Ayer era melancolía, hoy depresión
Este ensayo de Joke Johannetta Hermsen supone una una crítica generalizada de las sociedades actuales en Occidente
La filósofa y novelista holandesa Joke Johannetta Hermsen (Middenmeer, 1961) presenta un ensayo idealista y bienintencionado que propone una crítica generalizada de las sociedades actuales en Occidente. Al comienzo, parece que la obra se centrará solo en el estudio del concepto de melancolía en sus múltiples matices y paradojas, que lo redescubrirá para el lector actual con puntos de vista originales, sin embargo, la autora tiene miras más amplias. Cierto es que las primeras páginas describen el fenómeno de la melancolía, de la que todos sabemos que es esa “tristeza agridulce” que a menudo nos entumece el cuerpo y da alas a la imaginación; ese estado emocional cuyas causas son motivos tan difusos como el anhelo de estar en otro lugar distinto al que ocupamos, la añoranza del pasado, el recuerdo de la niñez, de los padres y los hermanos, cuando los perdemos; o el miedo a la muerte; o que simplemente se debe a una tristeza del ánimo sin ninguna razón que la aclare. Verdad es también que la autora hace un breve repaso histórico de la manera en que se entendió la melancolía desde la Antigüedad hasta nuestros días. En la Edad Media la consideraban “tentación diabólica” que impedía a los monjes ser firmes en su fe en Dios. En el Renacimiento y el Romanticismo se creyó que era la marca de los hombres sabios; todos los genios tenían algo de melancólicos. Éstos superaban su nostalgia, tristeza o abatimiento creando obras de arte. En la actualidad —y esta es la tesis reiterada del ensayo— la melancolía pierde su denominación genuina y se transmuta en mera “depresión”. La depresión se combate con fármacos, no suele ser “creadora” y, según Hermsen, es la característica común de infinidad de personas que viven y padecen en nuestra sociedad “capitalista” y “consumista”. Los síntomas son similares a los que padecía el melancólico, pero en clave de tragedia: sume en la apatía, en la desesperación y bloquea al individuo. La provocan circunstancias sociales que nos superan: las exigencias del trabajo y la falta de ocio; o el miedo a perder lo que tenemos ante la amenaza del terrorismo o a causa de los inmigrantes extranjeros; y también la ocasiona el nacionalismo cerril. Como especialista en Lou Salomé (la musa de Nietzsche y dama del psicoanálisis) y Hannah Arendt (la gran politóloga judía y alemana), Hermsen recurre a algunas de las teorías de ambas mujeres —en el ámbito personal del yo y en el contexto de la polis—, cual guías eficaces para superar la depresión en el mundo moderno. Con ello, el supuesto ensayo sobre la melancolía termina transformado en una visión utópica de cómo debería ser la sociedad en la que ciudadanos sanos y creativos sean responsables en la empresa común de hacerse más humanos. Hermsen aboga por una sociedad plural en la que el cosmopolitismo, el pensamiento, el arte y la “esperanza” en un futuro mejor (el concepto lo toma del filósofo Ernst Bloch, a quien también comenta) sean valores que imperen en nuestro entorno. Si lo logramos, desaparecerán los miedos que conducen a la xenofobia; así, líderes como el neerlandés Geert Wilders o “Santiago Abascal en España” no tendrían argumentos para acceder al poder. Superar la depresión es, pues, un reto social; debemos aprender del sufrimiento para sufrir menos, y abrirnos a la esperanza. Ideas loables las de este libro, pero que quizá dejen fríos a los melancólicos a la antigua usanza.
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Autor: Joke J. Hermsen. Traducción de Gonzalo Fernández.
Editorial: Siruela, 2019.
Formato: Tapa Blanda y versión Kindle (172 páginas).
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