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España y Cataluña: teatro y diplomacia en Praga

Ambas delegaciones se encuentran en la feria de escenografía de la capital checa en un clima de tensión por la instalación catalana, centrada en el 1-O

'Prospective actions', la obra que aborda el referendum del uno de octubre en Praga.
'Prospective actions', la obra que aborda el referendum del uno de octubre en Praga.Institut del Teatre
Raquel Vidales

La tensión por la instalación que presenta este año Cataluña en la Cuatrienal de Praga de Escenografía Teatral, que exhibe vídeos de las cargas policiales del 1-0, se ha dejado notar en la celebración de la feria. Después de que el jueves el ministro de Cultura, José Guirao, calificara la obra como una “tergiversación de la realidad democrática”, la delegación española y la catalana se toparon el viernes físicamente frente al pabellón español. De un lado, un grupo encabezado por el embajador en República Checa, Ángel Lossada, y la directora general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, Amaya de Miguel; en la otra parte, la directora del Institut del Teatre de Barcelona, Magda Puyo, y las comisarias Bibiana Puigdefàbregas y Marta Rafa. No hubo comentarios más allá de lo artístico. Fría cortesía. Diplomacia de supervivencia en medio de la mayor exposición internacional dedicada a las artes escénicas, con 79 países participantes en esta edición y unos 200.000 visitantes de todo el mundo en diez días, del 6 al 16 de junio.

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La delegación catalana acudió a la invitación de la española para conocer su pabellón, primer acto de una jornada institucional que incluía después un recorrido por el recinto y por la tarde la inauguración de una exposición de trabajos escenográficos en el Instituto Cervantes de Praga. Allí se encontraron todos con Alejandro Andújar, creador de la instalación, un gran cubo seccionado en múltiples listones de madera, evocando los antiguos bastidores teatrales -“desterrados ya por la tecnología actual”, según explicó Andújar-, con un pasillo en medio que permitía atravesarlo por dentro. Al hacerlo se podían escuchar voces y palabras en lenguas muertas (arameo, maya, asirio, griego) combinadas en una envolvente creación sonora diseñada por Luis Miguel Cobo.

La visita fue rápida y no hubo más contactos en todo el día. La delegación española emprendió su recorrido por el recinto sin detenerse en el pabellón catalán, pese a que se encuentra a cuatro pasos del suyo, con el argumento de que no había recibido invitación oficial. La instalación, financiada con fondos públicos locales del Institut del Teatre y el Ramon Llull, se titula Prospective Actions (Catalunya 2004-2018) y tiene el aspecto de un tablero juego. Los visitantes que se acercan son invitados a sentarse para participar en alguna de sus seis actividades interactivas, que básicamente consisten en ver vídeos y escuchar grabaciones documentales, reflexiones y testimonios relacionados con seis conflictos sociales vividos en Cataluña en los últimos años: la ocupación de la catedral de Barcelona por inmigrantes sin papeles en 2004, el cerco al Parlamento catalán en 2011, el desalojo del centro social Can Vies, el desalojo del llamado Banco Expropiado en 2017, el referéndum independentista del 1 de octubre de 2017 y las reacciones a la sentencia de La Manada en 2018.

El malestar de la delegación española viene por la actividad que hace referencia a la consulta independentista. En la recreación se muestran los vídeos de las cargas policiales que se vivieron ese día. Se reproducen en bucle mientras los visitantes escuchan por auriculares testimonios y comentarios, a la vez que reciben instrucciones para componer sobre su tablero de juego una especie de “mapa del referéndum”. La pieza termina con el discurso del rey Felipe VI cuatro días después, con su voz distorsionada por momentos, mientras por detrás se ve al pájaro Piolín, en alusión al famoso barco donde se alojaron los refuerzos policiales enviados a Barcelona aquellos días, una referencia que posiblemente no entenderán la mayoría de los visitantes que no sean españoles.

“La escenografía, como cualquier disciplina artística, no es solo una manifestación plástica sino también una manera de opinar sobre el contexto social y político de cada momento. Propusimos a cuatro creadores jóvenes [las escenógrafas Laura Clos y Xesca Salvà y los dramaturgos Marc Villanueva y Pau Masaló] que pensaran y dialogaran sobre ello con otros más veteranos [Max Glaenzel, Paco Azorín, Cube.bz, Anna Alcubierre, Eugenio Swarzwer y Sílvia Delagneau], y también sobre el papel de la escenografía y el arte en general en ese contexto. Y esto es lo que ha salido. No se ofrecen respuestas, más bien los visitantes se van con cuestiones y temas sobre los que pensar”, explicaron ayer las comisarias Puigdefàbregas y Rafa a los periodistas de Madrid y Barcelona desplazados a Praga, invitados por la delegación española.

Solo una vez España y Cataluña han participado de manera conjunta desde que se celebró la primera edición de la cuatrienal checa, en 1967, pues el certamen permite propuestas de países y de regiones. En realidad, hasta 2011 la única presencia española en este certamen era la del Institut del Teatre, que lleva acudiendo nueve ediciones desde 1987. En 2011 el Ministerio de Cultura, en colaboración con los organismos de promoción cultural internacional AC/E y AECID, decidieron sumarse y ambas partes colaboraron para presentar un pabellón único, pero Cataluña decidió no repetir esta fórmula en la edición de 2015 y optó por presentarse por su cuenta, cosa que ha vuelto a ocurrir este año.

Cataluña ha rechazado de nuevo la colaboración y en Madrid aseguran que conocieron los polémicos detalles del pabellón cuando lo presentaron a la prensa la semana pasada. Tampoco se sabía nada en la Embajada en República Checa, que ofreció una recepción el miércoles con motivo de la Cuatrienal a la que no fue invitada la delegación catalana “porque no había notificado oficialmente su presencia en Praga”, según explicaron los diplomáticos. Una larga historia de encuentros y desencuentros, en fin.

La delegación española visitó también el pabellón creado por alumnos y profesores de las escuelas superiores de arte dramático de Madrid, Córdoba, Galicia y Sevilla, que participan en la sección dedicada a estudiantes de la cuatrienal. Otro cubo, en este caso de metal, que simboliza las fronteras entre países ensanchándose y reduciéndose a conveniencia, con siluetas de inmigrantes subidas en lo alto como pájaros.

Otra parada especial fue para la instalación lumínica creada por Juan Gómez-Cornejo en el recinto dedicado a figuras reconocidas de distintos países, como lo es Gómez-Cornejo en España, el diseñador de iluminación más reclamado aquí. Su obra, inspirada en el trabajo que este creador desarrolló para varios espectáculos del fallecido director Tomaz Pandur, es como una caja de luz donde se suceden, en movimiento continuo, imágenes de esas producciones.

Las tres instalaciones presentadas por España han contado con un presupuesto de 220.000 euros. Cataluña, con un presupuesto de 110.000 euros, también está presente en la sección de estudiantes con una segunda propuesta de alto voltaje político que plantea cuestiones en torno a la libertad de expresión y este domingo sus comisarias participarán en un ciclo de conferencias con una conferencia titulada Cataluña. Arte y democracia.

¿Cómo exponer lo efímero?

A vista de pájaro, la Cuatrienal de Escenografía de Praga podría parecerse a cualquier otra exhibición de instalaciones artísticas. Hay todo tipo de formas, tamaños y temáticas en los distintos recintos que alojan la muestra, entre ellos el magnífico Palacio Industrial construido a finales del siglo XIX. Pero una vez dentro de alguno de ellos, es fácil darse cuenta de un detalle que hace especial esta cita: nada es estático, prácticamente todas las propuestas contienen sucesos o invitan al visitante a interactuar o sumergirse dentro de ellas. Al fin y al cabo, hablamos de teatro, un arte de acción.

“Pero ¿cómo exponer algo que en realidad es efímero, que sucede en un tiempo concreto y luego queda como un recuerdo?”, se preguntó el iluminador Juan Gómez-Cornejo cuando le propusieron crear una pieza que representara su trabajo. Nada hay más efímero e intangible que la luz. “Así que pensé en hacer algo con movimiento, que sucediera, que ofreciera la posibilidad de ver cómo la luz interviene en el mundo”, explica Gómez-Cornejo. Así germinó la caja de luz que ahora muestra en Praga. Un cubo de espejos iluminado por dentro y abierto por una cara para que el visitante pueda admirar las imágenes que se proyectan en su interior.

También el pabellón oficial de España, diseñado por Alejandro Andújar, invita a sumergirse dentro él. Es un cubo formado por listones de madera que puede atravesarse por un pasillo que lo divide diagonalmente. Al cruzarlo parece estar uno entrando en eso que uno intuye que hay detrás del escenario y que siempre es un misterio para el público, los bastidores que sujetan la ficción, el más allá del teatro. La instalación sonora que acompaña este paseo, diseñada por Luis Miguel Cobo, empuja aún más hacia ese lugar ignoto.

Muchos otros pabellones ofrecen experiencias cuasiteatrales. Uno de los más celebrados este año está siendo el presentado por Hungría, una gran caja circular colgante con agujeros en su base para asomar la cabeza por abajo. Al emerger dentro de la caja, el visitante se ve reflejado en multitud de espejos como si estuviera enterrado en arena hasta el cuello. Es imposible no sentirse entonces como la protagonista de los Días felices de Beckett.

Muy celebrada también está siendo la propuesta francesa, diseñada por el pujante dramaturgo, autor y director Philippe Quesne. Otro cubo, en esta ocasión acristalado, dentro del cual hay un piano que reproduce de forma automática una melodía decadente y varios bultos del tamaño de un niño con diferentes texturas (peludas, plásticas, acartonadas) se mueven sutilmente. Un universo tan inquietante como fascinante que abre sin remedio la espita de la imaginación.

Otras propuestas muy interesantes. Israel: un cementerio de obras de teatro, tumbas que contienen restos de escenografías de espectáculos recientes. Dinamarca: una urna acristalada en cuyo interior hay una mujer recostada (viva y real) que sortea una dosis de su sangre “virgen” entre los visitantes. Eslovaquia: un montículo con aberturas en su exterior en las que pueden admirarse, reproducidas en miniatura, salas de los museos más conocidos del mundo, entre ellas la que exhibe el Guernica de Picasso en el Reina Sofía de Madrid. Y así hasta 79 países.

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Sobre la firma

Raquel Vidales
Jefa de sección de Cultura de EL PAÍS. Redactora especializada en artes escénicas y crítica de teatro, empezó a trabajar en este periódico en 2007 y pasó por varias secciones del diario hasta incorporarse al área de Cultura. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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