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La fiebre de las infraestructuras amenaza el patrimonio urbano de El Cairo

Los planes de las autoridades para desarrollar autopistas y nuevos asentamientos topan con la preocupación por proteger el tejido de sus barrios más singulares

Imagen de archivo de la Basílica de la Virgen Santa, de 1913, inspirada en Santa Sofía de Estambul y en la que yace enterrado Empain.
Imagen de archivo de la Basílica de la Virgen Santa, de 1913, inspirada en Santa Sofía de Estambul y en la que yace enterrado Empain.Iniciativa por el Patrimonio de Heliópolis"
Marc Español

Pasear por el corazón del acomodado barrio de Heliópolis, en el este de El Cairo, todavía permite captar la esencia de un distrito que parece fuera de lugar y de época. Sus amplias avenidas a la francesa y suntuosos edificios de estilo islámico o neoclásico, coronados por un palacio inspirado por la arquitectura hindú, confluyen en este oasis impregnado de un fuerte orientalismo en el que también sobreviven numerosos elegantes palacetes.

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La peculiar historia del lugar está íntimamente ligada a la figura de su extravagante fundador, el industrialista y banquero belga Barón Édouard Empain. Gran entusiasta del Antiguo Egipto, Empain llegó al país a comienzos del siglo XX y, una vez allí, fundó una empresa que en 1905 adquirió un solar en el desierto de 25 kilómetros cuadrados para erigir en él una nueva ciudad —Heliópolis—, hoy absorbida por El Cairo.

Empain se encargó de que la ciudad del Sol se diseñara conforme a sus exóticas fantasías: su planificación urbana se basó en glorietas que actúan como nodos desde los que salen proyectados rayos de calles formando dibujos de soles, y su emblemática calle Al Ahram (las Pirámides), está perfectamente alineada con las maravillas de Giza, de tal forma que antaño estas se pudieran presenciar desde este punto a más de 20 kilómetros.

El plan original de Heliópolis según Barón Édouard Empain.
El plan original de Heliópolis según Barón Édouard Empain.INICIATIVA POR EL PATRIMONIO DE HELIÓPOLIS

“Heliópolis es realmente excepcional porque fue diseñada en 1906 y Barón Édouard Empain pidió que la nueva ciudad fuera un ejemplo ideal de ciudad en el desierto”, explica Soheir Hawas, fundadora de la Organización Nacional para la Armonía Urbana. “Tiene unos rasgos y un carácter urbano muy especiales: fue una nueva clase de planificación”, agrega.

Recientemente, sin embargo, al rico patrimonio de Heliópolis le ha surgido un inesperado adversario: las obras. En los últimos dos años, las autoridades han llevado a cabo, a un ritmo frenético, múltiples proyectos de infraestructura de transporte, como levantar puentes y ensanchar calles, que los vecinos alertan de que están alterando irremediablemente su identidad.

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El objetivo de las autoridades es descongestionar el denso tráfico de El Cairo, conectar el distrito con autopistas en desarrollo, y facilitar la circulación con las nuevas ciudades que se están construyendo en la órbita cairota, incluida la nueva capital. Pero muchos vecinos lamentan que la apuesta es en gran medida ineficaz, y que solo los edificios más famosos y con mayor atractivo turístico están siendo renovados. “Estas transformaciones han cambiado el carácter urbano de Heliópolis”, constata Hawas.

El último episodio de esta fiebre por las infraestructuras ha llegado incluso a amenazar el corazón mismo de su área patrimonial. Hace poco, sus vecinos descubrieron que todo estaba listo para levantar un gran puente de dos kilómetros por encima del eje histórico del barrio, que incluye el Palacio presidencial de Ittihadiya y su preciada Basílica de la Virgen Santa, de 1913, inspirada en Santa Sofía de Estambul y en la que yace enterrado Empain. “Desde principio a fin, ese es el eje de la Heliópolis histórica. Es el corazón”, señala Choukri Asmar, presidente de la organización vecinal Iniciativa por el Patrimonio de Heliópolis.

Vecinos ignorados

En este caso, la rápida reacción vecinal y la predisposición de las autoridades a estudiar una alternativa han frenado por ahora la construcción, según aseguran Asmar y fuentes parlamentarias, que aplauden la decisión. “En los últimos años hemos avanzado mucho en la conservación de nuestro patrimonio, pero también hemos perdido mucho”, considera el primero, “así que se trata de perseverar”.

El barrio de Heliópolis, diseñado a principios de siglo XX por Barón Édouard Empain conforme a sus fantasías, es uno de los más amenazados

Historias similares a la de Heliópolis, pero a menudo sin final feliz, se repiten en muchos otros puntos de El Cairo, donde la campaña de desarrollo de infraestructura, que beneficia sobre todo a las urbanizaciones de clase alta de alrededor de la capital, se lleva a cabo sin apenas diálogo con los vecinos afectados, según alertan los críticos.

Otro de los proyectos que más alarma ha generado en los últimos meses es la construcción de dos rondas que cruzan dos cementerios de El Cairo histórico, donde cientos de sepulcros ya se han retirado y decenas de familias se han reubicado para ganar espacio, según comunicados de la gobernación. Las autoridades aseguran que las antigüedades no se ven afectadas, pero muchos consideran que su criterio es demasiado ancho. Además, los críticos apuntan que los cementerios están dentro de una zona protegida por regulaciones nacionales, como Heliópolis. Pero EL PAÍS ha comprobado que, en al menos un caso, se han sorteado estas restricciones con una orden ejecutiva que califica el proyecto de “beneficio público”, lo que permite acogerse a la excepción contemplada por la ley y ahorrarse sus requisitos. Los críticos creen que se trata de una práctica extendida.

Temores similares se replican entre vecinos del cairota y acomodado barrio de Zamalek debido a obras del metro. También los reiteran los arqueólogos, por la construcción de autopistas cerca de las pirámides, y este febrero, un parlamentario preocupado por la posible demolición de un palacio de 1865 para levantar un puente.

La mayoría de todos estos proyectos son calcados a los del plan de reorganización urbana Cairo 2050 elaborado por el entorno del dictador depuesto Hosni Mubarak a principios de los 2000, y recuperado ahora por el régimen pese a que su planteamiento de talla única ya fue criticado en el pasado. “El tejido urbano del Cairo histórico es totalmente diferente del de Heliópolis, Zamalek o el centro”, explica el arquitecto Ahmed Mansour, que ha trabajado en proyectos de conservación de patrimonio en el Cairo histórico y es miembro fundador de la Iniciativa por el Patrimonio de Heliópolis. “Así que no puedes decir que cualquier cosa que puedas hacer en una zona va a poder ser replicada en otra, que es lo que está pasando”, desliza.

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