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Un ‘blanchard’ reabre el debate por la partición temporal de las obras del Prado y el Reina Sofía

El nacimiento de Picasso marca la división cronológica entre ambos museos, aunque en el pasado se pactaron excepciones

Dos obras de María Blanchard en la exposición que el Reina Sofía le dedicó en 2012.
Dos obras de María Blanchard en la exposición que el Reina Sofía le dedicó en 2012.Juan Carlos Hidalgo ((EPA) EFE)
Ana Marcos

El Museo del Prado ha aprobado la compra de un cuadro de María Blanchard, la gran dama del cubismo que formó parte del grupo de creadores que contribuyeron al nacimiento de la vanguardia artística. Sin embargo, 15 obras de la pintora, cinco de ellas expuestas en sala, pertenecen a la colección del Museo Reina Sofía. Un real decreto de 1995 estableció que la fecha de nacimiento de Picasso en 1881 delimitaba el inicio de la historia del arte moderno, es decir, la narrativa de cada uno de los museos. El artista malagueño nació el 25 de octubre de ese año, Blanchard en marzo. Pero en 2016, a través de una resolución administrativa, las pinacotecas —con el acompañamiento de la entonces Secretaría de Cultura que encabezaba José María Lassalle— reordenaron sus colecciones y los criterios se modificaron. Ahora la compra de La Boulonnaise de Blanchard, adelantada este jueves por Abc, reabre el debate sobre la distribución temporal de las colecciones en esos periodos difusos que pueden estar a caballo de dos tendencias.

A principios de esta semana, en la reunión de la Junta de Museos estatales, se abordó, entre otros temas, el precio de compra de la obra de Blanchard. Ahí el Reina Sofía fue informado de la compra, según fuentes conocedoras de un encuentro en el que no todos los asistentes estuvieron de acuerdo con la adquisición por parte del Prado.

Este organismo es distinto a la Comisión mixta con representantes de los dos museos y el Ministerio que se instauró en 1995 para informar a “los Reales Patronatos y directores de ambos museos sobre la integración en las colecciones estables de las obras que se adquieran correspondientes a artistas nacidos entre los años 1850 y 1880, ambos inclusive”.

La pieza adquirida (el Prado no ha facilitado a EL PAÍS información sobre la obra ni los criterios para su compra) cuenta con el visto bueno del Ministerio, confirman fuentes de la cartera que dirige José Manuel Rodríguez Uribes, al haber cumplido la normativa ya que Blanchard nació en marzo de 1881, siete meses antes que Picasso. Además, en 2016, cuando se reordenaron más de 800 obras pertenecientes a las colecciones de los dos museos, se establecieron otros criterios artísticos.

El trabajo de Blanchard, ninguneada en España por ser mujer, cuya carrera se forjó en París, no se incluyó tampoco en el listado de artistas que aparece en el decreto del 95 por el que 31 autores, todos hombres, como Anglada-Camarasa, Darío de Regoyos o Julio Romero de Torres, “aunque nacidos antes de 1881, participaban de la modernidad”, por lo que fueron asignados al Reina Sofía.

“Ella figura entre los grandes, a la altura de Juan Gris. Fue una mujer privilegiada, en primera línea del arte. Había mucha gente que iba a París y no lo lograba, pero al mismo tiempo también es una mujer maltratada por la vida y por la historia”, explicó a EL PAÍS Gloria Crespo, guionista y directora del único documental sobre la pintora, Rue du Depart 26. Érase una vez París, cuando el Reina Sofía le dedicó una exposición en 2012.

La pieza de la artista formará parte del legado de Carmen Sánchez, miembro de la Fundación Amigos del Prado, que donó en su testamento una casa en Toledo y 800.000 euros “para la adquisición y restauración de cuadros, específicamente”. La pinacoteca presentará en marzo las obras que forman parte de este legado, entre las que estará el blanchard.

Tras el acuerdo de 2016, no solo se cambiaron los criterios para las obras pertenecientes a la colección, también para las de nueva adquisición, según las fuentes consultadas que se remiten a un acuerdo anterior, en 2014. Entonces se estableció que “quedan excluidas las obras adquiridas por ambos museos con posteridad a la fecha del Real Decreto de partición, aunque cumplan los anteriores decretos”, como se lee en la web del Prado para justificar la donación de 11 obras del coleccionista Hans Rudolf Gerstenmaier al Museo en 2019. Según aparece en la web de la institución se trata de piezas de Hermen Anglada-Camarasa, Eduardo Chicharro, Ignacio Zuloaga y Joaquín Mir, algunos de los artistas que constan en el listado de excepciones del decreto de 1995. La pinacoteca asegura que “enriquecen el final de las colecciones de pintura española del Museo, donde ya están representados Sorolla y Beruete, sus estrictos contemporáneos”.

Dónde comienza el arte moderno

En 2019, el Prado recibió en el legado del coleccionista Gerstenmaier obras de artistas que según el real decreto del 95 debían pertenecer al Reina Sofía. En el otro lado, con la llegada de Manuel Borja-Villel al Reina Sofía se adquirieron dos esculturas de Medardo Rosso, nacido en Turín en 1858, en 2008. “Una escultura de Medardo Rosso puede convivir perfectamente con el retrato de una mujer de Anglada Camarasa. Y la negrura de Goya debe explicar a Gutiérrez Solana”, decía el gestor del Museo a EL PAÍS en 2009 cuando el Prado cedió Los caprichos y Los desastres de la guerra, de Goya, de forma permanente. En su visión profundamente personal, el comienzo de la historia del arte moderno se sitúa en Goya. Y no en 1881, fecha de nacimiento de Picasso, como ha venido siendo desde la fundación del museo en 1990.

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura. Forma parte del equipo de investigación de abusos en el cine. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional, además de participar en la fundación de Verne. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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