El día que las momias fueron al médico
Emotivo y muy interesante documental de TVE sobre el escaneado de cuatro momias del Museo Arqueológico Nacional
En la madrugada del 6 de junio de 2016 un extraño grupo de pacientes llagaba a la entrada de urgencias del Hospital Universitario Quirón Salud de Madrid entre grandes medidas de seguridad. Eran raros porque llevaban muertos mucho tiempo. Se trataba de cuatro momias, tres egipcias y una guanche, que venían a revelar sus secretos más íntimos. El chequeo, mediante tomografía computerizada (TAC), a los cuerpos embalsamados tuvo un gran eco mediático y ahora La 2 (este domingo, 21.30) estrena un documental, La historia secreta de las momias: la momia dorada, coproducido por TVE y Story Productions, que explica de manera apasionante cómo fue aquella insólita y extraordinaria aventura científica.
La vía principal que se ha elegido para narrar la peripecia y el estudio de las momias (y de paso la vida, las creencias funerarias y ritos de los antiguos egipcios) es una de las claves del gran atractivo que tiene el documental, con un nivel de producción a la altura de los de las mejores televisiones extranjeras. El conductor de la historia es nada menos que una de las momias, la más interesante y mejor conservada, la del alto funcionario faraónico Nespamedu, de época ptolemaica, que fue sacerdote del dios Imhotep en el Asclepium de Saqqara y médico personal del rey, según consta en sus títulos funerarios.
Establecer una conexión entre el remoto médico faraónico y los que en el siglo XXI le van a reconocer y a los que trata entrañablemente de “colegas”, es una baza emocional que el programa explota con mucha pericia y que le permite ir saltando entre milenios. De hecho, el contraste entre la antigüedad y sus misterios y la no menos enigmática tecnología médica de última generación es otra de las características del documental, cuyas fascinantes imágenes de las momias en el túnel de escaneado o las de los técnicos enfundados en trajes blancos a lo E.T. con mascarillas y guantes manipulándolas, son de las que perduran en la memoria.
El viaje de los embalsamados en la noche madrileña desde el Museo Arqueológico Nacional (MAN) en un transporte preparado (si la momia de Ramsés II voló un día sobre las pirámides –cuando la llevaron a reconocimiento médico en París- estas pasan no menos inusualmente junto a la Puerta de Alcalá y Cibeles) tiene un aire de thriller y recuerda aquella escena de The Mummy Returns en la que un grupo de momias persigue un autobús londinense por las calles de la ciudad. Uno se pregunta qué hubiera pasado de chocar el camión. ¿Se imaginan el lío y la sorpresa?
La historia secreta de las momias: la momia dorada sustenta su interés muy especialmente en la pasión con que explican su trabajo unidos sobre los viejos cuerpos los reconocidos científicos que aparecen, médicos y egiptólogos (estos con Mari Carmen Pérez Díe, jefa del departamento de antigüedades egipcias del MAN y la mujer que ha escudriñado durante décadas el yacimiento de Heraclópolis en el Egipto Medio, a la cabeza, una garantía). Pese a que los hallazgos de la investigación se difundieron en su momento, el documental consigue mantenernos en vilo con cada descubrimiento y recupera toda la emoción de cada uno: la diadema con el escarabeo alado en la frente de Nespamedu, el collar, las 15 plaquitas con divinidades protectoras escondidas entre las vendas… Lógicamente, Nespamedu y su momia adquieren un protagonismo especial, pero la puerta queda abierta a tener una próxima cita con la momia guanche.
Señalar que las secuencias dramatizadas de la antigüedad (entre ellas las impactantes de la momificación de nuestro médico, evisceración incluida) son muy buenas y los inevitables planos de las pirámides y la esfinge de Giza quedan bien integrados en la necesaria historia global de Egipto que ha de ofrecer un documental de divulgación. Muy interesante, y también justificada, pese a ser de otro periodo –Imperio Medio-, la visita a la excavación de la tumba del visir Ipi en Deir el-Bahari, Lúxor, de la mano del egiptólogo Antonio Morales, con el que nos arrastramos con un nudo en la garganta por las devastadas y claustrofóbicas ruinas.
Un viaje pues a no perderse que nos acerca al Antiguo Egipto para descubrir, como dice Pérez Díe, más cosas maravillosas, y de manera inesperadamente maravillosa.
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