Mayorga en gira
El dramaturgo tiene siete obras en distintos escenarios de América y Europa
Decir “Mayorga en gira” es casi una redundancia, porque este hombre, uno de nuestros autores fundamentales y quizás el más internacional, no para, ni paran de pedirle sus obras. He de tirarle un poco de la lengua para que me cuente: detesta hablar de sí mismo, pero su calendario, le digo, es de pasmo. El pasado 3 de marzo estrenó Himmelwegen Tesalónica. Es su texto más representado: cerca de 40 producciones en todo el mundo.
“Siempre montajes muy distintos, ambientados en distintas dictaduras, porque por desgracia eso no falta. En Atenas se ha hecho tres veces. Muchos coinciden en que su tema podría ser la capacidad de invisibilización del poder. Y la función del teatro en nuestras vidas”. El día 8 se estrenó en La Villette de París una nueva puesta en escena de El chico de la última fila, dirigida por Paul Desveaux, que ya la montó en Friburgo (Suiza). Es su tercer montaje parisino. El primero fue el de Jorge Lavelli, que dio lugar a la película de François Ozon en 2000, Dans la maison. También se está haciendo mucho, me cuenta, La paz perpetua: “Ahora mismo hay una producción en Turquía, y este año ha habido otras en Colombia, México y Brasil”. El día 9 se presentó Reikiavik en el teatro Celcit de Buenos Aires, dirigida por Enrique Dacal, “que ya había dirigido tres funciones mías, Cartas de amor a Stalin, El chico de la última fila y Los yugoslavos”. El viernes, 23 se estrenará Animales nocturnos en el Aguijón Theater de Chicago. “Hacen obras en doble versión, en castellano subtitulado y en inglés, con doble reparto, porque allí el teatro en español tiene cada vez mayor pujanza”.
En España, sigue Famélica en el madrileño Teatro del Barrio, y está en gira El cartógrafo, que se vió en Bremen y San José de Puerto Rico, con Blanca Portillo y José Luis García Pérez. Le digo: ¿para cuándo en Cataluña? Y lo mismo para sus otras piezas recientes, que además ha dirigido, como La lengua en pedazos o Reikiavik. “No querría que sonara a queja, pero esa es una pequeña espina clavada. Y ante todo he de agradecer que un espacio como la barcelonesa Atrium corriera el riesgo de presentar Himmelweg, dirigida por Raimon Molins, o que la sala Beckett, que intentó estrenar El cartógrafo, quiera presentar El chico de la última fila la próxima temporada".
Mayorga no tiene un proyecto sino tres, que comentó a vuelapluma y sobre los que me extenderé tan pronto pueda. El 8 de junio estrenará en Torrelodones Intensamente azules, con César Sarachu (el libro, con preciosas ilustraciones de Daniel Montero Galán, lo publicó Uña Rota y se los recomiendo). A la vuelta del verano ensayará El mago para estrenar en noviembre. Está escribiendo (ya me ha enviado una versión) La intérprete. Le digo: “No se si te das cuenta, pero has escrito una trilogía sobre la búsqueda de otra realidad”. “Bueno”, ríe, “sin querer parecer pretencioso, yo añadiría otra, El Golem, que por fin acabé tras muchos años de fracaso”.
Lo dicho: en breve se lo cuento, porque se merece otra columna.
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