Él tenía una trinchera en Francia
Thomas Dinesen, hermano de la autora de ‘Memorias de África’, ganó la Cruz Victoria en la Primera Guerra Mundial
¡Vaya hermanos los Dinesen!: ella tenía una granja en África (al pie de las colinas de N’Gong, claro) y él una trinchera en Francia (justo enfrente de las ametralladoras alemanas). Ella, Karen, vivió aventuras sin cuento entre la poderosa y salvaje naturaleza africana e incluso llegó a cazar rinocerontes y a abatir en un solo día cuatro leopardos (eran otros tiempos). Él, Thomas, combatió valientemente en la Primera Guerra Mundial (aunque con falda: enrolado en un batallón de Highlanders) y ganó ¡la Cruz Victoria (VC), nada menos!, la medalla británica más preciada al valor, la más alta recompensa que existe al coraje.
"For most conspicuous and continuous bravery"
La Cruz Victoria le fue otorgada al soldado Tommy Dinesen, según reza la citación "por la más destacable y continua valentía mostrada durante diez horas de combate cuerpo a cuerpo, que resultó en la captura de más de un kilómetro de trinchera enemiga fuertemente defendida".
"Cinco veces", prosigue el texto, "avanzó sucesivamente hacia adelante, solo, y, sin ayuda, destruyó ametralladoras hostiles, eliminando a 12 adversarios con granadas y bayoneta".
La Cruz Victoria de Dinesen fue adquirida por el mayor coleccionista de esas medallas, Lord Ashcroft (posee 160, una décima parte de las concedidas) y se exhibe en el Imperial War Museum de Londres, donde es muy emocionante verla.
La increíble vida de Thomas Fasti Dinesen (1892-1979) y la intensa y emotiva relación con su hermana siete años mayor Karen (de apellido de casada Blixen y de nom de plume Isak Dinesen) la cuenta magistralmente el historiador y periodista danés (como los hermanos) Tom Buk-Swienty en Tommy y Tane (los nombres familiares de ambos), que ha publicado Ediciones de Viento. El autor tuvo acceso privilegiado a documentación inédita de la familia -entre ella cartas que se cruzaron los hermanos, desde África y el frente- y nos explica sus intríngulis e intimidades como si fuera un miembro más de la misma. Un libro maravilloso y revelador sobre unas vidas formidables. No fue ajena a la existencia aventurera de los hermanos (y a la devoción que se profesaron) la personalidad de su padre, el capitán Wilhelm Dinesen, héroe de guerra y cazador de pieles con los indios chippewas en los bosques de Wisconsin entre 1873 y 1874. El capitán se suicidó, ahorcándose, en 1895.
Tommy y Tanne me ha servido personalmente para volver a Isak Dinesen, con arrepentimiento, tras ser incapaz de defenderla de los ataques, cuando lo entrevisté, del casi Nobel keniata Ngugi wa Thiong’o, que la odia por su manera de describir a los africanos y considera Memorias de áfrica un libro racista. Distanciarse, aunque sea por falso pudor, no interponer el cuerpo cuando zurran a un amigo o vituperan a alguien a quien queremos o admiramos es una bajeza. Me lo hizo ver precisamente un amigo, Javier Marías, alias Mayor Raymond, para el que - me escribió- “Ngugi debe ser un idiota si detesta a Isak Dinesen. Lo siento pero hay cosas incompatibles. No puede ser buen escritor”.
En Tommy y Tanne me he reencontrado con la querida Isak Dinesen que dice que en la vida hay cosas por las que vale la pena vivir como el cariño entre hermanos, el amor y los leones. La amistad, sin duda, es otra de ellas.
Ha sido un gran regalo descubrir al hermano de la escritora, al que solo conocía como uno de los tres únicos daneses ganadores de la Cruz Victoria. Tommy (el apodo parecía predisponerlo) logró la medalla por tomar, a la bayoneta y con granadas, una serie de trincheras alemanas el 12 de agosto de 1918 en Parvillers. El joven, que quería emular a su abuelo y su padre (una historia que es tanto la de Las cuatro plumas como la de mi familia), ambos ganadores de la Croix de Guerre en el ejército francés (el primero en Argelia y el segundo en la guerra franco-prusiana), trató de alistarse como voluntario para luchar a favor de los Aliados pero solo lo consiguió enrolándose en el Canadá en la Black Watch. Cuando le dieron la Cruz Victoria (también consiguió la Croix de Guerre, como sus ancestros) estaba desolado por estar perdiendo al amor de su vida, la mujer de un capitán, que acabó volviendo con su marido: el que valorara más ese amor que la medalla aún le hace más interesante...
Babelia
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