Los museos congelan el préstamo de obras de arte por la pandemia
La crisis ha trastocado el calendario de exposiciones para 2020 y obliga a aplazar ambiciosas apuestas como las dedicadas a Rafael en Italia o Mondrian en España
Estaba destinada a ser, por lo menos, la exposición del año. Y no faltaba quien subiera más la apuesta en el tiempo. Las Escuderías del Quirinal, en Roma, habían conseguido reunir lo nunca visto: mas de 200 obras de Rafael Sanzio bajo un mismo techo. El Autorretrato con un amigo, el Retrato de León X, La Fornarina... todas juntas, marco con marco, llegadas desde distintas ciudades del mundo para conmemorar los 500 años de la desaparición del genio del Renacimiento. Cinco días bastaron para aguar el aniversario del pintor de Urbino: el coronavirus, que hacía ya semanas que acechaba sobre Italia, obligó a cerrar las puertas de la exposición con 70.000 entradas vendidas y unas enormes expectativas de éxito. Programada hasta el 2 de junio, la muestra volverá a la vida si se relaja el confinamiento. “Está suspendida, no cancelada. En cuanto podamos, nos encantará volver a abrir", subraya Mario de Simoni, presidente de Ales, empresa a través de la que se gestionan las Escuderías, quien ilustra cómo se ve actualmente la exhibición: “Las obras están totalmente a oscuras. Para los dibujos hemos recreado, a través de la utilización de telas negras, la condición de eliminación total de la luz, para custodiarlos como si estuvieran conservados dentro de sus cajas”.
Como tantos otros museos, las Escuderías del Quirinal han dado con la fórmula para surfear la ola hasta que arrecie el temporal: Internet. “Las actividades continúan allí”, presume De Simoni. “Hay paseos en vídeo por las salas, con interesantes incursiones entre bastidores. En nuestra web, además, está disponible la grabación realizada por Sky Arte para la exposición”. La misma solución se ha adoptado en España donde, por doquier, desde los centros más modestos hasta los principales referentes, están volcando sus esfuerzos en animar las sedes virtuales y mantener viva la llama de la cultura en estos tiempos de oscuridad. En el Prado, sus visitas virtuales han aumentado a 180.000 diarias, desde las 20.000 que registraban en 2019 por estas mismas fechas. Este pasado lunes, la pinacoteca tenía previsto inaugurar su particular gran apuesta: Invitadas, una revisión del papel de las mujeres pintoras en la España del siglo XIX que se aplaza por el momento. “Hemos tenido la suerte de que esta exposición está realizada principalmente con fondos del museo”, explica Carlos Chaguaceda, el jefe de comunicación. Al no tener préstamos de otras instituciones, no deben preocuparse por devolverlos. Pero, en general, tanto el resto de su programación como la de la muchos otros museos se verá afectada por ese baile internacional de obras que era, hasta ahora, la tónica en el circuito de exposiciones. “Todo está interrelacionado: habrá que analizar caso a caso cada proyecto y con cada museo”, recalca Chaguaceda. El propio Prado tiene en estos momentos varias obras dispersas: en la negrura de las Escuderías del Quirinal, por ejemplo, se guardan La Visitación, de Romano y Penni, y la Virgen de la Rosa, de Rafael.
Coronado como el noveno museo más visitado del mundo en 2019, parece claro que el Reina Sofía no podrá registrar esas cifras de récord (cerca de 4,5 millones de visitantes) con las propuestas que tenía preparadas para este año: Mondrian, León Ferrari y la Trilogía Marroquí, que no se cancelan pero sí se posponen, al tiempo que se “congelan” todas las salidas y entradas de préstamos. En esas andan la mayor parte de centros de arte del Estado: haciendo malabarismos para intentar reorganizar sus calendarios –que se suelen cuadrar con dos o tres años de antelación– cuando aún no se sabe cómo ni cuándo terminará el confinamiento. “Percibimos en los museos y prestadores altas dosis de comprensión ante la situación actual y una muy buena predisposición para, entre todos, buscar soluciones para las exposiciones que tuvieron que cerrar pocos días después de que hubieran abierto sus puertas al público”, agradecen desde Caixaforum, entidad que ha dejado en el limbo numerosos proyectos, como el dedicado al diseño surrealista en su sede de Barcelona. En esa misma ciudad, desde sus casas, el equipo del MACBA se afana en evitar la anulación de los proyectos que ya figuraban en su agenda. “Tras la reapertura inauguraremos las exposiciones que teníamos previstas”, como Acción. Una historia provisional de los noventa, que gira en torno a la escena artística de aquella época. "De esta manera, dedicaremos un gran esfuerzo a apoyar al contexto local en estos tiempos tan difíciles”. Lo mismo comenta Judit Carrera, directora del CCCB, que tenía programados dos proyectos en colaboración con instituciones internacionales (una muestra sobre William Kentridge y otra sobre Marte): “Es probable que haya un movimiento de fechas que iremos concretando en las próximas semanas”.
Como en el caso de la exposición de Rafael, a muchas instituciones el cierre les ha pillado con las muestras recién inauguradas. En el Bellas Artes de Bilbao, una videoinstalación de Víctor Erice y la grupal de Beruete y Regoyos estuvieron tan solo tres días abiertas . “Nuestra intención es tratar de prorrogar estas exposiciones a costa de aplazar las que estaban previstas para el verano. Y, por supuesto, cuando pase esta situación excepcional vamos a seguir manteniendo los compromisos de colaboración con otros museos a través de nuestros programas y préstamos”, afirma su director, Miguel Zugaza. Como añaden desde el Thyssen, ellos también “están trabajando” para poder ampliar su exposición temporal de retratos de Rembrandt y otros pintores holandeses, muchos prestados de instituciones internacionales, lo mismo que la Fundación Telefónica, el Guggenheim o Mapfre, que tenía abierto en Madrid un espectacular cara a cara entre las esculturas de Rodin y Giacometti. “El Musée Rodin y la Fondation Giacometti de París son muy activas, lo que hace que la exposición sea más compleja y es muy probable que haya obras que tengan que viajar después”, aclaran desde la entidad. “Una de las claves es saber cuáles pueden estar comprometidas y ver si el contenido de la exposición se ve muy afectado”.
Más allá del propio contenido expositivo, los centros de arte se pertrechan para un porvenir incierto en el que deberán repensar sus espacios y sus funciones. En el MARCO de Vigo ya tienen la mente puesta en dotar al museo “de mayores prestaciones, revisando lo visible, como las salas de exposición y la biblioteca; y lo oculto: los almacenes, para que responda a las exigencias del momento. Estas obras van a empezar en las próximas semanas y no se contempla retrasarlas porque son necesarias, esenciales”, asegura su director, Miguel Fernández-Cid. También, de cara a ese mismo futuro, habrá que reflexionar sobre los fallos cometidos y las posibilidades de reconstruir sobre las ruinas que dejen las pérdidas económicas. “La crisis actual, y la recesión que vendrá después, se debe a un modelo de privatización neoliberal impuesta por las grandes corporaciones y aceptada acríticamente por los representantes políticos que se ha extendido desde la crisis de 2008, y que está provocando serias disfunciones que afectan al museo y a todo el sistema en general”, afirma Manuel Olveira, el director del MUSAC de León. “El coste económico va a ser alto, pero lo preocupante del cierre al publico del museo es el coste social, cultural y artístico”.
Con información de Tommaso Koch.
Las pérdidas millonarias de la cuarentena
Con la llave echada y sin atisbos de cuándo ni cómo volverá a tornarse la verja, los museos empiezan poco a poco a hacer cuentas del precio de la cuarentena. No se atreven a dar cifras definitivas, aún es demasiado pronto, pero algunos ya se han formado una idea aproximada de cuánto les costará —en dinero— la pandemia que asola el planeta. El Prado, con un 50% de las entradas gratuitas, calcula que el parón se llevará en torno a un millón de euros cada 15 días. A eso habría que sumarle los ingresos provenientes de la tienda, la cafetería, la venta de catálogos, las audioguías y el alquiler de espacios para eventos y rodajes... Los cálculos del Reina Sofía, que normalmente cobra solo un 30% de sus entradas, apuntan a unas pérdidas de 440.000 euros en taquilla en marzo, más 136.000 por el alquiler de espacios. El Thyssen cuantifica la debacle en 750.000 euros en el mejor de los casos, esto es, si la cuarentena se prolonga un mes, mientras que en el MACBA, en Barcelona, hablan de 1,3 millones de euros acumulados de aquí a fin de año.
Aunque las fundaciones privadas prefieren no aventurar cifras y se remiten a la labor social como faro de sus actividades, el Consorcio de Galerías de Arte Contemporáneo cree que la mayoría de estos espacios, los eslabones más débiles del entramado del arte, se dejará en esta crisis entre 20 y 40.000 euros, unos pocos hasta 50.000. Acostumbrados a bregar con la precariedad, los artistas, estos sí, la auténtica base de la industria, añaden más preocupaciones a su de por sí inestable panorama laboral: de acuerdo con la Unión de Artistas Contemporáneos, un 87,9% del total ya han visto volar más de 500 euros desde que tuvimos que enclaustrarnos.
Babelia
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