George Clooney, Meryl Streep o Quentin Tarantino piden cuentas a la productora de Weinstein
Varios divos de Hollywood tratan de paralizar la venta de la sociedad, declarada en bancarrota, hasta que les pague sus deudas pendientes Ashely Judd demanda al magnate por acoso sexual y difamación
George Clooney, Meryl Streep, Quentin Tarantino, Jennifer Lawrence. Hace tan solo un año podría haber sido la lista de estrellas de un nuevo filme producido por Harvey Weinstein. Porque si había alguien capaz de juntar un equipo tan extraordinario, era el todopoderoso magnate de Hollywood. Los tiempos, sin embargo, han cambiado. Hace meses que Weinstein ha caído en desgracia, desde que decenas de mujeres le acusaran de abusos sexuales y violaciones. Ya nadie quiere ser asociado con él, hasta sus examigos y colaboradores reniegan del hombre con el que han filmado varias películas. Su célebre productora, The Weinstein Company, se declaró en bancarrota y acabó vendida, por unos 406 millones de euros, a un fondo de inversión, Lantern Capital. Y aquí es donde aparece la lista de estrellas: muchos divos de Hollywood han presentado alegaciones contra la operación, según la web Deadline. Piden que se lleve a cabo una auditoría que establezca cuánto dinero les debe exactamente The Weinstein Company; que reciban sus pagos; y consideran que solo entonces la venta ya se podrá producir.
A la vez, el magnate ha sido denunciado en las últimas horas por Ashley Judd, una de sus presuntas víctimas. La actriz acusa a Weinestin de acoso sexual, difamación y represalia: considera que sus negativas ante la insistencia del productor provocaron que este lanzara una campaña mediática en su contra y que le impidiera obtener un papel para la trilogía fílmica de El señor de los anillos.
Bill Murray o Leonardo DiCaprio son otros de los divos que han entregado documentos ante el tribunal que ha supervisado la subasta de la productora. Todos ellos exigen que la operación se paralice hasta que la empresa resuelva todos sus pagos pendientes o, cuando menos, proporcione las garantías legales suficientes de que lo hará en un futuro.
Tarantino es el que más dinero pide a The Weinstein Company, 3,8 millones de euros, ya que las deudas pendientes afectan a cuatro películas: Malditos bastardos, Django desencadenado, Grindhouse y Los odiosos ocho. El director es también uno de los que mantuvo una relación más cercana con Weinstein, tanto que en los últimos meses se ha visto obligado a justificar su inacción. “Sabía lo suficiente para hacer más de lo que hice. No era información de segunda mano”, ha declarado, a la vez que admitió conocer desde hacía décadas los comportamientos del productor.
The Weinstein Company calcula que debe unos 140.000 euros a Meryl Streep, pero la actriz, en su denuncia, reconoce que no ha podido calcular la cifra exacta: su nombre aparece en varios de los 10.250 contratos que acumula la empresa, en concreto en los relacionados con los filmes Agosto y The Giver. “A no ser que y hasta que la señora Streep no tenga la oportunidad de llevar a cabo una auditoría apropiada, no se les debería permitir a los deudores establecer unilateralmente las cantidades mientras retienen la información que la señora Streep precisa para comprobar dichas cantidades”, se lee en las alegaciones de la intérprete.
Algo parecido ocurre con Lawrence: el estudio sostiene que le debe 85.000 euros, pero la actriz defiende que no ha recibido la documentación suficiente como para comprobar si la cifra es exacta. Y Clooney también sospecha que los 207.000 euros que se le deben son una estimación a la baja.
Weinstein lleva meses desaparecido de los focos. El magnate se encuentra en una clínica en Arizona, recibiendo tratamiento por sus adicciones sexuales. Decenas de mujeres más o menos conocidas del mundo del cine (Angelina Jolie, Uma Thurman, Rose McGowan, entre otras) han acusado al magnate de un acoso sexual sistemático durante más de tres décadas. El fiscal del Estado de Nueva York, Eric Schneiderman, ya demandó a Weinstein, su hermano Robert y el consejo de administración de su compañía por crear un clima laboral que viola los derechos civiles.
Babelia
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