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Crítica | Celestial Camel
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una aventura esteparia

Es una película purísima, con su camino iniciático, sus encuentros azarosos

Un fotograma de 'Celestial camel'.
Un fotograma de 'Celestial camel'.

En los paisajes de la estepa calmuca, el mito es el lenguaje para situarse en el mundo, pero la aventura puede activarse por algo tan tangible y aparentemente trivial como la economía doméstica. Para la familia de granjeros que centra la trama de Celestial Camel, cuarto largometraje del ruso Yuriy Feting, el nacimiento de un camello albino puede ser presagio de la llegada de las tan postergadas lluvias, pero el imperativo de supervivencia, acuciante cuando un nuevo hijo está a punto de nacer, lleva al padre a vender el animal para su uso en el rodaje de una película, que quizá podría ser, de hecho, esta misma. La instintiva huida de la madre del camello en pos de su cría abrirá la posibilidad de la aventura: Bayir, de doce años, decidirá, en ausencia de sus padres, salir en busca de esa madre que es el pilar de su sustento.

CELESTIAL CAMEL

Dirección: Yuriy Feting.

Intérpretes: Mikhail Gasanov, Viktos Sukhorukov, Petr Novikov, Irina Hurgunova.

Género: aventuras. Rusia, 2015

Duración: 90 minutos.

Celestial Camel es una película de aventuras purísima, con su camino iniciático, sus encuentros azarosos –que incluyen una pequeña epifanía romántica, un remanso reflexivo en compañía de un joven lama y sus considerables dosis de picaresca superviviente al lado de un joven ladrón- y un buen control de la tensión narrativa apoyado en el contraste entre el camino del héroe (a la fuerza) y las penurias de ese animal baqueteado por los torpes trámites de los profesionales del cine. Yuriy Feting no esquiva en todo momento los peligros de caer en un cierto esteticismo folklorista, pero no subestima su relato y no descuida las exigencias del género en el que inscribe esta historia, cuya aparente ingenuidad no es más que un transparente intento de sintonizar con la mirada de su protagonista. Sólo cabe confiar en que el manejo de los animales haya sido más irreprochable de lo que muestra la ficción.

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