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Tercer desafío ganadero en Las Ventas

¿Qué pasó con los toros de Palha?

Oreja de poco peso para Thomas Dufau ante toros de Pallarés y Hoyo de la Gitana

El torero francés Thomas Dufau pasea la oreja que cortó en Las Ventas.
El torero francés Thomas Dufau pasea la oreja que cortó en Las Ventas.JuanJo Martín (Efe)

“¿Qué ha pasado con Palha?”, le preguntaba un aficionado a otro mientras ambos accedían a uno de los tendidos de la plaza de Las Ventas, minutos antes del tercer y último desafío ganadero programado en el coso madrileño. La pregunta hacía referencia a la sustitución de la ganadería portuguesa, anunciada inicialmente junto a la de Pallarés, por la de Hoyo de la Gitana.

Según la empresa, “los toros de Palha no superaron el primer reconocimiento veterinario efectuado en la plaza”. Una explicación que no contenta a todos. Porque, ¿cómo es posible que una ganadería como Palha no tenga tres toros aptos para Madrid? Y, más raro aún, ¿cómo se pueden rechazar los toros de Palha por falta de trapío y aprobar los sustitutos de Hoyo de la Gitana, dos de los cuales resultaron ser impresentables? A esto deberá responder autoridad y veterinarios.

El caso es que, a pesar de su ausencia, los siempre temibles astados de Joâo Folque de Mendoça estuvieron muy presentes. Para empezar, por la falta de variedad que han tenido unos desafíos ganaderos que deberían ser rebautizados como Desafíos del encaste Santa Coloma-Saltillo. ¿Es que no hay más procedencias minoritarias de gran interés en el campo bravo? Los seis hierros que se han lidiado (Saltillo, Valdellán, José Escolar, San Martín, Pallarés y Hoyo de la Gitana) corresponden a un mismo origen.

PALLARÉS Y HOYO DE LA GITANA/VARA, CORTÉS, DUFAU

Toros de Pallarés (1º, 3º y 5º), bien presentados, muy serios y astifinos, nobles y sosos; y Hoyo de la Gitana (2º, 4º y 6º), mal presentados los dos primeros, mansos, descastados y deslucidos.

Sánchez Vara: media estocada baja y tendida (saludos); dos pinchazos y estocada desprendida (silencio).

Javier Cortés: pinchazo y estocada corta trasera y atravesada (silencio); pinchazo hondo perdiendo la muleta, pinchazo y bajonazo (saludos).

Thomas Dufau: estocada trasera y caída (oreja); mortal pinchazo en los blandos (silencio).

Plaza de toros de Las Ventas. Tercer y último desafío ganadero. Domingo, 23 de septiembre. Más de un cuarto de plaza (8.354 espectadores, según la empresa).

Pero también se echó de menos a los palha por el decepcionante juego de las reses de Pallarés y, especialmente, de Hoyo de la Gitana. A la falta de presencia de dos de los tres ejemplares de esta divisa, se unió su total falta de casta. Y su mansedumbre. Tres animales de nulo juego frente a los que se estrellaron Sánchez Vara, Javier Cortés y Thomas Dufau.

Sin ser extraordinarios, los de Pallarés al menos salvaron el honor de la sangre Santa Coloma. De impecable presentación, el trío de astados que hizo acto de presencia en el ruedo de Las Ventas tuvo seriedad para dar y tomar y lució unas muy astifinas y ofensivas defensas. El mejor de los tres fue el primero, que apretó en varas con la cara abajo, y que, aunque pecó de soso, tuvo nobleza y cierta calidad en el último tercio. Con él, Sánchez Vara demostró su sobrado oficio, pero apenas ligó los muletazos y anduvo clamorosamente despegado.

Más espectacular que bravo fue el quinto de la tarde, también de Pallarés, y que correspondió a Javier Cortés. Hasta en tres ocasiones -la última con el regatón- se arrancó el toro al caballo. Desde lejos y con alegría acudió, aunque luego, bajo el peto, lanzó cornadas y no empujó como debía. Esa movilidad y transmisión que mostró en los primeros tercios fue un espejismo y en la muleta se quedó corto, blandeó y llevó la cara por las nubes. Encimista, Cortés solventó la papeleta y se salvó de milagro de la cornada al ser prendido por la banda de la taleguilla durante la faena.

No fue el único milagro de la tarde. El otro le salvó la vida a Thomas Dufau que, tras tirarse a matar muy derecho al tercero, fue cogido y zarandeado por el pecho durante unos dramáticos segundos que solo quedaron en un susto. Susto que le vino de perlas al francés para sensibilizar al público y cortar una oreja -sin petición mayoritaria- de escasísimo peso. Sólo una buena tanda al natural, al principio del trasteo, sobresalió en la labor de Dufau. De frente, dejó un puñado de muletazos de buen trazo, que no tuvieron continuidad, en parte, por la falta de emoción de su enemigo.

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