Vuelve ‘La vida de Brian’, la herejía más divertida del cine
La comedia de los Monty Python se reestrena en su 40º aniversario
"Jesucristo: ansias de gloria". La idea les surgió a los Monty Python durante la promoción de Los caballeros de la mesa cuadrada, en Ámsterdam. Lo soltó Eric Idle en un pub, y el resto del mejor grupo cómico de la historia —seis comediantes que se conocieron estudiando en Oxford y Cambridge— compró la idea. Terry Gilliam recuerda en sus memorias (Gilliamismos) que pronto se dieron cuenta de que "Jesús era un tipo legal, buena gente, y no podíamos cachondearnos de él así como así. Esa fue la razón por la que al final decidimos crear a Brian, una especie de sosias de segunda fila de Cristo". Y así nació La vida de Brian.
El próximo noviembre se cumplen 40 años del estreno en el Reino Unido (en España no llegó a los cines hasta octubre de 1980) de una de las mejores comedias de todos los tiempos y, según los Monty Python, su mejor película: La vida de Brian. Para celebrarlo, este jueves se reestrenó en el Reino Unido y del martes al jueves de la semana que viene podrá verse en España. No fue un proyecto fácil. Por de pronto, cada uno de los cómicos estaba ya en proyectos generales y arrastraban un hartazgo como el que acaba con las bandas musicales. Sin embargo, como asegura Michael Palin en el libro Monty Python: la autobiografía por Monty Python, "el grupo podía ponerse en marcha con suma facilidad, a raíz de un chiste o de una idea que nos llamara la atención [...]. Se nos hizo bastante difícil encontrar el tono. Pero nos gustó la idea de que en Judea se viviera una época de auténtico fervor mesiánico".
Cada uno empezó por su cuenta a escribir sketches, se documentaron (Idle llegó a leerse los manuscritos del mar Muerto y varios comentarios a las Escrituras). De vez en cuando, a lo largo de 1976, quedaban y cruzaban páginas. Con un mandamiento claro: la película no podía ser blasfema, sino hereje. "El absurdo no tiene que ver con las enseñanzas", apunta John Cleese, "sino con lo que hicieron de ellas los que vinieron después. Siempre me ha sorprendido que la gente no lo pille". Terry Jones insiste: "No es blasfema porque interpreta los Evangelios y la historia que cuentan. Básicamente, la herejía se opone al dogma de la Iglesia, no a la fe". Idle creó dos canciones para el filme: Otto [que incluso rodaron, pero que se cayó en el montaje porque trababa la acción] y Always Look on the Bright Side, y en junio de 1977 ya tenían claro el título. Cleese y Graham Chapman se disputaron el personaje protagonista; el resto pensaba que Chapman era perfecto para Brian y que Cleese encarnaría mejor a varios personajes, como el centurión y, sobre todo, el excepcional Reg, el líder del Frente Popular de Judea. Chapman, alcohólico, dejó la bebida y, según sus compañeros, vivió los mejores momentos de su vida. "Graham poseía una integridad especial que lo hacía creíble y le confería una seriedad muy verosímil", recuerda Jones, "por mucho que a su alrededor reinara el desmadre más absoluto".
Tras las enormes discusiones entre Jones y Gilliam durante la codirección de Los caballeros..., en esta ocasión se decidió que la dirigiría el primero y que el segundo sería el diseñador del filme. Gilliam en sus memorias le echa en cara que su compañero lo filma todo como si fuera televisión. "Las pocas secuencias que yo dirigí [en las que actuaba Jones] me esforcé en darles una escala épica". Pero el resto apoyó a Jones por su cuidado por los actores y su mano para las secuencias cómicas.
El guion lo remataron en enero de 1978 durante dos semanas encerrados en una mansión en las Barbados. Tras pasar varias cribas religiosas y recibir el visto bueno de la discográfica EMI, que iba a pagar el fllme, a dos días de volar en septiembre a Túnez y con 50.000 libra gastadas, Bernie Delfont, presidente de la empresa, leyó el guion y canceló la película. Sin embargo, Eric Idle recordó que le había pasado el guion a su amigo George Harrison, un fan de los Python, le llamó y el ex-Beatle le dijo: "¿Sabes qué? Me gustaría verla. Yo pondré el dinero". Y así lo hizo: Harrison hipotecó su casa, montó la productora HandMade Films y puso en solitario los cuatro millones de libras del presupuesto. Como dice Idle: "Debió de ser la entrada de cine más cara de la historia".
La reacción de EMI convenció a los Python de que tenían que hacer la película. En el rodaje, Chapman, médico, abrió una consulta mientras no filmaban para ayudar a la gente, y el resto disfrutó de una filmación plácida. "Al echar la vista atrás", recuerda Gilliam, "no solo logramos hacer la película, sino que además el resultado es excelente. Es la que más me divirtió hacer, porque es nuestro filme con más improvisaciones". Resolvieron la conclusión, que no tenían clara, con la canción Always Look on the Bright Side. John Cleese cuenta: "Diría que es uno de los finales más logrados de la historia del cine cómico".
Tras un largo montaje, La vida de Brian se estrenó levantando una enorme polvareda y fue prohibida en países como Noruega, Irlanda o Italia. Gilliam apunta en sus memorias: "El hecho de que los católicos, los protestantes y los judíos marcharan juntos en nuestra contra fue la guinda del pastel. Hay que esforzarse mucho para que todos esos tipos se pongan de acuerdo". Hace unos días, en The Guardian, el mismo Gilliam apostillaba: "Han pasado 40 años y todo lo ocurrido entonces se repetiría hoy, lo que quiere decir que el mundo realmente no ha cambiado o incluso se ha vuelto más absurdo". Aunque, como dice la canción, "si la vida parece una bonita mierda, mira siempre el lado brillante de la vida".
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