El Cervantes busca más autonomía política con Carmen Noguero, su nueva secretaria general
La recién designada número dos del instituto sustituye a Rafael Rodríguez-Ponga en la estructura de Luis García Montero
La ansiada autonomía del Instituto Cervantes es una carrera lenta. Pero su nuevo director, el poeta Luis García Montero, ha querido dar pasos en esa dirección con el nombramiento del segundo cargo en importancia dentro del centro. Carmen Noguero Galilea, técnica del cuerpo superior de la administración civil del Estado, sustituye como secretaria general a Rafael Rodríguez-Ponga, designado por el PP en 2012.
El nombramiento de Carmen Noguero fue firmado por Josep Borrell, ministro de Asuntos Exteriores, a propuesta de García Montero, tal como establece el mecanismo del Cervantes. Noguero proviene del Ministerio de Hacienda y es licenciada en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid. Entre los años 1995 y 2000 desempeñó el puesto oficial mayor en la órbita de los ministerios de Educación y Cultura, y desde 2000 ha ocupado ese rango en Economía y Hacienda. Es decir, un perfil radicalmente técnico, muy alejado de la vertiente política de su antecesor.
Como tal se define Rodríguez-Ponga, que esta semana se despidió de su cargo. Como político. Y su trayectoria lo demuestra. Si bien también pertenece al cuerpo de la Administración civil del Estado y es doctor en Filología por la Universidad Complutense, antes de ser designado bajo el mandato de Víctor García de la Concha había sido diputado del PP por Madrid y Cáceres, además de portavoz de la comisión de Cultura en el Congreso. Dejó esa labor tras su nombramiento, pero no la junta directiva nacional del partido.
El primer responsable del Cervantes que empezó a hablar de una ley propia para la institución -“que nos mantenga alejada de los vaivenes políticos”, dijo repetidas veces-, fue García de la Concha. Pese a esbozar una intención clara en ese sentido, no pudo evitar durante su mandato la sensación de que con Rodríguez-Ponga le habían sometido a un estricto control político desde el Gobierno del PP. Eso deterioró la relación de ambos y de García de la Concha con cargos superiores dentro del Gobierno. Tras la salida del mismo, el secretario general permaneció en su puesto junto a Juan Manuel Bonet en el escaso año y medio que ha durado su mandato. Pero con el cambio de Gobierno, su salida se daba por asegurada.
No había duda de que García Montero prescindiría de él. La cuestión era dilucidar qué perfil lo sustituiría. Noguero se limitará a la estricta gestión del centro y ha sido seleccionada con arreglo al criterio del propio Cervantes, que ha buscado perfiles de altos funcionarios independientes dentro de la Administración que reunieran las características adecuadas y sin injerencias políticas. Las directrices, estrategia y representación nacional e internacional recaerán en el director. Pocos cambios importantes se esperan más en la nueva estructura.
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