Rodney Crowell: no es buena idea dejarse morir
El nuevo disco del músico 'country' recibe un 8 sobre 10
No es la primera vez que el tono autobiográfico es el que mejor sirve para definir las canciones o los discos de Crowell, aunque en pocas ocasiones como en ésta esa apelación habrá estado más justificada. Ya desde la foto de portada, un retrato hecho por Gregg Roth que transmite humanidad y honestidad, es fácil percatarse de que para él había llegado el momento de ajustar algunas cuentas con su pasado. Que el resultado lleve tal carga de crudeza y honestidad ayuda, claro, a que Close Ties pase de correcto a más que notable, y que ahora mismo sea uno de los títulos más llamativos generados por la escena de raíces en los últimos meses.
Artista: Rodney Crowell
Disco: Close Ties
Sello: New West
Calificación: 8 sobre 10
Como si fueran episodios de esa gran novela que ha sido su vida, las canciones se suceden repasando vivencias o reflexiones a las que parece haber llegado su hora. Desde su llegada a Nashville en 1972 para iniciar su carrera como compositor y su encuentro con todos aquellos nombres que determinaron el renacimiento de la música country –Townes Van Zandt, Guy Clark, Tom T. Hall o Steve Earle-, ese momento que tan felizmente quedó retratado por el documental Heatworn Highways y que narra en una canción titulada gráficamente como Nashville 72. El rendido elogio a la figura de Susanna Clark, su eterna musa -como lo fue de tantos en aquel momento-, que presenta en la carta de amor póstuma que es Life without Susanna, o ese canto a su amistad con ella y su marido Guy que es It ain’t over yet, quizá la pieza clave del disco, en la que brillan las voces de su ex – esposa Rosanne Cash y de John Paul White (Civil Wars). El acto de contrición que suponen Forgive Me Annabelle o Reckless, quien sabe si dirigidas precisamente a Rosanne por pasados desencuentros. Lo raro es encontrar algún título que no pueda asociarse a un capítulo de su biografía, circunstancia que nos lleva a pensar que Crowell, de puro crepuscular, estuviera pensando en ir plegando velas.
No debería hacerlo. Quizá ni la primera parte de su carrera en los setenta ni su travesía exitosa y algo ramplona por los ochenta prometían esto, un artista al que la perseverancia y las decisiones correctas han colocado como una de las voces más valiosas de su generación, y que ahora mismo no solo no transmite ningún signo de agotamiento sino todo lo contrario. Close Ties, con su sonido austero y su voz en primer plano, el típico disco que te hace preguntarte para qué es necesario nada más, nos da otro argumento –como los dieron Cash, Kristofferson o Neil Diamond- para defender que un gran artista puede ofrecer lo mejor de sí mismo en cualquier momento de su carrera, por lejanos que parezcan quedar sus años de gloria. Ya nos lo advierte con insistencia esa joya que es It Ain’t Over Yet, y su mágico juego a tres voces entre Crowell, Rosanne y White: no parece buena idea dejar morir las cosas antes de que llegue su momento.
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