_
_
_
_

El mundo corrupto de la cineasta Lynne Ramsay

La directora estrena el violento ‘thriller’ ‘En realidad, nunca estuviste aquí’, con Joaquin Phoenix como un exmarine vengativo

La directora Lynne Ramsay y el actor Joaquin Phoenix ensayan en el rodaje de 'En realidad, nunca estuviste aquí'. En vídeo, el tráiler.Vídeo: Alison Cohen Rosa
Gregorio Belinchón
Más información
Viaje al fin de la noche
Ramsay en Cannes
Joaquin Phoenix, Hollywood al límite

Poca gente le tose a la escocesa Lynne Ramsay (Glasgow, 1969). "Nací en un barrio pobre de Glasgow, de gente trabajadora. No era un entorno muy favorable desde luego para las mujeres, y tenías que espabilar para hacer las cosas por ti misma", comenta con su amplia sonrisa habitual. Probablemente por esa cabezonería de superviviente, la directora ha mantenido su carrera al margen de oleajes industriales. Y eso le llevó a abandonar, por ejemplo, el western La venganza de Jane (2015), a un día de iniciarse el rodaje. "Lo pasé fatal porque fue devastador tener que dejar una película con todo el trabajo previo realizado. Pero el productor quería destrozar mi trabajo, redujo -por ejemplo- en el último momento el tiempo de rodaje, y decidí marcharme. La industria del cine cada día está enfrentada más a la creatividad". Dicho lo cual, para. "Ahora bien, no me quejo. Podía estar currando en una tienda en Glasgow", cuenta.

Ramsay charla durante el festival de San Sebastián, donde se proyectó su cuarta película, En realidad, nunca estuviste aquí (estrenada comercialmente en España el pasado viernes). Ahora habla tranquila, liberada de la tensión que mostraba en el estreno mundial de su thriller en Cannes. Durante meses, la cineasta luchó contra el reloj por acabar a tiempo el filme. No lo logró, y proyectó un trabajo al que le faltaban canciones y un montaje más preciso. Aun así, obtuvo los premios a mejor guion y actuación masculina, para el omnipresente Joaquin Phoenix, del que la escocesa habla maravillas. "No quería perder la oportunidad de concursar en Cannes. Pero después he remontado la película, jugado más con los flashbacks, creo que he sofisticado la narración con un mayor cuidado con la música y el silencio", comenta en su inglés con marcado acento escocés. "Jonny Greenwood, autor de la banda sonora, y Paul Davies, diseñador de sonido, están conmigo desde el inicio del proyecto, y eso nos ahorró mucho tiempo y ayudó en la creación. Sin embargo, nos faltó tiempo para llegar a Cannes. Quería que la música mostrara un mundo inconsciente y, a la vez, llegara con claridad al público. Lo mismo pasó con Joaquin Phoenix, que estuvo desde muy pronto enrolado en el filme. Eso me ayudó mucho con su personaje y ha sido una colaboración feliz de año y medio".

En las películas de Ramsay siempre hay violencia, huidas de ambientes morales y sociales podridos, locura y dolor, necesidades de los protagonistas de salir del aquí y de ahora. "Sí, crecí en un sitio complicado. Eso me hace rehuir el realismo. Ha sido un viaje largo, influido por mi pasión por los personajes, que es lo que, curiosamente, me atrae del cine de Scorsese [se refiere al paralelismo de su filme con Taxi Driver, y su trayecto hacia la demencia].  En fin, como dice Jane Campion, esto va de play [en inglés, se traduce a la vez como jugar y actuar], y de que el público no se aburra". ¿Le importa el público? "Nunca vas a contentar a todos. Y menos con esta película en la que me opongo al héroe prototípico americano gracias a un exmarine que rescata niñas de la prostitución infantil. Sin embargo, agradezco las palabras amables. Como todos, ¿no?". Su protagonista anda ofuscado, rozando el derrumbe moral y físico, asomándose durante todo el metraje al abismo del colapso: "Claro, y esa sensación se alimentó con un rodaje alocado, urgente, como su protagonista. Culpa de los productores" [carcajadas].

Tanto trauma y dolor refleja, según Ramsay, el tiempo en que vivimos. "A veces parece que ha triunfado el punk rock, ¿verdad?, envuelto en un guante de corrección política. La sociedad está podrida por arriba, aunque no tanto la gente de la calle, aunque llevamos demasiadas veces una banda que nos ciega. Lo único que veo son documentales, y eso se refleja en lo sombrío de mi cine". Se despide. "Prometo intentar mantenerme fiel a mí misma. Dirigir es maravilloso, espero seguir haciéndolo con responsabilidad y siendo consciente de sus consecuencias".

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_