Un Jesús cantante, con chispa y cierta autocrítica
‘33 El musical’, una historia sobre la vida de Cristo, se estrenará en un espacio escénico construido para la ocasión en Ifema
“Han pasado 2.000 años desde la llegada del mayor influencer de la historia” y, aunque su vida y su obra han sido objeto de millones de interpretaciones, Jesús de Nazaret es el protagonista de 33 El musical, “una producción con la que España alcanzará el mismo nivel que los grandes espectáculos de Broadway o del West End”, aseguró el martes Nacho Alonso, coproductor de la obra junto a Felipe García-Quirós. Se estrenará el 22 de noviembre en Madrid, en una gran carpa con capacidad para 1.118 espectadores que se está levantando en Ifema, el recinto feria de Madrid, y en la que se ofrecerán más de 200 representaciones.
La idea, el libreto, la música y la dirección artística son de Toño Casado, un sacerdote salmantino con seis discos publicados. Compuso la obra hace 13 años, cuando él tenía 33, “con el piano en una mano y los evangelios en la otra”, precisó en la gran carpa durante la presentación de todo el equipo. Christian Escuredo, cantante y actor gallego, encarnará a Jesús y está encantado con su nuevo papel, que le ha permitido “cambiar de bando”. “Hace unos meses interpreté a una drag queen en el musical Priscilla, reina del desierto y después a un futbolista amigo de los narcotraficantes en la serie de televisión Fariña; así que estoy encantado con el cambio de registro”, afirmó el intérprete nacido en El Barco de Valdeorras (Orense) hace 34 años y curtido en varios musicales. “Cuando me llamaron para el papel acepté inmediatamente porque soy bastante atrevido, pero después me entró el pánico”, confesó Escuredo. “Estamos creando un Jesús muy cercano, muy humano; pero no es una obra religiosa. Tengo que encarnar a un personaje histórico; así que he intentado conocerlo más, acercarme a su entorno. Hace dos meses viajé a Jerusalén y me entrevisté con historiadores, arqueólogos, teólogos. Junto a un fotógrafo y un guía palestino, recorrimos los lugares santos en los que transcurrió la vida de Jesús”, reveló el actor, quien también ha pasado bastantes horas en el Museo del Prado para construir su personaje. “Ahora mismo tengo un batiburrillo considerable de todo lo que he visto y leído sobre Jesús. Pero me han impactado especialmente dos obras del Prado: el rostro sereno pero dolorido con esa lágrima que pintó Tiziano en Cristo con la cruz a cuestas [1565] y también su imagen en La última cena, del valenciano Juan de Juanes [1555-1562]”, cuenta.
A pesar de que su autor es un sacerdote —director musical de las visitas de dos papas a España, pero también del musical Vampiros, que se ha representado en numerosas ocasiones por compañías amateurs—, todo el equipo de producción insiste en que 33 El musical no es un sermón evangelizador. “La obraquiere ser una inyección de optimismo en el mundo que tenemos hoy”, precisó Toño Casado, quien ha llevado a todo el elenco —28 actores que son también cantantes y bailarines— a ensayar a su terreno: un local de la parroquia del Pilar, en la madrileña calle de Juan Bravo, en la que él es sacerdote. Allí seguirán trabajando hasta finales de octubre, cuando el equipo de David Azabal prevé que el teatro que alberga la gran carpa esté terminado.
Una catedral de lona blanca
La gran carpa diseñada por el arquitecto David Azabal —experimentado creador de espacios escénicos—, inspirada en los grandes espacios interiores de las catedrales, alberga un teatro a la italiana con una caja escénica como hay pocas en Madrid. Tiene 2.100 metros cuadrados, con 19 de altura y un escenario de 15 metros de embocadura que alojará la escenografía de madera de David Pizarro y Roberto del Campo. La estructura está recubierta de lona blanca ignífuga y, en su interior, de tela negra. "No hay teatros disponibles con un escenario de estas dimensiones para hacer temporadas tan largas como la que está programada para 33 El musical", dijo Azabal.
Aunque la construcción, en la que están trabajando unos 300 profesionales, se ha planteado como una obra efímera, los productores están en conversaciones con Ifema para que el conjunto —de unos 7.000 metros cuadrados— se pueda reutilizar tras el musical.
“Llevamos solo tres días de ensayos y todas las emociones están a flor de piel, pero hemos encajado perfectamente y las cosas están fluyendo sin problemas”, aclaró el protagonista de este musical que tiene un presupuesto de 2,5 millones de euros, cantidad a la que hay que sumar otros dos millones destinados a la escenografía y al conjunto de carpas que albergarán al público, a los actores y a los espacios comerciales.
El musical, de 150 minutos de duración, está destinado a todos los públicos y, como ya avisa su creador, “no hay historia de amor con María Magdalena”. “Como soy cura, algunos dirán: ‘¡Qué coñazo de obra!’. Pero se van a sorprender porque tiene mucha chispa y cierta autocrítica al clericalismo más rancio; que era lo mismo que predicaba Jesús”, apunta Casado.
“Mi personaje es pura emoción, creo que la gente va a llorar mucho. Cada día descubro cosas nuevas y solo estamos en el principio”, apunta Laura González Serrano, la madrileña que encarnará a María y que, bromeando, lanza una mirada matadora a Judas, personaje que defiende el sevillano Guillermo Estad: “Judas es solo un pobre hombre que refleja lo que ocurre en nuestra sociedad actual, donde mucha gente no tiene claras cuáles son sus prioridades y por cuatro duros hacen lo que sea. En realidad no es un mal tipo, solo un pobre diablo”.
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