_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Rafael, en el paisaje de Coria

Una de sus mayores aficiones era patearse las orillas del río Alagón, afluente hermano del Jarama

Carmen Monforte
Imagen de la Biblioteca Rafael Sánchez Ferlosio de Coria.
Imagen de la Biblioteca Rafael Sánchez Ferlosio de Coria.Pedro Gutiérrez

Rafael Sánchez Ferlosio siempre formó parte del paisaje de Coria; de su parte antigua; de la plaza de la catedral (“el mueble principal”, como la llamaba), donde sigue aún su casa con las iniciales R. S. en el picaporte (de otro Rafael Sánchez, antepasado incluso de su padre y también homólogo, Rafael Sánchez Mazas). Un día alguien le preguntó que quiénes habían sido sus mejores amigos y no dudó en contestar: sus compañeros corianos del colegio San José de Villafranca de los Barros, donde pasó el bachillerato, y la cuadrilla con la que cazaba en las dehesas.

Más información
Muere Rafael Sánchez Ferlosio, maestro singular de las letras españolas
Rafael Sánchez Ferlosio, una vida en imágenes

Desde que en los años 40 se afincara en Coria con su madre, Liliana, o la italiana, como le decían en el pueblo, y sus hermanos, tras heredar parte del antiguo patrimonio de los duques de Alba, Rafael formó parte de sus calles y sus campos. Allí pasaba largas temporadas, que se fueron achicando con la edad. Aún el verano pasado, con muchas dificultades para andar, acudió a su cita estival.

Siempre un tanto distante, pero cortés, los corianos (según él, eso de caurienses era un invento de algún alcalde cursi) se habían acostumbrado, con admiración también distante, a verle deambular con su extravagante desaliño. Una de sus mayores aficiones, que practicó mientras se lo permitieron sus piernas, fue la de patear las orillas del río Alagón, afluente hermano del Jarama (¡ay, su amor por los ríos!). Ferlosio siempre negó la leyenda de que el cauce del Alagón, a su paso por Coria, se había desviado como consecuencia del terremoto de Lisboa de 1755, que sí hundió la cúpula de la catedral y dejó su marca en dos grandes grietas. Se trató, en su opinión, de una desviación lenta y progresiva por la sedimentación de la arena en las pilastras del puente de piedra.

Nunca quiso homenajes ni bautizar nada con su nombre, “eso para luego”, venía a decir. Y así se respetó hasta que sus mejores amigos (Jesús Domínguez, Milagros Cortés o Pedro y Miguel Gutiérrez) le convencieron, no se sabe cómo, de que la nueva biblioteca municipal, construida en la antigua alhóndiga, llevara su nombre.

En cierta ocasión, alguien le llamó para preguntarle si no tendría inconveniente en recibir un premio, y él le contestó: “Hombre, yo soberbio no soy, pero humilde tampoco”. Por su fama de huraño y poco dado a la gloria se podría creer que hoy no habría soportado tanta necrológica laudatoria. Pero como ya es luego y él humilde tampoco era, ahí va mi homenaje y el de la gente de Coria, ese que nunca quiso en vida.

Tu memoria, Rafael, seguirá deambulando por las calles vacías de la ciudad antigua y las riberas del Alagón.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Carmen Monforte
Es redactora de Energía de Cinco Días, donde ocupó también los cargos de jefa de Especiales y Empresas. Previamente, trabajó como redactora de temas económicos en la delegación de El Periódico de Cataluña en Madrid, el Grupo Nuevo Lunes y la revista Mercado.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_