Amalia Pica, adalid de la teoría de conjuntos
La artista argentina indaga en la comunicación, la celebración y el silencio en el CAAC de Sevilla, en su primera exposición individual en España
"Gran parte de mi obra se sustenta en ese deseo infantil de ser entendido. Las piezas tienen una manera de hablar distinta de como yo hablo. Hay gente que llega y ve solo formas geométricas, cuando para mí se trata de la teoría de conjuntos. Siempre tengo un deseo mayor de comunicarme que no alcanzo a lograr y que tengo que resolver con la próxima obra, porque el hecho de que no me entiendan no es razón para que uno no hable". Amalia Pica (Neuquén, Argentina, 41 años) hizo esa confesión desde una pantalla en la inauguración junto a su instalación A∩B∩C (línea) en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC). La artista, que reside en Londres, habló por videoconferencia ya que un problema de salud le impidió viajar a Sevilla a inaugurar su primera exposición individual en España.
A través de 11 obras, nueve de ellas instalaciones, el público puede conocer la trayectoria de una artista que parte de las preguntas propias del arte conceptual, en torno al significado de las imágenes y su relación con el lenguaje, y les aporta color y un constante diálogo con el espectador. La muestra, titulada Amalia Pica y que podrá verse hasta el 15 de marzo, reúne esculturas, vídeos y una performance que se presentará en varias ocasiones —el CAAC la anuncia a través de su web www.caac.es— a partir de A∩B∩C (línea), una obra de 2013 que pertenece a la Fundación Serralves de Oporto y que está compuesta (en esta ocasión porque el número es variable) por 44 piezas geométricas de metacrilato de distintos colores.
"La artista indica que se coloquen de forma aleatoria, porque se trata de una instalación que está viva. La performance la ejecutarán cuatro personas que irán cogiendo formas y presentándolas ante el público creando distinta intersecciones", comentaba Rosana Gazdzinski, coordinadora de la muestra que ha comisariado el director del CAAC, Juan Antonio Álvarez Reyes, dentro de un programa dedicado a artistas latinoamericanas en que ya han participado Lotty Rosenfeld, Marta Minujín, Anna Bella Geiger o Yeni y Nan.
La constante utilización de la teoría de los diagramas del matemático John Venn es la forma en la que Amalia Pica se venga de la prohibición de la dictadura militar en Argentina (1976-1983), la llamada Junta, que eliminó de la escuela primaria la teoría de conjuntos de Venn porque "las agrupaciones de más de ocho personas estaban consideradas como una amenaza al Gobierno y las teorías de Venn podían proveer un modelo de pensamiento subversivo", ha explicado la artista, cuya obra forma parte de las colecciones del Guggenheim de Nueva York, la Tate Gallery de Londres, el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago o el Stedelijk Museum de Ámsterdam.
La exposición se divide en tres secciones: Teoría de conjuntos / Pasado traumático en Argentina, Celebración / Protesta y Escucha / Silencio y reúne obras realizadas entre 2008 y 2019. Diagramas de Venn (en foco), de 2011, es una de las obras que mejor ilustra e interactúa con esa teoría tan subversiva de las Matemáticas. Hay un trípode que proyecta un círculo de color en la pared, si una persona se acerca a la pieza se ilumina solo una luz, pero si son más se encienden dos focos y aparece una intersección con distintos textos.
"Algunas piezas exploran los mecanismos que usamos para celebrar y para protestar, cuando la euforia que se produce al marchar juntos tiene también algo de celebración", explicaba la artista por videoconferencia sobre la confluencia de dos de sus piezas en Celebración/Protesta.
Por un lado, Stabile (con confeti), 2012, en la que durante cinco días alumnos de Bellas Artes de Sevilla pegaron en un pasillo de 120 metros cuadrados 50.000 piezas de confeti: "Un aviso de que los visitantes han llegado tarde a la fiesta y se encuentran los papelitos pegados al suelo como metáfora de la necesidad que sentimos de aferrarnos al momento fugaz de la alegría", ha explicado Álvarez Reyes. Junto a esta pieza puede verse (In) audito (sala), de 2019, una instalación compuesta por 200 objetos cubiertos con vendajes de yeso para silenciarlos, con las que Amalia Pica hace referencia a las caceroladas en protesta por el corralito financiero que los argentinos sufrieron a finales de 2001.
La comunicación, uno de sus temas recurrentes, como puede verse en Escucha/Silencio con obras como la escultura de yeso Orejas extendidas (2017), en el que unas manos de mujer, que no son las de la artista, se juntan a modo de trompetilla. "Usar tu propio cuerpo en las obras es complicado al ser mujer porque siempre quieres quedar bien, nunca estás satisfecha y el trabajo no debería centrarse en esa relación; mientras que si se trata de modelos todos me parecen hermosos", aclaraba Pica, quien ha conseguido mantener las distancias con "algunas piezas más antiguas con las que tenía deudas pendientes, pero que vistas ahora ya no las miro como algo que no llegó a ser sino como lo que son realmente".
La artista, preocupada por transmitir un mensaje, hace un expreso homenaje al público en Escuchar a escondidas (2011), una instalación de 70 vasos de colores pegados a la pared a distintas alturas, tomadas de personas reales, para oír una conversación a escondidas. "Es la obra más literal de la muestra porque los objetos son herramientas comunicativas y el visitante es un oyente potencial", arguye Gazdzinski.
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