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Variaciones del original

José Ramón Amondarain recoge en el Museo San Telmo de San Sebastián su mirada personal del 'Guernica' sin 'Guernica'

'La risa del espacio IV' (2017).
'La risa del espacio IV' (2017).ricardo iriarte

Una efeméride dura todo un año y no solo unos pocos días. En el 80º aniversario del Guernica, de Picasso, José Ramón Amondarain (San Sebastián, 1964) vuelve a la carga. Esta exposición cuenta con el precedente de otra realizada hace cinco años en el Artium de Vitoria, donde el pintor guipuzcoano realizó ocho lienzos a tamaño real del Guernica partiendo de las fotografías de los estadios de génesis del icónico cuadro tomadas por Dora Maar. Esas obras chocaron con los límites de la ley de propiedad intelectual y actualmente pende sobre ellas una amenaza judicial de los herederos de Picasso. En la entrada a esta muestra, aquellas telas permanecen selladas a cal y canto dentro de embalajes de madera. Es la antesala a este Guernica sin Guernica, la exhibición del artificio. La urgencia deja paso a la metarreferencia.

Si las pinturas de 2012 eran del género pictórico-documental, registro y documento, ahora entramos de lleno en la ficción. Ficción y no-ficción son categorías liminares sobre las que se organizan la verdad y sus representaciones. Es en esta angostura que Amondarain trata de ensanchar el espacio. ¿Cómo puede investigar un pintor? ¿Qué lo diferencia del trabajo de un historiador o comisario de exposiciones? Esta es la gran pregunta aquí. El desentrañamiento del arte desde dentro del arte pone en entredicho contradicciones de nuestra época, las leyes y las normas. Pero el arte es anticipador y va siempre adelantado. Basta fijarse en el propio Picasso. El estudio y el homenaje en el arte moderno se convierte en cita, referencia y apropiación en la posmodernidad. Viejos buenos vicios siguen siendo nuevos también.

La risa del espacio —título de esta exposición— genera una no visión del Guernica que se completa con la imagen que todos llevamos acoplada en la cabeza. Subterfugios, líneas oblicuas y desviaciones varias hacen del icono del siglo XX una obra camuflada que, ante la imposibilidad de la cita visual directa, se trasviste con colores militares. El camuflaje es un arte en sí mismo. Amondarain es un irónico empedernido. Dice que “existe un Formato Guernica fácilmente reconocible donde sentirse empequeñecidos y desamparados forma parte del discurso de la obra. Y el Formato Guernica está libre de derechos”. Las enésimas variaciones entre original y reproducción y entre copias ponen a prueba un virtuosismo pictórico que este artista ha demostrado hace tiempo. Más que heroico, este es un esfuerzo agónico de la pintura que la renueva desde la insistencia y la obstinación.

La risa del espacio (Guernica). José Ramón Amondarain. Museo San Telmo. San Sebastián. Hasta el 25 de febrero de 2018.

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