El MNAC incorpora tres obras de juventud de Picasso
El museo incluye al pintor malagueño como elemento clave de la modernidad catalana
La ciudad de Barcelona cuenta con importantes museos monográficos dedicados a artistas de la importancia de Pablo Picasso, Joan Miró, Antoni Tàpies y, a cien kilómetros, en Figueres, Salvador Dalí. Pero estos mismos artistas no están bien representados en el resto de museos de la ciudad como el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) y el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), algo que el segundo de ellos intenta corregir. Este lunes presentó la incorporación de tres obras de Picasso al comienzo del recorrido del arte moderno, que arranca con el Modernismo y el Noucentismo; un ecosistema (del que se exhiben 1.200 obras de 260 artistas) del que Picasso formó parte hasta que se instaló en París en 1904. Las tres obras son una cesión (en principio de un año) del Museo Picasso de Barcelona y muestran, según los responsables del MNAC, con su director Pepe Serra a la cabeza, cómo el malagueño en su búsqueda de un lenguaje propio, se inspiró y copió a artistas como Arcadi Mas i Fondevila, como es evidente al ver juntas un estudio mitológico de Mas de 1878, junto a la copia que hizo Picasso durante su etapa como estudiante de la Llotja entre 1895 y 1896. De Picasso también es una Academia en la que aparece un hombre desnudo, uno de los ejercicios que todo aprendiz de artista debía superar, en la que es apreciable la destreza para captar la anatomía.
Estas dos obras de Picasso, que pintó con 14 y 15 años respectivamente, se exponen junto a una obra de Antoni Caba, director de la Llotja y profesor del genio. “Es ese momento Mas es un artista consagrado y Picasso un estudiante de Bellas Artes que se está forjando como artista; un momento en el que no solo se inspiró en el arte románico sino en artistas como Santiago Rusiñol y Ramon Casas”, siguió Eduard Vallès, conservador de arte moderno del MNAC, que no descarta seguir incorporando obras de Picasso a la colección.
La tercera pintura del joven malagueño es un autorretrato del artista, que desde ahora se expone en la sala donde es posible ver el rostro de muchos de los artistas que hicieron posibles las obras que se exponen en el MNAC a continuación; entre ellos Ramon Casas, Marià Fortuny, Juli González y Sorolla. “El objetivo es mostrar a Picasso, antes del mito y las vanguardias y contextualizar sus inicios eclécticos y ofrecer un relato sobre el nacimiento de la modernidad y el papel que juegan en ella artistas como Picasso”, explicó Serra.
Posguerra y segunda vanguardia
El MNAC también inauguró dos nuevas salas, al final del recorrido de la colección de arte moderno, en la que se expone “una selección de obras que se han incorporado recientemente destinadas a conformar la colección del periodo de la posguerra y segunda vanguardia, entre 1940 y 1980”, explicó Serra, que resaltó que “a la espera de la futura ampliación del museo, permite abordar la diversidad y la riqueza del arte catalán de ese periodo”. La exposición, Una vanguardia posible, recorre, a base de piezas muy escogidas, la precariedad del arte de los años cuarenta, la figuración moderada, la magia alrededor de Dau al Set y el informalismo. Entre los autores representados: Antoni Clavé, Modest Cuixart, Maria Girona, Albert Ràfols Casamada, Otho Lloyd, Francesc Català-Roca, Josep Guinovart, José Fin, Hernández Pijoan, Josep Guinovart, Joan Miró, Joan Ponç y Antoni Tàpies, entre otros, fruto de las propias obras del MNAC, donaciones, depósitos o acuerdos con otros museos e instituciones de la ciudad, como la Fundación Tàpies, la Fundación Rogent o la Fundación Palau. Habrá más sorpresas. Según Àlex Mitrani, responsable de esta primera presentación del periodo en el MNAC, “pronto se dará a conocer una cesión temporal de la Fundación Miró, puede ser una obra enorme”, explicó el especialista.
Las chekas de Pedro G. Romero
El artista Pedro G. Romero ha instalado, hasta el 28 de abril, en el MNAC su proyecto Habitación en torno a las llamadas Chekas psicotécnicas de Alphonse Laurencic, centros de detención que funcionaron entre 1937 y 1939, para el Servicio de Información Militar del Ejército republicano español en espacios sagrados como templos y conventos incautados a la Iglesia católica, como los de las calles Vallmajor y Zaragoza de Barcelona y en el convento de Santa Ursula, de Valencia.
La instalación presentada en el museo (después de las salas dedicadas a la Guerra Civil) forma parte del Archivo F. X., un proyecto en el que Romero trabaja desde 1999 y que aborda la iconoclastia, la profanación y blasfema en relación a las prácticas radicales del arte y estética moderna y contemporánea. Con anterioridad esta instalación ya se había visto en el Centro de Arte Dos de Mayo de la Comunidad de Madrid y en el Centro Cultural La Nau, de Valencia.
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