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El Prado ‘estalla’ en el siglo XXI

Cai Guo-Qiang crea con pólvora y fuego la primera exposición de arte contemporáneo realizada ‘in situ’ en el museo en un homenaje a sus maestros

'El espiritu de la pintura', obra de Cai Guo-Qiang, en el Museo del Prado.Foto: atlas | Vídeo: CARLOS ROSILLO | ATLAS
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Pólvora sobre lienzo en el Museo del Prado
Una exposición en construcción

Pólvora cruda negra o pólvora coloreada, lienzo y fuego. Estos son los ingredientes básicos de la obra del famoso artista Cai Guo-Qiang (Quanzhou, China, 1957), los mismos elementos con los que ha experimentado para las 26 piezas de gran formato que conforman la exposición El espíritu de la pintura que se puede ver en el Museo del Prado hasta el 4 de marzo. Es el primer artista contemporáneo que crea su obra in situ para el museo. La última de las ocho creadas en el Salón de Reinos la realizó el lunes por la noche ante un grupo de unas doscientas personas; era un cuadro de 18 metros de largo, titulado igual que la exposición y en el que resume su homenaje a los grandes maestros del Prado: El Greco, Tiziano, Velázquez y Rubens. El proyecto ha sido financiado por Acciona.

Conocido en todo el mundo por ser el autor de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008, por su La manada de 99 lobos que expuso en el Guggenheim de Bilbao en 2009 o por su espectacular escalera al cielo construida con fuegos artificiales en 2015, Cai Guo-Qiang acordó la realización de esta exposición con el anterior director del museo, Miguel Zugaza. No era la primera vez que el arte contemporáneo entraba en el mayor templo español de arte antiguo. Como ha recordado Miguel Falomir, el actual director, antes lo hicieron Richard Hamilton, Miquel Barceló, Cy Twombly o Thomas Struth. “No va a ser esta nuestra línea” precisó Falomir. “Se trata de paréntesis, que se podrán repetir con aquellos artistas cuya obra haya germinado en los maestros del Prado, como es el caso”.

Toda la obra que se expone es propiedad del autor, incluidas las ocho piezas realizadas en el Salón de Reinos a lo largo del último mes. El artista, que carece de galerista, podrá vender las obras una vez que haya concluido la exposición. “A nosotros nos gustaría quedarnos con algún cuadro, pero no tenemos presupuesto”, lamenta Miguel Falomir.

Después de recorrer las cuatro salas que la exposición ocupa en el espacio ampliado por Moneo, Cai Guo-Qiang recordó que la pólvora se asocia a las guerras y a los atentados terroristas. “Pero aquí la he utilizado en beneficio de la paz y de la belleza. Nada como la pólvora para unir el pasado con el futuro. Hace dos años, cuando surgió el proyecto, quise crear una vía de comunicación con los antiguos maestros de la pintura que habitan este museo. En mi estudio de Nueva York comencé las pruebas y aquí he podido rematar mi propuesta ayudado por todo mi equipo. Como siempre en mi obra, el proceso ha consistido en ensayar, probar e innovar para tratar de crear un arte inmortal”.

Cai Guo-Qiang añadió que para él la pólvora hace el papel de un pincel. Con los explosivos y los colores tradicionales, recrea el azul y el púrpura de El Greco, el rojo de Tiziano, los amarillos de Rubens o el negro y el granate de Goya. “Quería exponer en el Prado porque este es el dulce hogar de los artistas del pasado y son ellos quienes nutren a todos los artistas contemporáneos. He dicho siempre que soy un niño que nunca ha abandonado el deseo de pintar y aquí, después de treinta años, he podido celebrar una exposición centrada solo en la pintura”.

La exposición se cierra con la versión corta (20 minutos) del documental realizado por la cineasta Isabel Coixet sobre el artista chino. La versión completa se estrenara en cines a finales de año.

El futuro del Salón de Reinos

A lo largo de un mes, el Salón de Reinos ha tenido un uso: ha servido de estudio para Cai Guo-Qiang, pero su destino final sigue siendo una incógnita. Miguel Falomir explica que en la parte inferior se hará un trabajo de recuperación histórica tal como está previsto en el proyecto de Norman Foster y Carlos Rubio. Allí volverán a colgar las pinturas que adornaron el espacio en sus orígenes y que actualmente están en el museo del Prado. En la parte superior hay una gran sala de 90 por 17 metros diáfanos cuyo uso no está definido Las obras deberían de comenzar a finales de 2018, pero el plan depende de que se aprueben los nuevos presupuestos generales del Estado. “Si no se aprueban y lo que hay es una prórroga de los actuales, no podrán comenzar las obras porque en los antiguos no hay ninguna partida dedicada a estos trabajos. Esperemos que haya suerte”, concluye Falomir.

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