_
_
_
_
TIPO DE LETRA
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Cuando la filosofía llega a las manos

Hace un siglo Martin Heidegger inició una carrera docente que lo llevó a lo más profundo de la teoría y a lo más bajo de la práctica, marcada por su compromiso nazi

Javier Rodríguez Marcos
Martin Heidegger, señalado con una x, en un acto de propaganda nazi en noviembre de 1933.
Martin Heidegger, señalado con una x, en un acto de propaganda nazi en noviembre de 1933.Ullstein Bild

El 26 de septiembre de 1969 Martin Heidegger cumplió 80 años y Radio Baviera retransmitió una intervención de Hannah Arendt en la que esta aludió al pasado nazi del homenajeado. Taurus acaba de incluirla en La pluralidad del mundo, una antología de textos de la pensadora. De esa intervención ya existía una versión incorporada a la correspondencia entre maestro y discípula, publicada por Herder, pero cobra ahora un interés especial: en ella Arendt da casi tanta importancia a los 80 años que celebraba el filósofo como a los 50 que habían pasado desde que, en 1919, iniciara su “vida pública” como profesor. De hecho, su exalumna y examante se pregunta si la sensación que causó Ser y tiempo en 1927 hubiera sido posible sin el éxito que precedía a su autor como “rebelde” ante una enseñanza de la filosofía que hasta entonces solo tenía un efecto: el aburrimiento. De ahí la importancia que Arendt otorga al papel renovador que jugaron en la universidad alemana Edmund Husserl y dos de sus seguidores: Karl Jaspers y el propio Heidegger.

El azar quiso que seis meses antes de que el segundo celebrase su cumpleaños en Friburgo el primero muriese en Basilea. Fue Jaspers, director de la tesis doctoral de Arendt, quien formuló a Heidegger una famosa pregunta en 1933: ¿Cómo podría gobernar Alemania alguien “tan poco preparado” como Hitler? También la respuesta es famosa: “La cultura no importa. Mira sus maravillosas manos”. No volvieron a verse. Solo al final de la Segunda Guerra Mundial retomaron una correspondencia sin desperdicio publicada por la editorial Síntesis. Por momentos parece una novela de ideas; por momentos, una novela de terror. Una de las primeras cosas que hace Jaspers en 1949 es decirle a su amigo que ha recomendado a la comisión desnazificadora que le permita publicar pero no dar clases. Poco a poco la admiración intelectual que, pese a todo, continúa profesando a su condiscípulo se transforma en “espanto” ante su tono de “profeta”, propio de alguien, dice, que “huye de la realidad”. Justo la ceguera que ya lo había llevado al nacionalsocialismo.

Uno de los mejores análisis del triángulo Heidegger/Arendt/Jaspers se lo debemos a Mark Lilla, que en Pensadores temerarios (Debate) recuerda que “la verdad de los teoremas de Euclides no se ve afectada por el modo en que el geómetra tratase a sus sirvientes”. Cosa bien distinta es, añade, la relación entre teoría filosófica y práctica política. Algo que produce un vértigo especial cuando se trata de uno de los pensadores más influyentes de los tiempos modernos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Javier Rodríguez Marcos
Es subdirector de Opinión. Fue jefe de sección de 'Babelia', suplemento cultural de EL PAÍS. Antes trabajó en 'ABC'. Licenciado en Filología, es autor de la crónica 'Un torpe en un terremoto' y premio Ojo Crítico de Poesía por el libro 'Frágil'. También comisarió para el Museo Reina Sofía la exposición 'Minimalismos: un signo de los tiempos'.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_