlas después a sus propietarios, la mayoría en Estados Unidos y Europa. El plazo terminó el 20 de septiembre y al día siguiente, para no poner en peligro las arduas negociaciones que se llevan manteniendo desde hace años con museos y particulares para celebrar la exposición en Madrid, afrontar fuertes indemnizaciones y ver en solfa su prestigio internacional, el museo tuvo que convocar de urgencia otro concurso que elevaba la oferta a 965.000 euros. El plazo de presentación de esta nueva licitación vence este lunes. Y es que el tiempo apremia porque el Städel Museum de Fráncfort ―con el que comparte esta exposición del genio italiano, que se inaugura en la pinacoteca alemana el próximo 23 de noviembre― tiene previsto entregarle el 5 de marzo al Prado el centenar de obras de arte que nadie parece dispuesto a transportar a Madrid.
El pasado 21 de septiembre, solo un día después de que el primer concurso quedase desierto, los responsables del museo tuvieron que aprobar el llamado Acuerdo de declaración de urgencia para la tramitación del servicio de embalaje y transporte de obras de la exposición Guido Reni y la España del Siglo de Oro. En su texto se explica que “el transporte directo de las obras entre ambas sedes [Madrid y Fráncfort] permite reducir el número de manipulaciones a las que se someten los bienes culturales, al evitar un transporte de retorno a su ubicación de origen [las entidades y particulares que los han cedido] y un nuevo transporte a otra sede [un almacenamiento temporal]. Al mismo tiempo, esta coordinación resulta esencial para acometer proyectos ambiciosos, que requieren un gran esfuerzo organizativo y económico”.
Es decir, si el Prado no recoge las obras en Alemania en marzo, la pinacoteca española “faltaría a sus compromisos” y se vería obligada a retrasar o anular la exposición, pero eso “incrementaría el gasto exponencialmente al no poder compartirse gastos con otra institución, los propietarios de las obras retirarían mayoritariamente su apoyo, pues implicaría someter las obras a manipulaciones adicionales al tener que regresar a sus instituciones de origen y volver a iniciarse un proceso de préstamo y de manipulaciones adicionales, además de privar a las instituciones propietarias de estos bienes durante un periodo demasiado prolongado”, según recoge el mismo texto.
En el documento, el museo español reconoce además “que ya ha adquirido otros compromisos con diversas terceras partes relativas al diseño, montaje, aseguramiento y preparación de obras para la exposición, por lo que tendría que anular esos acuerdos y modificar también las actividades previstas en el Prado para 2023″.
Una solución, si no hay ofertas, sería convocar un nuevo concurso mucho más dotado, pero tampoco se solucionaría el problema. “Si nadie se presentase ahora, habría que iniciar otro procedimiento de contratación, pero los procedimientos administrativos obligarían a que este no estuviese listo, al menos, hasta finales de enero de 2023, con lo que sería imposible el mantenimiento de las fechas previstas para la exposición”, recuerda el documento de declaración de urgencia.
Fuentes jurídicas de Fenadismer, patronal del transporte, aseveran que “puede parecer difícil de creer, pero un contrato de un millón de euros para mover 100 obras de arte por Europa y Estados Unidos no tiene por qué ser rentable con el alza del combustible casi un 100%”. “Además, aunque se quisiera, no se puede trabajar a pérdidas, porque lo prohíbe la legislación y entonces seríamos penalizados”. Fenadismer señala que “los seguros y las viñetas en el norte Europa [peajes al transporte pesado] nos ponen las cosas muy difíciles. No es extraño que no se haya presentado en la primera convocatoria nadie”.
En la memoria explicativa que el Prado redactó para ampliar la cuantía de la licitación se admite que la “falta de ofertas presentadas al procedimiento ha permitido detectar que, desde el momento en el que se fijó el precio máximo estimado del contrato hasta el momento en el que los licitadores han obtenido precios para elaborar su oferta, la evolución de las circunstancias económicas [alza del dólar y subida de los carburantes] y geopolíticas [Guerra de Ucrania] ha hecho que el importe fijado resultara insuficiente”.
Su transporte requiere diversidad de medios, incluidos aéreos, y comporta el desplazamiento de un elevado número de expediciones. “La actual coyuntura internacional de alza y volubilidad de precios, especialmente de los de la energía y combustibles, está afectando especialmente a los transportes, y en particular a los aéreos. Por otro lado, la evolución del mercado de divisas durante los últimos meses ha llevado a una sensible apreciación del dólar, moneda que determina el precio de un número importante de servicios de transporte internacional”, señala la memoria.
Los gestores del Prado, ante la falta de ofertas, tampoco pueden dividir el concurso entre diversas empresas a las que les fuese rentable solo un determinado aspecto del transporte (embalajes, seguros, seguridad...). “Las distintas prestaciones que comprenden el servicio requieren que las mismas sean coordinadas por un mismo agente, y su ejecución de forma independiente por distintos contratistas implicaría una dificultad técnica innecesaria e impropia de la naturaleza de dichas prestaciones, que pondría en riesgo la ejecución del contrato”, explica la memoria. El Prado, no obstante, deja abierta la puerta a elevar un 3% más los 965.000 euros presupuestados. “Se han tomado como referencia los precios de mercado por servicios similares contratados en otras ocasiones, y se han adaptado a las circunstancias y a las necesidades específicas de este proyecto. Dichas modificaciones podrán deberse a circunstancias que no hayan sido conocidas en el momento de iniciar el procedimiento de adjudicación del contrato”.
La exposición está prevista en las salas A y B del edificio de los Jerónimos del Prado. Se centra en el coleccionismo de obras de Guido Reni en España en los siglos XVII y XVIII por parte de la Corona, la nobleza y el alto clero, abordándolo a la luz de los enfoques más recientes al respecto, y asimismo explora la influencia del artista italiano en creadores españoles como Zurbarán o Murillo. Reunirá aproximadamente 100 obras, incluyendo pintura, escultura y dibujos, procedentes en su mayoría de instituciones museísticas españolas e italianas, así como de otros países de Europa y América.
Una de las estrellas de la muestra es el célebre cuadro Hipómenes y Atalanta, dos amantes a los que la diosa Cibeles convirtió en los leones de su carro para castigarlos por haber mantenido relaciones sexuales en un templo. Pertenece a la colección del Prado y está a punto de viajar al Städel Museum de Fráncfort para sumarse al resto de las obras de la exposición. Si la segunda licitación vuelve a quedar desierta este lunes, la obra de los enamorados no podrá volver a Madrid en la fecha prevista.
Babelia
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