The Divine Comedy: nostalgia sintetizada en la oficina
El nuevo álbum del músico recibo una calificación de 8 sobre 10
Dice Neil Hannon que antes de ser fan de Scott Walker lo fue del pop sintetizado de los 70 y los 80. De The Human League, Depeche Mode, OMD, Soft Cell. De ahí que no debiese extrañar, su giro hacia una, por momentos, densa y oscura electrónica kraftwerkiana de máquinas parlantes (nunca hubieran imaginado que algo parecido a Psychological Evaluation o The Synthesiser Service Centre Super Summer Sale podría haberlo firmado el mismo tipo que firmó un clásico del pop galante y narrativo de la altura de A Woman of a Certain Age), y, en general, la exploración de ese, su otro yo disco.
Artista: The Divine Comedy
DIsco: Office Politics
Calificación: 8 sobre 10.
Capaz de sonar a un David Bowie que hubiese escuchado más de la cuenta a la Electric Light Orchestra (The Life And Soul of the Party es, dice, la canción que más le define del álbum, y quizá la que mejor capta el grado de lucidez con el que se maneja en un terreno que borda sin ser el suyo), Hannon se expande en este, su décimo segundo álbum, el primero doble, pero no se reinventa: no es esa su intención. Su intención es la de juguetear a embutirse un nuevo disfraz, a alejarse del exceso de encanto neoclásico y dramatúrgico alcanzado en su anterior producción, un Foreverland que rozaba lo kitsch en lo que a su propio (y cada vez más alejado de todo) sonido se refería.
Hay cortes en Office Politics que subliman el talento de Hannon para construir un relato musicalmente dickensiano, como Norman and Norma, o el crooner que camina por calles que no le pertenecen en I'm a Stranger Here, dos nuevas cimas de su carrera de portentoso armamundos con aspecto de canción. Y luego los hay que toman desvíos hacia lo extrañamente industrial (nunca ha sonado Hannon tan Trent Reznor como en Infernal Machines), y que hasta cierran historias que empezaron hace mucho, mucho tiempo: en Opportunity' Knox, el Billy Bird de su clásico Come Home Billy Bird (Absent Friends, 2004), está a punto de ser asesinado por un tipo que quiere su absurdo trabajo.
De lo que no está exento el álbum es de sentido del humor: un humor corrosivo (Queuejumper), salvajemente elegante (Absolutely Obsolete o la muy gangsteriana You'll Never Work In This Town Again), que explota lo ridículo del trabajo en oficinas. No en vano el disco se tiene a sí mismo por un disco conceptual (de ahí el título, y el delirio de, por ejemplo, Philip And Steve's Furniture Removal Company). En resumidas cuentas, el de Derry amplía de una forma sorprendentemente lúdica y, en cierto sentido, nostálgica, su siempre brillante paleta de registros, en un muy buen disco que sus fans más hardcore tendrán que aprender a encajar, cosa que no les resultará difícil si asumen que Hannon está jugando a ser Hannon otra manera.
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