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Explorando el abatimiento del Brexit

The Good, The Bad And The Queen, el grupo de Damon Albarn y Paul Simonon, publica nuevo disco en el que se reflexiona sobre la incertidumbre en Reino Unido

Desde la izquierda, Tony Allen, Damon Albarn, Simon Tong y Paul Simonon, en una imagen promocional.
Desde la izquierda, Tony Allen, Damon Albarn, Simon Tong y Paul Simonon, en una imagen promocional.Pennie Smith

Cuando se le pregunta cómo describiría la música que suena en Merrie Land, Damon Albarn no duda: ”Folk inglés contemporáneo”. “Con influencias musicales tomadas de los últimos 50 años”, añade Paul Simonon, que antaño fue bajista en The Clash (suya es la figura protagonista en la cubierta del clásico London Calling, que en 2019 cumplirá 40 años) y que actualmente forma parte de The Good, The Bad and The Queen junto a Albarn, Simon Tong (ex del grupo The Verve) y el percusionista nigeriano Tony Allen.

Simonon y Albarn están juntos en una oficina de Londres y hablan, desde un teléfono en modo manos libres, acerca de la nueva obra de la banda, que sólo ha producido dos elepés en una década. “Ambos fueron compuestos y grabados sin una intención concreta pero han terminado convirtiéndose en documentos del momento histórico en el que han sido hechos”, expone Albarn. Si The Good The Bad and The Queen (2007) capturaba el zeitgeist de una Inglaterra aún ensombrecida por la guerra de Irak y a punto de sumergirse en la recesión económica, Merrie Land está inevitablemente influenciado por el Brexit. Una obra que mira al pasado con nostalgia y al futuro con incertidumbre, mientras explora las emociones generadas por los principales acontecimientos políticos y sociales vividos en el Reino Unido. Pero a pesar de las referencias locales, varios de los temas que el álbum plantea –el concepto de patria, la polarización de un país, el extrañamiento ante el creciente poder de la mentira- son extrapolables a otros lugares.

El abatimiento es sin duda la emoción más reconocible en este disco. Su antecesor ya carecía de la predisposición al pop de Blur y Gorillaz, los proyectos más conocidos de Albarn. ”No somos un viejo grupo de rock and roll –aclara Simonon-. Hay un par de singles pero las canciones poseen un tipo de estructura que las coloca lejos del pop. Personalmente, prefiero explorar, intuir cuál es el mejor camino a tomar a continuación, interactuar con el resto de componentes de la banda y alejarnos de los moldes clásicos”. Folk inglés contemporáneo, sí, pero Albarn reacciona rápidamente cuando se menciona la posible influencia aquí de Kurt Weill, el músico que unió cabaret y teatro en la Alemania de finales la década de 1920, en los albores del nazismo. “Hay algo de homenaje a Weill en este disco –concede Albarn-. Antes de Merrie Land empezamos a grabar un álbum que no llegamos a terminar. La única canción que sobrevivió a ese proyecto fue The Last Man To Leave. Definitivamente, es una de las más teatrales del disco, la que más le debe a Weill”.

Intrínsecamente relacionado con el britpop, corriente que a mediados de los noventa reinstauró las señas de identidad nacionales en la música inglesa para contrarrestar la influencia americana del grunge, Albarn evitó entonces caer en aquella trampa fácil. Ahora presenta su reflexión de lo que significa ser británico en una Inglaterra que ha empezado a separarse de Europa. “Este disco es una celebración del país en el que crecí. Y también es un muestrario de diversas maneras de sentirse inglés y un reflejo del sentimiento que recorre ahora mismo mi país, un lugar que avanza hacia la exclusión convencido que así reforzará su identidad”.

Parte de la melancolía que recorre Merrie Land proviene de la decepción ante el efecto que ciertos mensajes han ido sembrando entre sus compatriotas. “Ya sabemos lo que ocurre cuando la política entra en escena intentando sacarle partido a determinados sentimientos comunitarios. Es entonces cuando aparece el populismo y tenemos un serio problema. Esto ya ocurría antes de que existieran las redes sociales, pero es evidente que estas se han convertido en la perfecta compañera de cama porque ayudan a que la gente se convenza de algo con mucha rapidez”.

El disco empezó a gestarse en Blackpool, una población inglesa en la que Albarn jamás había estado, y fue construyéndose a partir de una serie de epifanías que tuvieron lugar en diversos puntos de Inglaterra. “He viajado por todo el mundo –dice Albarn-, pero había lugares de mi país que no conocía. El referéndum sobre el Brexit me hizo ver que debía revisar mi mirada acerca del lugar de dónde procedo y contraponerla a la de una parte de mis paisanos. Es muy alarmante despertar un día y descubrir que la mitad de tus compatriotas piensa de una manera muy distinta a ti”. “Se puede decir –añade Simonon- que este álbum es un viaje que emprendimos para descubrir quiénes somos”.

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