Benicàssim ya respira un FIB 2018 casi adolescente
Desayunos a la inglesa, paella y cerveza condimentan la llegada de los primeros, y jóvenes 'fibers', a la 24ª edición del festival
Fina Mateu (60) y Vicenta Torres (71) hacen ganchillo en la puerta de la mercería Fils i Llanes que regenta la primera en Benicàssim (Castellón). Un lugar estratégico desde el que contemplar en primera línea el trasiego de fibers casi adolescentes que, desde el lunes, con la apertura de las zonas de acampada del Festival Internacional de Benicàssim (FIB), animan las calles y terrazas del municipio costero.
El festival decano de la provincia de Castellón levanta este jueves el telón de su edición número 24, con The Killers como gran reclamo, la previsión de atraer a 40.000 personas diarias hasta el próximo domingo y repetir impacto económico: las cuatro jornadas del festival dejaron el año pasado 30 millones de euros en consumo interior y generaron 2.000 empleos, entre directos e indirectos. Con el FIB abre además la veda la temporada de macrofestivales de verano castellonense. En el acotado margen de un mes tomarán el relevo el Arenal Sound de Burriana (del 31 de julio al 5 de agosto) y el Rototom Sunsplash (del 16 al 22 de agosto), en el mismo recinto de conciertos benicense.
A un día para el pistoletazo de salida, Benicàssim es ya territorio FIB. Decenas de pistas lo indican. Basta con transitar la calle Santo Tomás, arteria comercial y hostelera de la población, para ratificarlo. Entre colchonetas con forma de rodaja de sandía gigante en dirección a la playa portadas por jóvenes festivaleros quemados por el sol se suceden los carteles de Full English Breakfast, o English Breakfast a secas, en las puertas de los restaurantes que salpican la calle. Un intento lingüístico para captar al público británico e irlandés, mayoritario entre los asistentes internacionales al FIB. Como Kevin Golden, dublinés, 18 años. Apura una pizza a las siete de la tarde en una céntrica terraza junto a otros tres amigos, también irlandeses. Es su primer FIB. “Drink and music” –bebida y música- resumen su plan vacacional en Benicàssim. The Killers figura entre sus preferencias. La banda estadounidense “es el cabeza de cartel que genera más expectativas”, corroboran por su parte desde la organización del FIB, que suma además en esta edición otros nombres de proyección internacional indiscutible como Liam Gallagher, Pet Shop Boys y Travis Scott.
El festival repite reparto de público, prácticamente la mitad es nacional y la otra mitad es extranjero. Este último, y de perfil mayoritariamente joven, ha sido el primero en llegar. “Quieren aprovechar la semana”, señalan desde el FIB. Desde el lunes se han ido instalando en las dos zonas de acampada del certamen: Campfest, con capacidad para 20.000 personas, y VillaCamp, con mil plazas. La organización indica que la franja de edad de los asistentes oscila entre los 18 y los 45 años, aunque de momento los más visibles en calles y terrazas no sobrepasan los 25.
El sector hostelero local no lo duda: el FIB es un revulsivo. Muchos establecimientos esperan “doblar” las cifras de negocio en los próximos días. El auge empieza a notarse ya en locales como Ca Ximo, en la calle Santo Tomás. Lo explica Mónica Escot, camarera, junto a un grupo de cinco fibers ante cinco platos de paella de los que, salvo por los huesos de costilla, no queda ni rastro. “Doblamos clientela”, dice. La paella, junto a las gambas al ajillo y las hamburguesas con patatas copan el menú fibero en este establecimiento. En la Cafetería Casino la bebida se prioriza a la comida. “Lo primero que piden es cerveza. Las hamburguesas vienen después”, indica una de las trabajadoras, Marcela Michlig, que confirma a su vez el incremento de ventas. “Los festivales –a los que se unirá en tres semanas el Rototom Sunsplash, con 220.000 asistentes en 2017- le dan vida y movimiento a Benicàssim”, asegura.
El posicionamiento a favor de la organización de grandes festivales que se percibe en el grueso del tejido hostelero choca con algunos comerciantes escépticos y detractores, y genera discrepancia de opiniones entre los propios vecinos. Fina Mateu y Vicenta Torres comentan entre puntada y puntada a las puertas de su mercería que Benicàssim necesita este reclamo. “A mí me gusta que haya festivales, por lo menos está el pueblo lleno de gente, que es lo que importa”, dice Mateu. Reconocen, no obstante, que preferían el FIB de años atrás: “Ahora parece más un viaje de fin de curso”.
Otra vecina, clienta de la tienda de souvenirs Detalles Coral, y que no quiere dar su nombre, resume su reticencia al FIB en una frase: “Mucho ruido y pocas nueces, al menos en los últimos años”. En la misma línea se pronuncia la propietaria de este negocio, Juani Bertomeu, que critica que la conexión en bus “cada cinco minutos” del recinto de conciertos y la acampada con la playa haga que los fibers “ni pisen el pueblo, así que del festival, aquí, nanay”. Su pareja y copropietario de la tienda, Pascual Ferrus, sostiene que el impacto del FIB se notaba más años atrás, “cuando venía público de más edad y con más poder adquisitivo”.
Debates al margen, la maquinaria del FIB ya está a pleno rendimiento. Y llega con novedades, como las que implementa su sistema de movilidad y seguridad, que reforzará el número de agentes mujeres en labores de vigilancia, por las demandas del público. Los cambios se notarán también en los accesos al recinto para el tráfico rodado: se hará por la carretera CV-147, la del Desert de les Palmes, y no por la nacional 340, soo para abandonar el festival.
Más estrenos: los que llegan de la mano de los tres puntos violeta contra las agresiones sexistas gestionados por Cruz Roja, que se instalarán en el recinto de conciertos y las dos zonas de acampada. Y también la vertiente social que potencia el festival en su 24 edición, según anunció hace escasas semanas el director del FIB, Melvin Benn. Por primera vez impulsará una campaña solidaria dirigida al millar de personas invitadas que, de media, se dan cita en cada edición. Ellas –no el público- abonarán por su presencia una cantidad simbólica de diez euros que se destinará a Cruz Roja y a la ONG Save the Children. En la misma línea se celebrará un partido de fútbol benéfico en colaboración con el Villarreal CF para esta organización de atención a la infancia.
En lo estrictamente musical, emerge un cartel que abrirá este jueves el rapero estadounidense Travis Scott –el que más expectativas genera en el propio Melvin Benn- y con el que el FIB quiere encadenar su tercer sold out, tras el logrado por Muse en 2016 y el de Red Hot Chili Peppers el pasado año. El objetivo no es otro que atar su buena racha, tras el momento crítico de 2013, y sacar a escena el que, para sus promotores, es “el mejor festival del verano”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.