La vida era todo esto
Fernando Tarancón, de la librería Joker, de Bilbao, selecciona cinco cómics esenciales para esta Feria
En Pescadores de Medianoche (Gallo Nero), una colección de historias cortas de comienzos de los 70, están los temas favoritos de Yoshihiro Tasumi: personajes lumpen, dilemas morales, búsqueda de la dignidad… algo de sordidez y mucha humanidad en una obra nunca complaciente con el lector.
El dibujante Kim recuerda en Nieve en los bolsillos (Norma) su breve paso por la Alemania de 1963 como emigrante económico. Un magnífico retrato sociológico de los trabajadores españoles que coge vuelo gracias a su vista para el detalle que le permite construir personajes rebosantes de verdad.
Mi experiencia lesbiana con la soledad (Fandogamia) es desarmante. Kobi Nagata, la autora, contrata a una escort para tener su primera relación y sentir el contacto humano. Pero ese no es más que el punto de partida para descubrir su lucha contra la depresión y la soledad en la asfixiante cultura japonesa.
Lo que más me gusta son los monstruos (Reservoir books) es intimidante. Es difícil no apreciar la necesidad casi física de la autora, Emil Ferris, por explicarse, por dibujar de manera compulsiva. La obra va mucho más allá del exorcismo autobiográfico. El uso de una imaginería proveniente de los clásicos del terror pulp y la complejidad de la obra contribuyen a crear un artefacto narrativo fascinante.
Los puentes de Moscú (Astiberri) es una debilidad personal, no sólo por mi colaboración como editor sino por conocer el proyecto desde su génesis. Trata de eso, de construir puentes. A partir de una larga entrevista de Eduardo Madina a Fermin Muguruza para Jot Down, Zapico acerca y aleja la lente para hablarnos de intimidades que tratan de explicar el sentir de una sociedad esperanzada en la que las cosas empiezan a pesar menos.
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