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Un gran par de Jesús Arruga

López Simón corta tres orejas y una El Fandi a nobles toros de Matilla

Jesús Arruga cuadra en la cara del segundo toro de la tarde.
Jesús Arruga cuadra en la cara del segundo toro de la tarde.TorosTv
Antonio Lorca

Sin ganas de molestar a nadie, el recuerdo que quedó de la corrida de Antequera fue un par de banderillas de Jesús Arruga, el tercero de la cuadrilla de López Simón, al segundo toro de la tarde; se dejó ver, cuadró en la cara del animal, levantó los brazos, se asomó al balcón, clavó con facilidad en lo alto y se entretuvo esa milésima de segundo que suena a chulería torera y heroicidad manifiesta.

Sin ganas de molestar a nadie, porque El Fandi puso siete pares y solo en el último se quedó en la cara de su oponente, bien es cierto que forzado por las circunstancias, pues salió con dos pares en las manos, clavó el primero al violín, y el segundo, sin solución de continuidad, de poder a poder, un poco agobiado por la velocidad del toro.

Decían los comentaristas de Movistar que El Fandi solo ha dejado de banderillear dos toros en su ya larga trayectoria taurina; la noticia sería a cuántos no ha banderilleado a toro pasado, desluciendo un tercio cargado de brillantez y emoción.

La constatación anterior no pretende restar un ápice de mérito a la labor del torero granadino, exponente de facilidad, capacidad y conocimiento con los garapullos, pero una cosa es la destreza y otra la huella.

G. JIMÉNEZ/EL FANDI, L. SIMÓN

Tres toros de García Jiménez y uno -el segundo- de Olga Jiménez, correctos de presentación, mansos, nobles y justos de fuerza; destacó el tercero por su calidad.

El Fandi: dos pinchazos, pinchazo hondo _aviso_ y cuatro descabellos (ovación); _aviso_ estocada caída (oreja).

López Simón: estocada en la suerte de recibir, trasera y caída (oreja); estocada (dos orejas).

Plaza de Antequera (Málaga). 8 de octubre. Quinta corrida de la Gira de Reconstrucción. Mil cien espectadores.

 

Tampoco tuvo reparo en dar cientos de pases a los muy nobles toros de su apoderado Matilla, hechos y criados para el disfrute de los toreros y el público divertido, y aburrimiento de los aficionados. Toros, novillos más bien, que no pasaron el examen del picador ni por fuerza ni disposición, cumplieron en el segundo tercio, y embistieron con tontuna nobleza en la muleta; destacó especialmente el tercero, que derrochó clase y obedeció a su matador en una larguísima y muda faena por ambas manos en un intento evidente por parte de El Fandi de provocar la petición del indulto. El animal tuvo clase y ritmo, se manchó el hocico de albero y no se cansó de embestir. Era un toro de vuelta al ruedo, pero no de indulto porque, como los demás, tampoco aprobó la asignatura del picador.

Dijo muy poco El Fandi con sus aceleradas verónicas y chicuelinas, no pasó de correcto con la muleta y falló gravemente con el estoque. Aun así paseó una oreja.

Y tres cortó López Simón, y solo el presidente sabrá los motivos. El torero madrileño atraviesa un momento que requiere una serena reflexión. O cambia de toros o cambia de tauromaquia; con el toro noblón y almibarado de Antequera no dice nada, aburre y, lo peor es que transmite su desazón, como si no supiera qué hacer.

Dio muchos pases, destacó en algunos naturales a su primero, se arrimó en el tramo final de su labor al segundo, pero no dejó casi nada para el recuerdo. Y ese debe ser un motivo de reflexión.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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