Grotesco empoderamiento
No era difícil mejorar las dos películas que en 2000 y 2003 devolvieron la serie a la actualidad, pero el conjunto es otra vez penoso
Es una lástima que una serie que logró que muchas niñas de finales de los años setenta y principios de los ochenta se sintieran tan aguerridas como cualquier hombre haya acabado convertida en una tonta y aburrida franquicia. Ni una tonelada de palomitas podría paliar el estado de sopor que provoca esta nueva incursión en el célebre programa televisivo, criticado en su día por algunos sectores feministas, pero rescatado años después por un posfeminismo sensible al fondo de su mensaje: chicas trabajadoras, independientes y aventureras capaces de todo ayudándose las unas a las otras.
LOS ÁNGELES DE CHARLIE
Dirección: Elizabeth Banks
Intérpretes: Kristen Stewart, Naomi Scott, Ella Balinska, Elizabeth Banks
Género: Acción. EE UU, 2019.
Duración: 118 minutos.
No era difícil mejorar las dos películas que en 2000 y 2003 devolvieron la serie a la actualidad. Incluso en algún momento (sobre todo en su recta final) este nuevo intento casi lo logra. Pero el conjunto es otra vez penoso. El relevo a Drew Barrymore, Cameron Diaz y Lucy Li lo han tomado Kristen Stewart, Naomi Scott y Ella Balinska. Un trío insulso que no brilla ni con la galáctica Stewart a la cabeza ni con los chutes musicales, comandados por el tema de Ariana Grande, Miley Cyrus y Lana Del Rey para la banda sonora. Por desgracia, desde el principio estos nuevos ángeles se han parecido mucho más a un vacuo desfile de Victoria’s Secret que a la serie que le da su nombre.
En la era del Me Too Los Ángeles de Charlie no podían dejar de explotar el mensaje de empoderamiento que tanto gusta ahora en Hollywood pero que parece responder solo a cuestiones de caja. Es cierto que esta nueva película, dirigida por la actriz Elizabeth Banks, está escrita y pensada para satisfacer a la nueva ola feminista. El problema es que con un resultado tan malo eso da exactamente igual. Ningún personaje se salva de un esquematismo de videojuego, y aunque podría ser hasta divertido ver a tanto hombre tonto y malo junto, tampoco hacía falta semejante brocha gorda con el sexo opuesto. La simpleza de Hollywood con este asunto, el grotesco empoderamiento que pretende inyectarle a todo, solo conduce a la melancolía. Querida Farrah Fawcett: ¡Vuelve con nosotras, por favor!
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