Álvaro de la Calle, sobresaliente de Emilio de Justo: “Me sentí respetado, nadie se fue de la plaza”
El veterano diestro salmantino repasa su trayectoria y la corrida en la que tuvo que matar cinco toros en la plaza de Las Ventas
“Me sentí respetado por la exigente afición de Madrid, y prueba de ello es que nadie se marchó de la plaza hasta que acabó el festejo. El público pudo ver que mi actuación fue seria y muy de verdad”.
Álvaro de la Calle (Salamanca, 1974), un veterano torero, que lidió su última corrida como matador de alternativa en 2016, vive en una nube desde que el pasado Domingo de Ramos hiciera el paseíllo como sobresaliente -torero suplente que se anuncia en los festejos de uno o dos espadas, y solo interviene en caso de percance de los diestros titulares- y saliera por su propio pie de la plaza de Las Ventas tras lidiar muy decorosamente cinco toros de la encerrona frustrada de Emilio de Justo, herido muy grave al entrar a matar el primero.
Al día siguiente, el teléfono de De la Calle echa humo y no da abasto para atender a los medios de comunicación y los mensajes de felicitación y ánimo de aficionados y compañeros de profesión. Vive en una nube después de la intensa experiencia vivida, tan inesperada como exigente, y de la que dice sentirse muy satisfecho.
“Pensé que era mi oportunidad”, comenta el torero. “Era mi sueño y sabía que, antes o después me llegaría; por eso tiré hacia adelante, convencido de que podía salvar la tarde. No tuve miedo en ningún momento; respeto y responsabilidad, sí, por la importancia de la corrida, por la plaza y porque era consciente de que era una tarde fuerte. Creo que se me pudo ver sobradamente preparado, y eso es muy digno de tener en cuenta en un torero en mis circunstancias”.
Las circunstancias de Álvaro de la Calle son que tomó la alternativa el 15 de octubre de 1999, ha toreado muy poco desde entonces -solo 27 corridas en 23 años-, y se ha hecho un nombre como sobresaliente. El pasado año actuó como tal en 16 festejos -también acompañó a José Tomás en 2019 en Granada-, y tiene firmadas varias corridas para esta temporada, entre ellas la encerrona en Las Ventas de Paco Ureña, el 21 de mayo.
“Creo que se me vio sobradamente preparado, y eso es muy digno de tener en cuenta en un torero en mis circunstancias”
Pregunta. Quién le iba a decir que mataría cinco toros en Madrid…
Respuesta. Es verdad; a veces, uno lo piensa fríamente, pero es algo que intentas sacar de tu cabeza. Sin embargo, siempre he mantenido la esperanza de que algún día llegaría esa oportunidad, y tenía que estar preparado para ese momento. Tengo una gran fe en mí mismo y mi objetivo es que el público pueda verme. He toreado poco, pero siempre he mantenido la ilusión y la confianza de que mi vida cambiaría.
Dice De la Calle que entrena todos los días, y que está dedicado por entero a la profesión; cuenta con el apoyo de su familia (“mi esposa, Eva, es mujer de torero y entiende mi lucha a la perfección”). “El torero que no torea no tiene vida”, asegura. “Lo mío es preparación y mentalización; por eso estoy aquí”, añade.
Afirma que ha vivido y vive del toro. Entre las actuaciones como sobresaliente, el trabajo de su mujer y un negocio que tienen ambos “vamos tirando”. De momento, la empresa de Las Ventas ha cumplido con el convenio nacional taurino y le ha pagado los 3.124 euros que corresponden a un sobresaliente de un solo espada, más 293 euros por gastos generales y 299 para la cuadrilla. Pero el torero está a la espera de que los empresarios madrileños contacten con él, como le prometieron, y le ofrezcan un premio económico. “Sí, sería bonito y el dinero siempre viene bien, pero yo prefiero que me anuncien en una corrida en Madrid”, confiesa.
Mientras tanto, trata de digerir los piropos que está recibiendo de sus compañeros de profesión. “Una figura en activo me ha dicho que debieran recompensarme con un dinero bonito y una corrida en Madrid, porque me lo he ganado; y un taurino muy importante ha recalcado que estuve más que digno, que salvé la tarde a la empresa, y que no hubo ninguna alteración que pudiera desembocar en que los espectadores pidieran la devolución de la entrada. Pero yo debo estar a lo que me digan y agradecido de que hayan contado conmigo”.
Álvaro de la Calle se define como persona buena y humilde, consciente de su situación, y con las aspiraciones de alcanzar las metas profesionales con las que ha soñado siempre. “Sí, sueño con ser figura del toreo. Soy de la quinta de Urdiales, Ureña, Octavio Chacón… A unos se les pone la vida más de cara que a otros. Claro que imagino cuajar un toro en San Isidro. Para eso me preparo y vivo. Ha habido toreros que han triunfado al final de su carrera. Aunque ya tengo una edad, mi cuerpo responde y vivo para la profesión, me cuido y tengo una afición a prueba de bomba”.
Las circunstancias de la vida le llevaron a optar por ser sobresaliente a los pocos años de tomar la alternativa. Aun así triunfó en Gijón en agosto de 2013, cuando Antonio Ferrera y Javier Castaño cayeron heridos y Álvaro de la Calle cortó una oreja a un toro de La Quinta.
“Sueño con ser figura; muchos toreros han triunfado al final de su carrera”
“Tengo muy presente lo que decía Antoñete: ‘El banquillo te curte o te quema’, y a mí me ha madurado. Está claro que mi meta es torear corridas de toros, pero no se me caen los anillos si debo seguir como sobresaliente, y lo haré encantado”. “Pretendo que se pueda ver el toreo que llevo dentro”, insiste Álvaro de la Calle. “Mi corte es de torero de Madrid, serio y clásico, un poco frío y seco, y hasta que eres capaz de demostrar el valor y la profundidad cuesta darle la vuelta a la tortilla”.
P. La oportunidad se le presentó el pasado domingo. ¿Cree que la aprovechó como soñaba?
R. Yo intenté vaciarme como torero, pero creo que puedo dar mucho más de sí. Hay que tener en cuenta las circunstancias de la tarde, y, a mi juicio, la solventé con dignidad y respeto. Hubo defectos con el capote y la muleta y estuve poco acertado con el descabello, pero también hice cosas importantes y por momentos toreé con mucha pureza. Si yo llevara las corridas de una figura y su experiencia, quizá hubiera cuajado al buen toro de Victoriano del Río, pero es digno de resaltar que lo pasé de muleta con naturalidad y buen gusto, y el público pudo verlo.
P. ¿Pero cree que podrá abandonar el papel de sobresaliente?
R. Torear como sobresaliente encasilla, y no entiendo por qué. Yo soy matador de toros, y lo que quiero es torear.
Al final del festejo, su mujer y su hija, de ocho años, que presenciaron la corrida, le acompañaron andando hasta el hotel Ibis, a pocos metros de la plaza; pero no pudieron celebrar nada, porque el teléfono no dejó de sonar hasta bien entrada la madrugada.
Babelia
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