Muere a los 68 años Ronald Bell, uno de los fundadores de Kool and the Gang
Cantante, saxofonista y compositor de clásicos como ‘Jungle Boogie’ o ‘Celebration’ de una banda que fue institución del funk y la música disco
Ronald Bell, de 68 años, falleció el miércoles 9 en su residencia de las caribeñas Islas Vírgenes, de forma repentina. Conocido también como Khalis Bayyan, su nombre de musulmán, fue uno de los hombres clave en la saga de Kool & the Gang, por sus labores como saxofonista, compositor y cantante ocasional.
Aunque nacido en Youngstown (Ohio), Ronald creció —con su hermano mayor, el bajista Robert Kool— en Jersey City, Estado de Nueva Jersey. Hijos de un boxeador profesional aficionado al jazz, que presumía de su amistad con Thelonious Monk, los Bell estudiaron música desde niños. Aún eran menores de edad cuando formaron The Jazziacs, con otros jóvenes vecinos; su modelo eran los Jazz Crusaders californianos, músicos serios con capacidad para ganarse el favor de públicos no especializados, tanto blancos como negros.
La solidez de las relaciones personales les permitiría mantener intacto el núcleo del grupo durante más o menos medio siglo. Las decisiones eran sometidas a votación y se repartían los ingresos por derechos de autor. Como Kool & the Gang, debutaron en 1969. Ficharon por una discográfica modesta, Dee Lite, donde incluso llegarían a tener un subsello, Gang Records, para sus producciones. Ganaron reputación como banda de directo: dos de sus tres primeros elepés se grabaron live y mostraban su gozosa precisión. Hasta el habitualmente reticente James Brown elogió su potencia: “Son la segunda mejor banda del país”.
Se quedaron deslumbrados por la reconversión de Isaac Hayes, de compositor a solista seductor. Todavía reconocían su amor por el jazz con temas como I remember John W. Coltrane, obra de Ronald, pero en 1973 apostaron por simplificar su oferta. Su álbum Wild and Peaceful contenía himnos festivos del calibre de Hollywood Swinging o Jungle Boogie (luego recuperado por Quentin Tarantino para Pulp Fiction). Como confesaron luego, habían caído bajo el influjo del imparable Soul makossa, del camerunés Manu Dibango.
Los años de la disco music, con su énfasis en los ritmos cuadrados, los coros femeninos y los instrumentistas anónimos, resultaron problemáticos para Kook & the Gang, que intentó subirse a ese carro sin mucha fortuna. Les ayudó a sobrevivir comercialmente su presencia en las banda sonoras de Fiebre del sábado noche y en el primer Rocky. Encontraron una onda más adecuada con la incorporación del vocalista sureño James J.T. Taylor, y la dirección del productor Eumir Deodato. Con su olfato para el éxito mainstream, el brasileño les sugirió alternar los llenapistas (Ladies' Night, Get Down With It) con románticas canciones de dormitorio e invitaciones a la fraternidad universal (Celebration). Su buena reputación en el negocio les permitió estar presentes en la grabación londinense de Do they know it’s Christmas?, la primera iniciativa de Bob Geldof contra la hambruna en Etiopía.
James J.T. Taylor dejó la banda en 1988, sin malos rollos: algunos de sus discos en solitario contaron con la producción de Ronald Bell. Para entonces, Kool & the Gang ya ofrecían un R & B convencional, donde el sintetizador tenía más presencia que los metales. Quemados mil veces por las trampas del negocio musical, renunciaron a tener un manager en exclusiva y contrataban a representantes para tareas específicas.
En los años noventa, Kool & the Gang sufrió una crisis, que se saldó con una breve marcha de Ronald. Tras su vuelta, siguieron las pautas del negocio para artistas veteranos: se acercaron al rap con Gangland (2001) y reconstruyeron sus éxitos en Reloaded (2004), con un plantel de admiradores que iba desde Jamiroquai a Youssou N’Dour. Para entonces, se centraban en las giras, donde mostraban su bien engrasada eficacia. Su último disco, en 2013, fue una propuesta navideña, Kool for holidays.
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