La ‘playlist’ de Fernando Trueba: la poesía desatada de Léo Ferré
El director de cine y productor musical recuerda hoy al cantautor francés, que se consagró cuando Edith Piaf o Juliette Greco cantaron sus canciones
Léo Ferré empezó siendo un cantante de cabaret de la rive gauche parisina. Eso sí, no uno más, siempre se distinguió por la exigencia poética de sus textos. Empezó a cantar después de la Segunda Guerra Mundial y rápidamente estrellas como Trenet, Edith Piaf o Juliette Greco empezaron a grabar sus canciones, y ahí vino la consagración.
Como a tantos les ocurrió, hay un Ferré antes y otro después de mayo del 68, del que él acabó siendo un símbolo. Su estilo cambió, para mejor, para parecerse más a sí mismo y menos a ningún otro. Algunas canciones de ese periodo son sinfonías de palabras, poesía desatada, arrasadora... Ese es mi Ferré favorito: Préface, Il n’y a plus rien, Et basta!...
Ha dirigido y compuesto para orquesta, colaborado con grupos de rock, le ha puesto música a Verlaine y a Rimbaud, a Baudelaire y Apollinaire. Aunque Ferré no necesita “letristas”... Escribió una novela, Benoît Misère, que es un prodigio de prosa poética, envolvente, hipnótica.
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