Fiesta cultural y política en el Thyssen
Siete ministros y la vicepresidenta Sáenz de Santamaría celebran los 25 años del museo
Se ha contado muchas veces que el barón Hans Heinrich Thyssen-Bonemisza soñaba con mostrar su colección de arte junto al Museo del Prado, un deseo que empezó a tomar cuerpo cuando en 1985 convirtió a la española Carmen Cervera en su quinta esposa. Apenas un año después, comenzaron las conversaciones entre el entonces ministro de Cultura, Javier Solana y los Thyssen para que la colección viniera a España. Sería en octubre de 1992 cuando el palacio de Villahermosa abrió sus puertas con 775 obras maestras desde el siglo XIII al XX a cambio de trescientos cincuenta millones de dólares (se valoraba mil quinientos millones). La operación la remató Jordi Solé Tura, fallecido en 2009. Anoche, en la fiesta de celebración del 25 cumpleaños del museo eran muchos los que entre más de 300 invitados recordaban al ministro socialista y fueron también muchos los políticos y gentes del mundo de la cultura que festejaron junto a la baronesa, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría, y Solana, personaje esencial en una negociación en la que entonces se implicaron el propio rey Juan Carlos, el presidente Felipe González y el duque de Badajoz. Nada menos que siete ministros de Cultura participaron en el acto: César Antonio Molina, Esperanza Aguirre, Solana, Carmen Alborch, Carmen Calvo, Ángeles González-Sinde e Íñigo Méndez de Vigo. Faltaron José Ignacio Wert y Pilar del Castillo.
El vestíbulo principal del museo, transformado en un escenario inundado por el rojo recibió anoche a todos aquellos que a lo largo de 25 años han estado vinculados a la vida del museo. Carmen Thyssen, vestida de blanco fue el centro de todas las intervenciones, que, en resumen, le reconocieron un protagonismo esencial por haber conseguido que la colección formada por tres generaciones de Thyssen viniera a España. Así lo relató un emocionado Solana y una entusiasmada vicepresidenta de Gobierno quien no dudó en poner a este museo como “ejemplo de lo que debe ser la colaboración entre los poderes públicos y la sociedad civil”.
Solana contó que la primera aproximación a los Thyssen fue en 1986, un año después del matrimonio entre Carmen Cervera y el barón. El ministro buscaba colaboración económica para comprar para el Prado La marquesa de Santa Cruz de Goya. “Pero Carmen me sugirió que tenía una oferta mejor para mí: la colección. Empezamos a hablar en Madrid, en Londres y varios sitios más con Miguel Satrústegui y los duques de Badajoz, colaboradores desde el primer momento. Creo que la aventura fue posible por la personalidad de Carmen y la predisposición del gobierno de Felipe González. Cuando conseguimos el palacio de Villahermosa, que nuestros problemas tuvimos porque era para el Prado, el barón entendió que sus pinturas venían a un lugar fabuloso”.
Francesca de Habsburgo-Lorena, hija del barón Thyssen, habló en nombre de la familia para recordar a los más jóvenes (a su hija, Eleonor, y a Borja Thyssen) que tienen la obligación de velar por la unidad de la colección y la responsabilidad de dar a conocer el legado de sus antepasados.
Carmen Thyssen, con la voz rota por la emoción recordó que su marido opinaba que los pintores no realizan su obra para ser contemplada por los ojos de una persona y que como coleccionista su obligación era difundir la cultura ante el máximo número de gente posible. Nada menos que 19 millones de personas han pasado por el museo en 25 años. En sus agradecimientos recordó a los reyes eméritos, al duque de Badajoz y a Jorge Semprún.
Terminados los parlamentos, los asistentes recorrieron las salas en las que se expone la colección permanente mientras que en el vestíbulo se seguía proyectando un documental en el que se recoge la historia del Thyssen. Junto a representantes del mundo museístico, además de sus dos directores artísticos Tomás Llorens y Guillermo Solana, se encontraba Miguel Falomir, director del Prado, Ferrán Barenblith, director del Macba; las galeristas Soledad Lorenzo, Juana de Aizpuru o Oliva Arauna; ex ministros como Ángel Acebes y José María Michavila; coleccionistas como el marqués de Griñón o Carlos Zurita y el premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, quien junto a su pareja Isabel Preysler revolucionó el tranquilo recorrido.
Babelia
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