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MI PUNTO DE VISTA
Columna
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Democracias amenazadas

Niall Ferguson cree que las redes sociales generarán una “anarquía” de nuevo cuño al tiempo que facilitarán sistemas de control totalitario

Juan Luis Cebrián
Departamento de Google conocido como War Room, para luchar contra la desinformación y la manipulación en la red, en octubre de 2018.
Departamento de Google conocido como War Room, para luchar contra la desinformación y la manipulación en la red, en octubre de 2018.NOAH BERGER

Ya sabemos que nuestra vida está construida de rutinas, y gracias a eso los algoritmos son capaces de crear perfiles definidos de la personalidad de cada cual que ayudan a predecir nuestro futuro comportamiento. Desde que hace más de 400 años se inventara el calendario gregoriano, los hábitos de la gente han ido adquiriendo un ritmo temporal definido más que nada por las celebraciones cristianas, y en un mundo en el que todo está sometido a revisión sorprende la resiliencia de dicha contabilidad hasta nuestros días. De ella se deriva la costumbre de hacer recapitulación anual de toda clase de sucesos. La gente está enamorada de las listas, da lo mismo que se refieran a los más ricos del mundo, al número de seguidores en Facebook, a los libros más vendidos o a los más amados por la crítica.

Reconozco mi aversión a participar en estas clasificaciones, muchas veces falsarias y no pocas equivocadas. Abomino de los resúmenes del año, pero yo mismo los he impuesto en cuantas publicaciones, programas y actividades he dirigido. Por lo mismo no voy ahora a elaborar la nómina de éxitos que me parece más acertada, pero sí quiero poner de relieve que entre el gigantesco y universal arqueo de obras publicadas o difundidas en 2019 no he visto en ningún caso dos libros de singular importancia para entender la globalización y las actuales crisis de la democracia. Me refiero a La plaza y la torre, de Niall Ferguson, y Renovating Democracy (todavía no publicado en español), de Nathan Gardels y Nicolas Berggruen.

De entre los numerosos libros que sobre la crisis política actual han visto la luz en los dos últimos años, estos no son desde luego los más leídos, pero sí resultan en mi opinión fundamentales para entender el mundo en que vivimos y el que se avecina. A ellos podríamos añadir Cómo mueren las democracias (Ariel), de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, este sí un best seller en Estados Unidos, y el de Madeleine Albright Fascismo (Paidós), sobre el que escribí en estas mismas páginas.

La obra de Ferguson, mundialmente reconocido como uno de los mejores historiadores de la economía, pone de relieve los riesgos y amenazas de las utopías gratuitas que se proyectan sobre la sociedad digital. Considera que las redes sociales y su complicidad con la inteligencia artificial generarán por un lado una “anarquía” de nuevo cuño al tiempo que facilitarán sistemas de control totalitario, como los ya ensayados en China. Es una provocación dinámica y vibrante en la que el autor acaba por preguntarse si la complejidad de las redes, entre las que sobresalen las económicas, supone o no una amenaza para el orden jerárquico mundial del Estado-nación. “Por simplificar: ¿puede haber orden en un mundo en red? Como hemos visto, algunos creen que sí. A la luz de la experiencia histórica yo lo dudo mucho”.

Gardels y Berggruen, responsables máximos del instituto de investigación que lleva el nombre de este último, continúan en su nueva entrega analizando la realidad desde la premisa básica de su edificio intelectual: la de que no basta con tener buenas Constituciones para que la democracia funcione si no somos capaces de promover el buen gobierno. Su preocupación fundamental radica en el hecho de que las respuestas a las crisis y, sobre todo, la capacidad de devolución o retribución del poder a los gobernados parece a veces más eficaz en regímenes no democráticos o en autoritarismos benevolentes, como el de Singapur, cuyo modelo de fondo de inversión soberano proponen como ejemplo. Otros países plenamente democráticos, como Noruega, también lo han ensayado. Que la democracia puede verse amenazada por una mala gobernanza es algo que los españoles de hoy conocemos suficientemente, y las noticias que inundan las tertulias en los días en que escribo esta nota no ayudan a despejar las incógnitas.

La conclusión de ambas lecturas y otras parejas es que el orden internacional emanado de la II Guerra Mundial ha desaparecido y puede verse sustituido simplemente por el desorden, si no se hacen las reformas básicas en el sistema político, en la estructura social y en la propia condición del capitalismo, generador de riqueza, pero también de desigualdades abismales. Algunos, entre ellos Ferguson, comparan las consecuencias de la invención de Internet con las que en su día tuvo la aparición de la imprenta. Son ingenios indudablemente beneficiosos para la humanidad, pero al subvertir el orden establecido generan riesgos e incógnitas difíciles de manejar. Entre ellas, el colapso de las élites tradicionales sin que hayan podido ser sustituidas por otras. Un mundo sin maestros está condenado al desastre. Pasará tiempo todavía hasta que volvamos a reinventar algo parecido al orden que garantice seguridad y derechos en el marco de la democracia.

La plaza y la torre. Niall Ferguson. Debate, 2018. 656 páginas. 27,90 euros.

Renovating Democracy. Nathan Gardels and Nicolas Berggruen. University of California Press, 2019. 231 páginas. 28 euros.

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