Doctor Robbins y Mr Schwarzenegger

Daniel no es real se estrena avalada por el sello de SpectreVision, productora que hace un par de años logró una vuelta de tuerca al thriller de sangre y venganza con Mandy, título dirigido por Panos Cosmatos y protagonizado por Nicolas Cage que exploraba nuevos caminos del género con una explosiva estética metal cargada de referentes de serie B. Mientras Cage acaba de repetir con los mismos productores en una versión del cuento de H. P. Lovecraft Color Out Of Space, aquí llega esta revisión oscura y juvenil del mito del doctor Jekyll y Mr Hyde dirigida por Adam Egypt Mortimer.

En este caso el desdoblamiento de personalidad nace en la infancia, cuando el personaje que interpreta Miles Robbins se cruza con su nuevo mejor amigo invisible, Daniel. La pequeña sombra resulta ser, además de un divertido compañero de juegos, una oscura influencia que aprovecha la grieta de un hogar disfuncional para colorarse entre la relación de una madre recién separada (Mary Stuart Masterson) y el hijo. Un hogar acechado por algo más que la locura y la depresión. Si en un principio la película parece moverse por las aguas del suspense psicológico, un giro de guion se adentra en otro territorio, el del terror fantástico, apoderándose del relato en su recta final. Este cambio de marcha, si bien resulta visualmente provocador, deja en el aire demasiados cabos sueltos. Un desequilibrio que resta tensión al meollo del asunto: el mano a mano entre Miles Robbins y Patrick Schwarzenegger, es decir, el hijo de Susan Sarandon y Tim Robbins contra el hijo del mismísimo Terminator. El choque entre cordura y locura, entre el bien y el mal que representan respectivamente Robbins y Schwarzenegger tiene gancho y además sus dosis de morbo y humor. ¿O no lo es ver al vástago de Conan presumir de músculo ante el sensible cachorro de los Reyes del West Village?