Jean-Louis Trintignant dice adiós al cine y empieza a despedirse de la vida
El actor, de 87 años, anuncia su retirada y revela que no tiene ya fuerzas para luchar contra el cáncer que padece
Jean-Lous Trintignant no puede más. O no tiene ganas. A sus 87 años, y aquejado de un cáncer de próstata, el actor francés se despide de las películas y, en cierto modo, de la vida. “Creo que el cine se acabó para mí”, anuncia en una entrevista con el diario Nice Matin publicada hoy viernes. Tampoco tiene fuerzas, reconoce, para combatir la enfermedad que lo afecta. “No lucho. Dejo que las cosas pasen. Hay un médico marsellés que va a probar una cosa nueva. Pero no hago quimioterapia, aunque estaba ya preparado”, revela.
Volver a someterse a la dura disciplina de un rodaje es algo para lo que ya no se siente capaz. “Acabo de rechazar trabajar en una película de Bruno Dumont. Era interesante, pero tengo miedo de no estar a la altura físicamente”, explica el actor de reconocidos títulos como Rojo, Amor o Z. “Ya no me muevo solo, siempre necesito a alguien a mi lado que me diga: cuidado, hay un mueble delante de ti, te vas a dar un trompazo”, cuenta no sin una cierta ironía. De este modo Happy End, la última película de Michael Haneke, de título engañoso, que se estrena hoy viernes en España, pondrá un final, también poco feliz, a una larga carrera con más de 120 títulos que lo han convertido en un referente del cine francés y europeo del último medio siglo.
Una carrera de cuyo éxito —desde el Oso de Plata por El hombre que miente (1968) al César a mejor actor por Amor (2012)— dice seguir sintiéndose, hasta hoy, sorprendido. “Soy extremadamente tímido (…) No estaba hecho para un trabajo en público”, asegura. “Además, la fama nunca me interesó demasiado. La primera vez, hace gracia. Pero después ya no”.
Trintignant no abandona nunca la ironía, pero deja entrever que el cansancio empieza a poder más que las ganas de vivir. “Hace un año que no salgo” de casa, cuenta. “No puedo leer, porque me estoy quedando ciego. Y los libros eran un gran placer. Veo la televisión, escucho música, duermo mucho. Me quedo en el sofá, reflexionando sobre las cosas buenas y malas. Sin hastío, por suerte”, explica.
De todos modos, a Trintignant se le acabaron las ganas de vivir hace tiempo. “Hace 15 años que estoy muerto”, asegura en referencia al fallecimiento de su hija Marie Trintignant a causa de los golpes que le propinó su entonces pareja, el músico francés Bertrand Cantat. El caso ha aflorado en los últimos meses a causa de la gira en solitario que emprendió el artista y que tuvo que interrumpir a causa de las protestas de grupos feministas en pleno movimiento del MeToo. “He vivido dos dramas que me afectaron mucho. Sobre todo el último, el de mi hija Marie. Sí, eso me ha afectado mucho y cuando digo que estoy muerto, me refiero a eso”, reconoce el actor, que también se define como “un gran pesimista”. “Ese es mi drama —continúa— hay gente que nace optimista, yo siempre veo el vaso medio vacío”.
Babelia
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