Las confesiones electrónicas de Miss Caffeina

Miss Caffeina ha elegido quedarse en la electrónica en su último disco, Oh Long Johnson. El grupo ya se había apoyado en los sintentizadores en su anterior trabajo, Detroit, pero ahora se tiran de cabeza y se olvidan de las guitarras rockeras que caracterizaron sus inicios. “Estamos muy a gusto en la libertad de este sonido”, apunta Antonio Poza, bajista. Junto a Alberto Jiménez, voz, y Sergio Sastre, guitarra -a la entrevista falta Álvaro Navarro, guitarra- presentan este trabajo como un reflejo de su carácter, más maduro, y con algunas confesiones personales por medio: “Aunque nos tomemos las cosas en serio, nosotros mismos no nos tomamos en serio”.

Antes de arrancar con este trabajo Miss Caffeina venía de lograr vivir de la música. Dejaron sus respectivos trabajos y se dedicaron a los conciertos, erigiéndose como una de las bandas indispensables de todo buen festival. “Nos han dado exposición, porque hay más público, y también el pensar en un 'show' más a lo grande. También creérnoslo un poquito”, apunta Poza sobre estos eventos. 

En Detroit, el disco anterior, las guitarras del grupo tenían todavía mucha presencia, pero en este nuevo trabajo se diluyen. No tenían claro qué querían hacer antes de empezar, pero sí contaban con algunas premisas: seguir por el camino de la electrónica, con menos elementos, más ritmo y la voz de Jiménez más cercana. Algunos temas hubo que desnudarlos en el estudio; otros, que arrancarlos más de una vez. El cantante reconoce que se sorprendieron a ellos mismos porque “cuando te metes en el estudio a deconstruir una canción no sabes lo que va a pasar”, pero han logrado lo que buscaban. “Es un disco variado y es interesante porque lo que queda claro es que somos culos inquietos”. A lo que Sastre apunta: “Nos aburrimos de nosotros mismos bastantes veces”

Han formulado un equilibrio entre la crítica y el baile gracias a la ironía de sus letras. Reparten golpes metafóricos entre los quienes no dejan de dar su opinión sin que se la hayan pedido. “Yo creo que te iría mejor si' es una de las frases que más escuchamos”, coinciden en señalar. También entre los que no levantan la cara del móvil, de ahí el nombre del álbum, que se corresponde con un vídeo viral. A todos ellos les han hablado en lo que llaman “canciones pullita”, una manera de “soltar algunas piedras o mandar a la mierda algo a través de una canción” y “sentir una liberación”.

Han echado también la vista atrás, en Reina, por ejemplo, para aceptar aceptar algunas cargas y aprender de ellas. “Es una canción de reconciliación con el pasado, con la cosas que te pasan y que influyen en la manera que eres como adulto. Te tiras muchos años quejándote de que eres así porque te pasó esto en la infancia o en la adolescencia, pero no haces nada proactivo por cambiarlo”, explica el vocalista. Se resiste a decir que el tema habla del bullying porque quiere que cada oyente lo interprete con libertad, pero lo escribió pensando en el acoso.  

-Siempre había una niña gordita, un chico con gafas, o uno gay- apunta Jiménez.

-O un pelirrojo- apoya Poza tocándose el pelo.

Ahora se han reconciliado con "pasados que no fueron mejores" y quieren “mandar a la mierda” lo que les molesta, pero sin dejar de bailar. “Con mucha ironía”, señala Jiménez. “Ese contraste habla mucho de nosotros, de nuestra manera de ver las cosas”, considera Sastre.

Arrancan gira en seguida, empezando el 28 de marzo en Bilbao, para seguir con Santiago de Compostela, Oviedo, Vitoria, Sevilla, León, Santander, Madrid y Barcelona. Y los primeros festivales ya están confirmados: Benicassim, FIV Villalba, Warm Up Festival Murcia, En Órbita Fest Granada y otros. Antes de que el disco viese la luz calentaron en México, donde han dado algunos conciertos. “La acogida ha sido increíble desde el aeropuerto, que vino gente a recibirnos”, cuenta Jiménez. Era su primera vez en el país y las buenas sensaciones les han llevado a plantearse volver. "Estamos pensando en un concierto grande en D.F.".