Sordidez adolescente
La recepción en Estados Unidos ha sido nefasta; las críticas, terribles, y durante el rodaje el guion debió ser reescrito. Y, sin embargo, la primera media hora es estupenda
La recepción en Estados Unidos ha sido nefasta; las críticas, casi de forma unánime, terribles; y se cuenta que durante la fase de producción el guion debió ser reescrito y, ya en la de posproducción, el montaje final alteró parte del desarrollo y por el camino desaparecieron tramas y personajes. Y, sin embargo, la primera media hora de Slender man, película de terror juvenil dirigida por el francés afincado en EE UU Sylvain White, es estupenda.
SLENDER MAN
Dirección: Sylvain White.
Intérpretes: Julia Goldani Telles, Joey King, Christian Slater, Annalise Basso.
Género: terror. EE UU, 2018.
Duración: 92 minutos.
¿Solo la primera media hora? No solo. Su espíritu de crueldad y su siniestra visión de la adolescencia permanecen a lo largo de todo el relato como un mazazo de perversa malignidad. Eso sí, no es una película de sustos al uso, la banda sonora es casi de vanguardia y el retrato de personajes, lúgubre. ¿Será por todo ello, razones que tienen más que ver con su falta de comercialidad que con su calidad intrínseca, por lo que ha sido rechazada? No solo. También es cierto que a partir de la mitad de la historia hay tramas incomprensibles, personajes que salen sin explicación alguna, y que el desenlace es anticlimático. Aparte de la nula capacidad para el escalofrío de la presencia de la criatura del terror, una especie de versión moderna del hombre del saco: un monstruo sin rostro, nacido en foros de Internet en el año 2009, al que interpreta el español Javier Botet con su privilegiado cuerpo para este tipo de cine.
Slender man presenta un panorama chungo para las chicas protagonistas, en un pueblo de mierda, con chicos claramente inferiores en mente y actitud, y padres invisibles o borrachos en el sofá, con rastro de botellas de cerveza por toda la casa. Un universo presto para el atrevimiento y para los miedos, para el contagio adolescente del mal, para los paralelismos con los desgraciadamente habituales secuestros y desapariciones contemporáneas. Y, desde el inicio, con diálogos creíbles y ambiente sórdido.
Sin embargo, con evidentes ecos de la japonesa The Ring y su vídeo maldito, las virtudes no acaban de durar. Tras la desaparición de la primera de las cuatro chicas de la pandilla, la historia se va derrumbando por reiteración y confusión, pese al buen gusto de White para el empaque formal. Y ya únicamente queda la perversidad. ¿Suficiente? Quizá.
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