Muere Rhonda Fleming, actriz del Hollywood clásico, a los 97 años
La actriz de ‘Recuerda’ o ‘Duelo de titanes’ era conocida como la ‘reina del Technicolor’
Fue considerada la reina del Technicolor en los años 40 y 50 del pasado siglo, cuando de repente su melena pelirroja y su verde mirada competían en la misma categoría de parecido físico con Maureen O’Hara (que tenía mayor talento). Ayer viernes, su asistente personal, Carla Sapon, confirmó a The New York Times que Rhonda Fleming, una de las últimas supervivientes del Hollywood clásico, había fallecido el miércoles en Santa Mónica (California) a los 97 años.
Se iba así una actriz con una carrera en la que trabajó en 40 películas –entre las más destacadas están Recuerda (1945), Mientras Nueva York duerme (1956) o Duelo de titanes (1957)- y con los grandes galanes de la época: desde Burt Lancaster, Kirk Douglas y Charlton Heston a Ronald Reagan.
Marilyn Louis nació en 1923 en Los Ángeles. Hija de un vendedor de seguros y de una modelo y actriz, sin embargo no había pensado en ser artista hasta que a la salida del instituto Beverly Hills un hombre desde un coche le dijo que debería hacer cine. Ella no quiso escucharle, pero él insistió y se presentó en su casa: era Henry Wilson, un famoso agente, el tipo que impulsó las carreras emergentes de Rock Hudson o Robert Wagner.
Tras tres pequeños papeles sin crédito, Fleming, contratada en el estudio de David O. Selznick por la mediación de Wilson, logró su primer personaje importante en el thriller de Alfred Hitchcock Recuerda (1945), que protagonizaron Ingrid Bergman y Gregory Peck. “El primer día me dijeron que haría de ninfómana. Volví corriendo a casa, y mi madre y yo buscamos la palabra en el diccionario”, contaba décadas después en una entrevista. “Nos quedamos en estado de shock”.
Con Selznick concentrado en la carrera de su esposa, Jennifer Jones, Fleming quedó libre para trabajar con quien quisiera. Y encadenó varias películas: de La calle de los conflictos (1946) y Retorno al pasado (1947) saltó a Un yanqui en la corte del rey Arturo (1948), junto a Bing Crosby. Este musical amable marcó su carrera: fue su primer filme en color, y de repente su melena pelirroja y sus ojos verdes le hicieron subir de categoría; Crosby acabó tan contento con ella que se la recomendó a otro cómico taquillero de la época, Bob Hope, para The Great Lover (1949). De repente, Fleming era una gran estrella, aunque sin poder demostrar su talento. Durante 15 años encadenó filme tras filme y jugosos salarios, pero todos de segunda categoría, y a su lado nadie le cribó los guiones ni le aconsejó un cambio de criterio.
Por eso de sus películas posteriores se salvan muy pocas: La serpiente del Nilo (1953), donde encarnó a Cleopatra, Mientras Nueva York duerme (1956), de Fritz Lang; El asesino anda suelto (1956), de Budd Boetticher, o el mítico wéstern Duelo de titanes (1957), con Burt Lancaster y Kirk Douglas a las órdenes John Sturges. En cambio, Maureen O’Hara encontró a John Wayne y a John Ford.
Al decaer su carrera cinematográfica, a inicios de los sesenta, Fleming comenzó a cantar en Las Vegas, a actuar en Broadway y a aparecer en televisión en series y anuncios variados. Hacia 1965, tras La esposa americana, con Ugo Tognazzi, el grifo se cerró y solo hizo algún papel episódico en series en los setenta. Su despedida de la pantalla –si no contamos su aparición en un corto de 1990- fue en El disparatado agente 86 (1980), traslación fallida de las delirantes aventuras de Maxwell Smart (al que daba vida Don Adams).
Fleming destacó por su labor caritativa a favor de la investigación contra el cáncer, una enfermedad por la que falleció su hermana Beverly. Así, a comienzos de los noventa fundó la clínica Rhonda Fleming Mann dentro del UCLA Medical Center de Los Ángeles, junto a su quinto marido, Ted Mann, empresario de la exhibición cinematográfica. La actriz se casó en seis ocasiones.
Babelia
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