El Papa dice estar “afligido” por la conversión en mezquita de Santa Sofía

El papa Francisco ha entrado de lleno hoy en la polémica por la conversión en mezquita de la antigua basílica de Santa Sofía de Estambul, ordenada recientemente por las autoridades turcas. “El mar me lleva un poco lejos el pensamiento, a Estambul, pienso en Santa Sofía y estoy muy afligido”, señaló tras el rezo del Angelus dominical. La voz del Papa en este asunto todavía no se había hecho oír.

L’Osservatore Romano, el periódico del Vaticano y antigua guía para descifrar la línea de pensamiento de la Santa Sede (hoy se expresa por otros canales), había publicado la información citando las principales reacciones internacionales, pero no había dejado entrever la visión del Papa. Pero el Pontífice mostró su inquietud por la transformación en mezquita de la antigua basílica bizantina de Santa Sofía, histórica catedral cristiana que tras la caída de Constantinopla (1453) fue usada como mezquita durante el Imperio Otomano. El edificio es actualmente Patrimonio de la Humanidad, y desde 1934 se convirtió en museo. Una idea que buscaba transformarlo en una suerte de símbolo ecuménico entre religiones. Hasta hoy.

El pasado viernes el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, con quien el Papa ya había mantenido algunos desencuentros a propósito del genocidio armenio en 2015, estampó su firma en un decreto para convertir en mezquita la basílica bizantina. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura expresó enseguida su inquietud por el movimiento y ha subrayado que su pertenencia al Patrimonio de la Humanidad responde a su condición de museo. En caso contrario, ha dado a entender, la perderá.

El organismo considera que este edificio “se ha convertido en un modelo para toda una familia de iglesias y, más tarde, de mezquitas”. ”Santa Sofía tiene un importante valor simbólico, histórico y universal”, apunta la UNESCO. Además, varios países, especialmente Rusia y Grecia, que siempre han estado atentos al patrimonio bizantino en Turquía, también Estados Unidos y Francia, criticaron la transformación de la antigua basílica en lugar de culto musulmán.