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Las alegres comadres de Aravaca

La biografía de Vainica Doble escrita por El Zurdo, singular compositor de la movida, vuelve a la vida con el añadido de los testimonios de músicos jóvenes, fans del dúo

Fotografía para el disco 'Taquicardia'.
Fotografía para el disco 'Taquicardia'. MARIO PACHECO
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Hace más de 35 años, Fernando Márquez, El Zurdo, componente de Kaka de Luxe, La Mode o Paraíso, recibió el encargo de componer un libro sobre Vainica Doble para la colección Los Juglares, de Ediciones Júcar. El volumen incluía opiniones de quienes conocían al dúo, como Luis Eduardo Aute, Jaime Chávarri, Jaime de Armiñán o José Manuel Caballero Bonald, las críticas del propio Márquez de los discos de Vainica, la crónica de la primera actuación con público, firmada por Juby Bustamante, y una larga entrevista dispuesta en tres conversaciones con las protagonistas. La publicación se retrasó hasta 1983 e incluía las letras del dúo.

Walden Libros y La Fonoteca acaban de reeditar el volumen con alguna modificación: no incluye las letras —de la publicación del Cancionero completo de Vainica Doble se encargó Morsa ediciones en 2016—, pero sí comentarios de El Zurdo sobre los discos posteriores, nuevas voces que opinan sobre el grupo —Lorena Álvarez, Teresa Iturrioz o César Sánchez— y nueva portada, con diseño de Elisa Peña, así como material gráfico añadido. Esta reedición coincide con la de Taquicardia (Nuevos Medios, 1984), que publica remasterizado ahora Larvin, un nuevo sello dedicado al rescate, entre otros, de discos en formato vinilo de grupos españoles como Pata Negra, La Mode, Najwajean o Dover.

De ese disco, en cuya grabación participó El Zurdo, escribe en el libro que las Vainica “transgreden todas las normas pop en un trabajo musicalmente inactual [de los guiños rockeros de otros discos aquí se pasa a un apoyo cuasi conventual basado en música clásica y jazz]”. Puede que en esa inactualidad esté el secreto de su atemporalidad y de que siga sonando tremendamente novedoso, fresco y moderno.

Portada de la reedición del libro sobre Vainica Doble.
Portada de la reedición del libro sobre Vainica Doble.

En casa de Zulueta

Vainica Doble eran veneradas por los jóvenes de la movida, también por los hijos de sus amigos y lo son ahora por esos niños ya mayores que hacen música. Las alegres comadres de Aravaca fue uno de los nombres que barajaron para su dúo en casa del cineasta Iván Zulueta, autor de la portada de Contracorriente (1976). Para entonces, Gloria van Aerssen (Dos Hermanas, 1932-Cercedilla, 2015) y Carmen Santonja (Madrid, 1934-2000) llevaban años siendo la atracción de una cierta bohemia viñetista madrileña, con Mingote a la cabeza. Van Aerssen y Santonja se habían conocido en una cancha de baloncesto en la Ciudad Universitaria de Madrid. Van Aerssen estudiaba Bellas Artes y Santonja, en el conservatorio de música. La primera también bailaba y de esa experiencia como profesional con la compañía de Pilar López supo pronto que detestaba el escenario. Santonja, además de un talento musical que había despuntado pronto, pintaba y había hecho teatro en el Teatro Español Universitario. Ahí conoció a la actriz Chus Lampreave, y de ahí surgió una discreta carrera de breves apariciones en cine y televisión. Cuando sacaron su primer disco, en 1970, estaban a punto de cumplir 40 años.

A lo largo de las tres conversaciones que conforman el libro, Van Aerssen y Santonja responden a las preguntas de Márquez sobre sus comienzos, influencias y canciones. Las respuestas dejan entrever los caracteres de ambas, diferenciados y, al mismo tiempo, la naturalidad con la que cualquiera de ellas tomaba la palabra para hablar del dúo. Hablan de sus errores y de sus aciertos, o más bien de sus virtudes, de lo bien que se lo pasaban componiendo y de lo que sufrían con algunos peajes de la industria, como los conciertos o la promoción, que apenas hicieron. Hablan de las malas experiencias, del largo silencio como grupo, de sus años por separado, de sus otros trabajos (la artesanía, la pintura), de su tarea como compositoras de canciones para otros (Lo eres todo, para Luz Casal, fue seguramente la que más éxito tuvo), juntas o en solitario, y de los proyectos que no salieron como esperaban, como la banda sonora de Furtivos, de José Luis Borau.

El resultado es de una sinceridad desarmante, donde la pose brilla por su ausencia. El libro es más que un regalo para fans entregados al dúo más singular de la música española, autor de canciones de una extraña y sorprendente belleza, y cuya influencia se extiende sin estridencias hasta hoy. Permite acercarse al complicado trabajo de composición de canciones, es un retrato de la industria musical y el relato de las vidas de dos mujeres cuya inteligencia, talento y humor, como decía Jaime de Armiñán, son un lujo que tal vez no merecemos.

Lo culto y lo popular; lo plástico y lo musical

La periodista Esther Peñas recuerda en el prólogo del libro que uno de los adjetivos que se asocia con Vainica Doble es el de ingenuas. Lo eran, pero no en el sentido más frecuente, sino en el etimológico: nacido libre, cerca del origen, según Peñas. Sus canciones unían lo popular y lo culto, buscaban las palabras que mejor encajaban en melodías que bebían de la música más moderna y de la más culta. El grupo Yes y el canto gregoriano, el pop y el flamenco, aparecen mezclados en sus temas. Su Mariluz fue creada como su Dear Prudence (The Beatles) particular, le dijeron a Márquez. Y unían dos mundos: el plástico y el musical, tal vez de ahí surge la fuerza de las imágenes de sus letras.

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