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Ávila: entre la mística y el funambulismo

La ciudad castellanoleonesa acoge un festival internacional de circo hasta este domingo

Actuación este jueves de la compañía Cirque entre nous en la plaza del Mercado Chico.
Actuación este jueves de la compañía Cirque entre nous en la plaza del Mercado Chico. Santi Burgos

Le suda la frente y le brillan los ojos con tal intensidad que si no fuera por la avidez de su atención, uno podría pensar que está ante una iluminada. Y no sería cosa rara: Santa Teresa, la mística más celebrada, debió de transitar múltiples veces por la misma plaza en la que ella ha dado su espectáculo. Pero lo que le ha ocurrido es que acaba de salvar la vida. El brazo no le ha fallado. En picado y boca abajo, la acróbata Héloïse Bourgeois se ha deslizado por un mástil chino hasta frenar su testa a escasos centímetros del suelo. “Es la urgencia por salvar la vida. Para mí es algo natural, como pedalear la bicicleta”, dice tras acabar la actuación y abriéndose paso entre los niños que acuden a abrazarla.

Bourgeois es una de las cinco integrantes de Cirque entre nous, una de las compañías con las que arrancó este jueves en Ávila la séptima edición del Festival Internacional de Circo de Castilla y León CIR&CO. El grupo ha recorrido 14 horas en automóvil desde Quemperlé, en el noreste francés, para exhibir en la plaza del Mercado Chico un espectáculo de acrobacias que combina circo, teatro y danza y cuyas arriesgadas piruetas han enmudecido por momentos al público. "El truco es ser como el humorista o el actor de terror, que sin desternillarse o morirse de miedo saben cómo generar la risa o infundir pánico. Nosotros sabemos que el público va a pensar que nos matamos, pero no vamos a morir", cuenta el argentino Matías Plaul, otro de los autores del espectáculo.

Otro momento de la actuación de la compañía de circo contemporáneo.
Otro momento de la actuación de la compañía de circo contemporáneo.S.B.

Los artistas del grupo creen que localizaciones como las del centro histórico de Ávila son ideales para la práctica de las diferentes disciplinas del circo contemporáneo. "Escenarios urbanos históricos como este, que además cuentan con una tradición de meditación tan arraigada, amplifican aún más el espectáculo. Permiten que la concentración sea total", continúa Plaul. La actuación del quinteto bullió entre los ritmos del pop melódico del Che m'importa del mondo de Rita Pavone y los temas rock de Johnny Hallyday, entre los que se entremezcló también alguno de los de la mítica pianista Nina Simone, cuyo ritmo al teclado parecían dictar las brazadas con las que los acróbatas alcanzaban el punto más alto del mástil sobre el que realizaban sus piruetas. La cápsula humorística que envolvía el número hacía que los espectadores se olvidaran de que todo podía cambiar en la centésima de segundo en la que se comete el error.

Del error y cómo confinarlo sabe mucho la funambulista Johanne Fumblet, que encabezó en el exterior de la muralla el número central de la jornada. La artista se alzó sobre una barra horizontal, ya con la noche totalmente sobre la ciudad, y realizó un espectáculo que combinaba inesperados y rápidos movimientos con prolongadas figuras fijas y que, junto a la larga blusa negra que vestía, dotaban a la plaza de Santa Teresa de alguna que otra estampa medieval. "Clap, clap, clap", negaba con la cabeza tras acabar el espectáculo, mientras daba chasquidos con los dedos. Era su forma de explicar lo que hacía cuando arriba, donde un fallo puede ser "letal", surge algún pensamiento que no sea sobre la barra que pisan los pies. 

La funambulista Johanne Fumblet, en su espectáculo frente a la muralla.
La funambulista Johanne Fumblet, en su espectáculo frente a la muralla.S.B.

La actuación de Fumblet este jueves fue seguida de una serie de espectáculos más intimistas, la mayoría celebrados en edificios históricos, con los que el festival, que concluye este domingo, busca abrirse a públicos más adultos. La organización del certamen le permite a Ávila hacerse un hueco como referente de una nueva disciplina artística, sumamente contemporánea, que añadiría al áurea de ciudad literaria que le concedieron sus místicos o a su fuerte vinculación con el cine. Películas como Campanadas a medianoche, el filme sobre la traición que Orson Welles consideró uno de sus mejores trabajos, o el bélico Orgullo y pasión, tuvieron la ciudad como uno de sus escenarios. 

La Junta de Castilla y León, organizadora del festival y que ha financiado el viaje para realizar este reportaje, encuadra su apuesta por Ávila para albergar el certamen dentro de su plan para relanzar sus tres ciudades Patrimonio de la Humanidad (además de Ávila, lo son Salamanca y Segovia). 

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