La presidenta del jurado de la Berlinale, Juliette Binoche: “Harvey Weinstein ya ha tenido bastante”
La 69ª edición del festival alemán arranca con un melodrama mediocre, 'La bondad de los extraños', dirigido sin pulso por Lone Scherfig
La sorpresa no estaba en la película de inauguración, La bondad de los extraños, de la danesa Lone Scherfig, sino en las palabras de la presidenta del jurado, la actriz francesa Juliette Binoche. Es la última edición que dirige Dieter Kosslick y ha decidido convertir su Berlinale final en la de la paridad, la diversidad y la inclusión. De ahí que sorprendieran las palabras de la francesa en la rueda de prensa de presentación del jurado.
Binoche habló de Harvey Weinstein, el productor con el que trabajó en El paciente inglés (por la que la actriz ganó el Oscar) y Chocolat, y que se encuentra en pleno proceso judicial acusado de varias violaciones y acosos sexuales en Nueva York, y está siendo investigado por otros casos en Los Ángeles y Londres. "Ya ha tenido suficiente fustigamiento público. Dejemos que la justicia haga su trabajo", explicó. "Yo nunca tuve problemas con él, pero sí podía ver que él los tenía". La francesa recordó: "Como productor, la mayor parte del tiempo fue maravilloso. Al menos así lo pienso yo. No debemos olvidar esto, incluso aunque sea difícil para algunos directores, actores y especialmente actrices": Y prosiguió: "Intento ponerme en su piel y creo que ya ha tenido bastante. Un montón de gente ya ha hablado, ahora dejemos que la justicia haga su trabajo". Finalmente, deseó a Harvey Weinstein que encontrara "paz en su interior". Junto a Binoche estaban sentados sus compañeros de deliberaciones: el cineasta chileno Sebastián Lelio, la actriz alemana Sandra Hüller (Toni Erdmann), la cineasta británica Trudie Styler, el crítico de Los Angeles Times Justin Chang y el comisario jefe de cine del MoMA Rajendra Roy.
En esa misma rueda de prensa, Binoche recordó que en una de las conversaciones que ha tenido con el director de la Berlinale, Kosslick le mostró su felicidad porque de las 17 películas a concurso en la competición, siete estuvieran dirigidas por mujeres: "Me dijo que las había elegido por su calidad y no por el género de su responsable. Me parece un gran paso adelante".
El miércoles, el certamen hizo público el informe de evaluación de género de las películas proyectadas desde hoy en esta Berlinale. Es el primer festival de serie A que publicita estos datos, pedidos por las cineastas en la Carta por la Paridad y la Diversidad en el Cine durante el pasado certamen de Cannes. De los 400 filmes que se proyectan, 265 han sido analizados a través de una encuesta centrada en el género de sus creadores. Se quedan fuera las retrospectivas y los homenajes, las series y proyecciones de programas especiales, para centrarse en producciones actuales. De esos 265, 254 rellenaron el casillero en el apartado de dirección y 227 en todos los apartados examinados (dirección, producción, fotografía, guion y montaje). La Berlinale insiste en que no es una encuesta científica, ya que se basa en definiciones voluntarias, aunque sí sirve para aclarar tendencias. De los 265, el 37% ha contado con directoras y el 55,1% por directores o equipos predominantemente masculinos. Hay 11 películas sin información, una en la que no se aclara quién la ha realizado y nueve con equipos paritarios. Y apuntan que de los 7.861 filmes recibidos, el 32,9% estaban encabezados por directoras.
Una de ellas, la danesa Lone Scherfig, ha tenido el honor de iniciar las proyecciones de la 69ª Berlinale. Scherfig, que vive en su país natal, no ha rodado en cambio en su país desde 2007. Ya aclaraba en la promoción de su anterior filme, Su mejor historia (2016), que le encantan los actores británicos. Conocida por el dogma Italiano para principiantes (2000), logró su mejor trabajo con An Education (2009). En esta ocasión, La bondad de los extraños, su devenir por las vidas cruzadas de varios personajes que rozan la pobreza, o que viven en ella o que trabajan en relación con ella, en Nueva York, y que entrelazan sus pasos en un restaurante ruso en mitad de Manhattan, no va más allá de un telefilme más iluminado, con un muy buen reparto —eso sí—, que rezuma clichés y humanismo maltraído por todos sus poros fílmicos. Una extraña elección como arranque.
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