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Sesión de tarde con gel hidroalcohólico

Los cines entran en la nueva normalidad a cuentagotas y con el retorno a las salas de los espectadores más fieles

Dos espectadoras salen de una sesión del Cine Paz en Madrid.
Dos espectadoras salen de una sesión del Cine Paz en Madrid.Andrea Comas

Era el viernes más ansiado por las salas de cine, el de la apertura generalizada desde que el pasado 25 de mayo abriera el primer local en Lorca (Murcia) y empezaran con cuentagotas a levantarse los cierres de las taquillas. A pesar de que la Federación de Cines de España (FECE), la asociación que aglutina a la mayor parte de salas, anunciara que abrirían un 80% de los locales, un paseo por el centro de ciudades como Madrid y Barcelona no confirmaba ese porcentaje. Algunas cadenas han preferido permanecer cerradas, a la espera de títulos más comerciales. Y eso podría no ocurrir hasta el 24 de julio con el estreno de Mulan, en la nueva versión con actores reales, si Disney no la retrasa otra vez (cerrada esta edición, la distribuidora anunció que posponía el filme hasta el 21 de agosto).

Algunas cadenas han preferido permanecer cerradas, a la espera de títulos más comerciales

En España, ayer las salas recibían a sus clientes con todo tipo de medidas de seguridad: además de la distancia social, y de dispensadores de geles hidroalcohólicos en todas las esquinas, los patios de butacas variaban su capacidad según cada comunidad autónoma: en Cataluña se pide metro y medio entre espectadores, mientras que en Madrid y País Vasco se puede vender como máximo el 60% de las butacas, el 65% en Andalucía y el 75% en Baleares, Comunidad Valenciana, Galicia y Extremadura. Ayer, la apertura resultó algo deslucida: costará recuperar a los espectadores.

Madrid: los dueños de la sala que reciben a los espectadores

En la industria del cine hay un término que denomina a un tipo de público: las señoras del Paz. Mujeres ilustradas, de más de 50 años, público fiel a un tipo de cine independiente en versión doblada. Y del Paz por el cine situado desde 1943 a mitad del tramo de la calle de Fuencarral entre las glorietas de Bilbao y Quevedo. Desde 1978 es propiedad de la familia Góngora, y ayer por la tarde los hermanos Mariano y Carolina recibían en la puerta a sus clientes.

Dentro esperaban listos para revista los acomodadores —sus sesiones son numeradas— y sus cinco salas (la más pequeña con 99 butacas, la mayor con 333), recién reformadas justo antes del cierre obligado por el estado de alarma. “Aquí en el Paz los empleados conocen a los espectadores, a los que agradecemos su fidelidad”, apuntaba Mariano Góngora.

“Aquí en el Paz los empleados conocen a los espectadores, a los que agradecemos su fidelidad”, apuntaba Mariano Góngora, propietario de la sala

En cartelera, cuatro estrenos e Invisibles, de Gracia Querejeta, película cuya carrera comercial quedó cercenada por el coronavirus. “Tenemos sesiones habituales de ópera y de esas habíamos prevendido 900 entradas, que estos días estamos devolviendo o canjeando”, explica Carolina Góngora.

Su clientela prefiere adquirir los boletos físicamente y no por Internet; aun así, nunca habrá más de dos o tres personas delante de la taquilla. Una de esas fieles es Teresa Comba, de 50 años, que adquirió cuatro entradas para ayer para Corre como una chica. “He visto el tráiler y me apetecía una historia de igualdad”. La película cuenta una historia real, la de Michelle Payne, que en 2015 fue la primera mujer jockey en ganar la gran carrera de hípica de Melbourne, compitiendo contra hombres y tras superar un accidente en el que casi pierde la vida. “Yo vengo al cine cada semana o cada 15 días”, dice Comba. La misma película elige José Antonio Santos, jubilado de 66 años y aficionado a las carreras de caballos. “Es mi primera sesión en un cine comercial, aunque estuve ya hace unos días en una sesión en la Filmoteca Española”. Por dentro se asoma el humorista Pedro Ruiz, cliente casi preferente de la casa. “Viene casi todos los días”, confiesan los dueños.

Mientras, la calle Fuencarral sigue con su fragor comercial, aunque en versión enmascarada, en una tarde calurosa y los Góngora observan que sus vecinos de enfrente, los multicines Cinesa Proyecciones, siguen cerrados y sin visos de abrir. Otro habitual, Javier Sánchez, consultor, 33 años, se acerca y saca entrada para La cinta de Álex. “Es que tengo una amiga que quiere ver Invisibles y vendré con ella mañana”, cuenta. Hoy sábado, habrá más cine.

Valencia: el alimento de los cinéfilos

La Filmoteca Valenciana ha reabierto con una sola sesión diaria (en lugar de las dos habituales) y la proyección en versión original de Roma, la mítica película del cineasta italiano Federico Fellini. La sala, vinculada al Institut Valencià de Cultura de la Generalitat, cuenta con 189 localidades que, por seguridad frente a la pandemia del coronavirus, se han visto reducidas a 48.

A media hora del comienzo de a sesión de ayer, Paqui Guerra, de 59 años, y su amiga Ana, compran su entrada por 2,5 euros. “Nosotras venimos siempre”, explican después de embadurnarse las manos de gel hidroalcohólico. “Y cuando eres cinéfila, se echa de menos; es como si te quitaran el alimento”, apunta Paqui Guerra.

Imagen de la Filmoteca Valenciana.
Imagen de la Filmoteca Valenciana.Monica Torres

Unos pasos detrás, Adriana Straijer, escenógrafa de cine de origen argentino y española de segunda nacionalidad, espera su turno para situarse frente a un aparato con el que le toman la temperatura. Es otra espectadora fiel de la pantalla grande. “Antes vivía en Barcelona y la Filmoteca de Cataluña era como mi segunda casa. Y desde que estoy en Valencia me he echo asidua de esta sala”, explica. Adriana reivindica su amor por las versiones originales porque “es patrimonio al 100%”, pero con una amplia sonrisa reconoce que “si hoy hubieran dado Caperucita roja en lugar de Roma, hubiera venido igualmente”.

Barcelona: ‘Cinema Paradiso’ para el reencuentro

La primera persona que ha entrado el viernes en el multicine Comedia de la cadena Yelmo, en el céntrico Paseo de Gràcia de Barcelona, ha sido una clienta habitual ávida de pantalla grande. De las diversas opciones que se le presentaban ha escogido la que cabía esperar: Cinema Paradiso, la bonita película de Giuseppe Tornatore autorreferencial sobre el mundo del cine. “¡Qué ganas tenía de volver¡”, dice aferranda a la entrada como un salvoconducto para la normalidad cinmatográfica.

“Nos ha hecho mucha ilusión tenerla de vuelta”, explica Santi, el encargado de la multisala. “Nos da muchos ánimos a nosotros también”. La afluencia en los Comedia no ha sido este primer día de apertura para lanzar las campanas al vuelo, pero ha sorprendido al personal. “La verdad, pensábamos que iría peor y dentro de no ser una maravilla, ha venido gente”. Se ha producido incluso una pequeña cola, con la gente, eso sí, separada por unas líneas amarillas trazadas en el suelo.

Alguno ha extremado las precauciones haciendo uso del gel desinfectante dispuesto a la entrada. Pero los espectadores no han dudado en comprar palomitas e incluso nachos con queso. “No hay miedo y se notan muchas ganas de normalidad”. La mayoría de los clientes han sido habituales de la sala y han optado también por Cinema Paradiso, toda una declaración de intenciones. Más de la mitad habían comprado las entradas por Internet. La oferta en los carteles de las salas incluía dos películas que parecían aludir a la situación que han vivido estos tiempos los cines: El hombre invisible y Lo mejor está por llegar.

Espectadores protegidos con mascarillas esperan el comienzo de la película 'La Lista de los Deseos', dentro del BCN FILM FEST, Barcelona.
Espectadores protegidos con mascarillas esperan el comienzo de la película 'La Lista de los Deseos', dentro del BCN FILM FEST, Barcelona.Alejandro García (EFE)

La situación en los Comedia ha contrastado con la de la inmensa mayoría de las otras grandes salas de Barcelona. Cines de referencia como los Cinesa Diagonal, Gran Sarrià o Bosque Multicines permanecen aún cerrados. En las escaleras de los dos primeros, lugares de habitual animación en los que las proyecciones son parte de una animada oferta de ocio, se respiraba un ambiente desolador con los carteles de los estrenos detenidos en el limbo del tiempo y viejos petardos de la reciente verbena en el suelo.

Hasta el Vin Diesel de Bloodshot parecía perplejo. Y es que Cinesa, empresa líder en exhibición cinematográfica en España, no ha reabierto en Barcelona como había anunciado. Tampoco lo ha hecho el Grup Balañá, con lo que han quedado cerrados locales como Aribau Multicines, La Farga y La Maquinista. Si han reabierto los cines del grupo Yelmo, con salas como las del Comedia, Icaria, Premium Sant Cugat y Parc Central en Tarragona. Y también las salas que el grupo Oncine tienen en Girona, Badalona y comarcas de Tarragona. Asimismo ha reabierto la Filmoteca de la Generalitat, con su programación habitual. Los cines Verdi tienen también actividad plena con el BCN Film Fest que se desarrolla en las salas desde el jueves.

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