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La ganadería de lidia ha sufrido un fuerte impacto genético y económico a causa de la pandemia

Vicente Royuela, catedrático de Economía Aplicada, analiza la situación del sector en una encuesta realizada a 128 criadores

Toros del hierro de Hoyo de la Gitana, en el campo salmantino.
Toros del hierro de Hoyo de la Gitana, en el campo salmantino.JOSERRA LOZANO
Antonio Lorca

La inmensa mayoría de los ganaderos de toros bravos ha sufrido unas cuantiosas pérdidas económicas, superiores al 50 por ciento de la facturación, y de capital genético por la reducción de reses, según se desprende de los resultados de una encuesta realizada entre 128 criadores durante los meses de mayo y junio de este año por Vicente Royuela, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona.

Solo uno de los encuestados afirmó no haber reducido su facturación durante la pandemia frente al 83 por ciento que reconoce un fuerte impacto, con especial incidencia entre las vacadas más pequeñas; las menos perjudicadas fueron las que lidian mayormente en festejos sin picadores, y las que tuvieron un peor comportamiento son las que destinan las reses a los festejos populares y corridas de toros.

La mayoría de los ganaderos afirma haber acometido una fuerte reducción de ganado: vacas de vientre (45 por ciento), el envío de toda la camada de más edad o parte de ella al matadero (43 por ciento), y un reajuste en el número de machos (41 por ciento).

La mayor parte de los ganaderos respondieron que han acometido ninguna acción de ahorro de costes en el manejo del ganado, aunque otros han recurrido a piensos más baratos o a fincas más pequeñas o reducción de personal.

El 67 por ciento dijo que ha recurrido a fondos propios para disponer de tesorería, y un 40 por ciento acudió a la financiación o han accedido a subvenciones.

De todos modos, las perspectivas de los ganaderos sobre el futuro de la fiesta es bastante pesimista, según refleja el estudio de Royuela. La opción mayoritaria asume que habrá una reducción de festejos que será difícil recuperar en un corto plazo de tiempo, y más de una cuarta parte opina que el porvenir “no es muy halagüeño”.

A pesar de ello, la mayoría apuesta por la continuidad de su ganadería, aun asumiendo que deban soportar recortes adicionales, y solo un 26 por ciento es más pesimista y entiende que es posible que tengan que deshacerse de ella.

Dado el carácter abierto del cuestionario, un total de 29 respuestas se refieren a cuestiones de carácter político o a los problemas internos del sector.

Uno de los temas recurrentes, según el profesor Royuela, es el político, y es mayoritaria la sensación de que los poderes públicos no atienden a la protección y fomento de un patrimonio cultural como es la tauromaquia.

Pero la dimensión más ampliamente tratada es la falta de estructura de la fiesta de los toros y “los abusos de algunos sectores”. El estudio señala “la falta de solidaridad entre los ganaderos, la desunión existente o el monopolio que imponen los toreros y sus apoderados-empresarios-ganaderos”.

Asimismo, los ganaderos destacan la escasa de sostenibilidad económica de las ganaderías, no solo como resultado directo de la pandemia, sino por el nivel de precios que deben soportar, que hace que “sus explotaciones no sean rentables económicamente”.

En el capítulo final de conclusiones, Vicente Royuela destaca “el nulo papel de las subvenciones en las decisiones empresariales, lo que viene a indicar que las ayudas públicas que se han ofrecido son insuficientes para el mantenimiento de la cabaña brava”.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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