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Columna
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Funambulismo

Ada Colau compareció en cuanta pantalla le fue ofrecida para impartir lecciones magistrales sobre el arte de nadar y guardar la ropa

Juan Jesús Aznárez
Manuela Carmena y Ada Colau, en 'El intermedio'.
Manuela Carmena y Ada Colau, en 'El intermedio'.

El empacho de información, exaltación y engaños sobre Cataluña causó una progresiva fuga de televidentes hacia canales imparciales, entre ellos Baby TV, Panda y Disney. Los más agobiados simplemente desconectaron. Craso error. Se perdieron el entretenido espectáculo circense protagonizado por Ada Colau en las generalistas.

La alcaldesa de Barcelona compareció en cuanta pantalla le fue ofrecida para impartir lecciones magistrales sobre el arte de nadar y guardar la ropa. Superándose en cada plató, demostró gran pericia en el alambre. Sí, pero no al referéndum; no, pero sí.

La impaciencia se cebó con una regidora cuyo único propósito es surfear sobre el encrespado mar de las inhabilitaciones. Saltó de La Sexta a Antena 3 y de Cuatro a Telecinco, y en todas se explicó con la sonrisa marca de la casa. "¡Y un cuerno!", estalló un colaborador de Espejo público al comprobar que seguía enredando. El hombre no pudo contenerse. Se disculpó.

El programa de Ana Rosa registró otro conato de desquiciamiento cuando la acróbata volvió a la escritura demótica para justificar sus piruetas conceptuales. "¡Esta mujer vive en Marte!", saltó alguien. Nuevo error. La mujer vive en Barcelona y en el día después. Se le pide lo imposible: que sea clara cuando la ambigüedad garantiza sobrevivencia y futuro.

El Gran Wyoming consiguió soltarle la lengua un poco en El intermedio al emparejarla cómodamente con Manuela Carmena. No quiere irse de España, ni que se vaya nadie. Pero viéndola mayormente en la procesión y repicando las campanas, los tertulianos de las generalistas expelen asombro, frustración o aplauso, según el club de procedencia, pero nunca delectación ante su virtuosismo.

El espectáculo ofrecido estos días ha sido ameno, tragicómico en algunos capítulos, pero siempre merecedor de atención. Probablemente, la audiencia más acuciosa haya necesitado camisa de fuerza para sujetar los nervios, ajena a que lo que procede es saborear las habilidades de la alcaldesa, preservarla como ejemplar único del regate. Lo necesitaremos el día 2.

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