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Cinco ‘girasoles’ de Van Gogh lucen juntos por primera vez... en Facebook

Los usuarios de la red social disfrutan de una emisión en la que participan los museos que poseen originales de la conocida serie

'Los girasoles' ( 1889), en la versión de la serie que posee el museo Van Gogh Museum de Ámsterdam.
'Los girasoles' ( 1889), en la versión de la serie que posee el museo Van Gogh Museum de Ámsterdam.

El sueño de reunir los cinco Girasoles de Van Gogh repartidos por museos de tres continentes —probablemente irrealizable en un mismo espacio físico— ya ha sido posible al menos en el mundo virtual. Los usuarios de Facebook han sido convocados hoy lunes a una emisión en directo apoyada en la presentación de cada uno de los óleos por parte de los responsables de las instituciones que los poseen y exhiben en Londres, Ámsterdam, Filadelfia, Munich y Tokio.

Todo un acontecimiento para los amantes de la obra del artista holandés, y en especial de esa serie floral realizada en su grueso durante una estancia estival en Arles como decoración del cuarto de invitados reservado a su mentor y amigo Paul Gauguin. Vincent van Gogh (1853-1890) ya había ejecutado antes en París sus primeros cuatro girasoles sobre el óleo, pero el estímulo del brillo del amanecer en aquella localidad del sur de Francia le condujo a seguir experimentando con los colores —con preeminencia del amarillo, y retoques en verde y azul—, hasta llegar a completar una quincena de pinturas en torno al mismo tema. Con el deleite y felicidad que le transmitían aquellas obras quería además celebrar la (a menudo difícil) amistad que le unía a Gauguin.

Así lo relataba ayer su biznieto, Willem Van Gogh, en las labores de maestro de ceremonias y narrador de la singular exposición virtual, que calificó como "el sueño de muchísima gente y también el mío propio". Su versión favorita es la que hoy se exhibe de forma permanente en el museo Van Gogh de Amsterdam, porque le retrotrae a sus recuerdos de infancia, cuando visitaba la casa de sus abuelos y allí, en la salita de estar, pendía el maravilloso cuadro. Su bisabuelo nunca pudo llegar a vender ninguno de los girasoles de la colección, de los que sólo cinco han acabado engrosando los fondos de instituciones internacionales del arte, mientras el resto quedó perdido para la posteridad y su disfrute público. A la muerte del artista, las obras pasaron a su hermano Theo y luego, tras su fallecimiento, a la esposa de éste, Jo Bonger, quien se quedó una sola (la preferida de Willem) para vender el resto.

La emisión organizada ayer vía Facebook congregó, asimismo, a los orgullosos anfitriones de los cincos cuadros: la National Gallery londinense, el museo Van Gogh de Amsterdam, el Museo de Arte de Filadelfia, la Neue Pinakothek de Munich y el Museo Seji Togo Memorial Sompo de Tokio. Los responsables de sus colecciones ejercieron de guía de cada una de las pinturas y de sus entresijos (se reservó 15 minutos para cada uno), en una estrategia que responde a la vocación de las grandes instituciones del arte de sintonizar con los nuevos usos de un público cada día más adepto a las redes sociales.

“Una sinfonía en azul y amarillo”

El proyecto de congregar los cinco cuadros en un único espacio virtual ha sido presentado como el tributo global a un artista que no mereció la completa apreciación en su tiempo, en contrate con la popularidad de la que gozan hoy sus obras y en especial la serie de los girasoles. Él mismo definió como “una sinfonía en azul y amarillo” la recreación en el óleo de esas flores semi marchitas, con la que intentó capturar la simplicidad del diseño, la luminosidad y el significado simbólico de la paleta de colores.

Como postre del evento, los cinco museos unieron también esfuerzos para crear además una versión de realidad virtual en la que los visitantes digitales pudieron ver las cinco pinturas colgadas en una misma sala. En el mundo real la reunión de esas obras dispersas por el mundo probablemente nunca llegará a consumarse, a causa de la fragilidad que desaconseja sus traslado, aunque también de las retincencias de cada uno de los museos propietarios a prestar una de sus piezas estrella. En el caso del museo de la londinense plaza de Trafalgar, sus gestores han subrayado que el cuadro de los girasoles destaca invariablemente entre las preferencias de los seis millones de visitantes que recibe anualmente, y que las repoducciones de su imagen en postales y carteles suelen encabezar la lista de ventas en la tienda de la galería.

"Reunir los cinco cuadros en un mismo espacio físico supondría un enorme desafío y desde luego precisaría de muchísimo tiempo", ha admitido la subdirectora de la galería londinense, Susan Foister, "pero la posibilidad de hacerlo digitalmente nos pareció una solución muy atractiva, especialmente cuando los museos estamos empezando a experimentar con Facebook y la realidad virtual".

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