Arte contra la neutralidad de la Red
Laboral exhibe en Gijón cinco proyectos de investigación que tratan de devolver al usuario el control de la tecnología
Si ante la última revolución tecnológica somos “primitivos de una era desconocida”, como escribió McLuhan, Next Things. Next Starts, los cinco proyectos de investigación que se muestran ahora en Laboral Centro de Arte de Gijón, constituyen un intento de ir en lo digital, del mito al logos. Mapocci es un peluche que trata de explorar las posibilidades afectivas del Internet de las cosas y emular procesos como los de las neuronas reflejo; Flone intenta democratizar los drones y hackear el espacio aéreo; el Slow Internet Café manipula y altera la navegación en la red; Environment Dress es un “wearable” que mide las constantes de las circunstancias externas y no las del yo; y Thero es un objeto artístico que esconde un router capaz de funcionar como una seguridad privada de la intimidad digital.
Los cinco proyectos, en mayor o menor grado, quieren empoderar al usuario ante las nuevas tecnologías, devolverle los conocimientos y las herramientas para utilizarlas a su gusto, tener control real sobre una revolución tecnológica permanente y vertiginosa justo en un momento en el que el debate sobre la neutralidad en Estados Unidos de la Red encamina el futuro de Internet al lado opuesto: el estrangulamiento de las comunicaciones libres. El viceconsejero de Cultura del Gobierno asturiano, Vicente Domínguez, recordó la cita de McLuhan en la inauguración de la exposición, que se podrá ver hasta el 18 de marzo.
Con financiación de la Unión Europea dentro del programa Starts y coproducida junto a Telefónica I+D entre 2012 y 2016, la muestra que se puede ver en el Centro de Arte y Creación Industrial es el resultado de un proceso de investigación, trabajo y residencias en el que cinco equipos artísticos se han enfrentado a los retos que las nuevas tecnologías plantean al individuo y a la sociedad.
El arte en este caso no se limita a la expresión artística y ni siquiera a la dimensión industrial. Lo explica, en nombre del programa europeo Starts, Luis Miguel Girao: lo que la Comisión Europea persigue con este programa es que el arte sea un motor de investigación y transformación en el ámbito de la innovación científica y tecnológica. Y en ese contexto, Laboral Centro de Arte es capaz de plasmar, antes que exhibiciones clásicas o experiencias artísticas convencionales, proyectos más próximos a la creación de prototipos que luego podrían servir también para inducir cambios en el mercado.
La directora de Laboral, Karin Ohlenschläger, añade otro factor común a las cinco propuestas seleccionadas, como es el empeño por buscar las respuestas en la parte más colaborativa y abierta de las nuevas tecnologías: software libre y código abierto. “El cambio es tan rápido”, reflexiona aludiendo al cambio de paradigma, de lo analógico a lo digital, “que o reaccionamos colectivamente o perderemos la relación con los procesos”.
Los autores de los proyectos ofrecen también otras claves del trabajo desarrollado durante estos años. Román Torre, que desarrolló Thero junto a Ángeles Angulo, cuenta que en la evolución de sus trabajos y de los que se fueron incorporando progresivamente hasta ahora se percibe también “el cambio en el usuario”, en la forma de relacionarse con las tecnologías. Así, del juguete educativo Mapocci, donde subyace confianza en la tecnología e interés por humanizarla al plantear un muñeco capaz de “reaccionar a las emociones” y transmitirlas a otros dispositivos similares a distancia, se pasa al router diseñado por Torre y Angulo, donde prima la desconfianza, o, al menos, el recelo ante las redes.
Babelia
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