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El verso libre de Nacho Vegas

El compositor publica nuevo libro, 'Reanudación de las hostilidades'

Nacho Vegas acaba de publicar 'Reanudación de las hostilidades'.
Nacho Vegas acaba de publicar 'Reanudación de las hostilidades'.LUIS SEVILLANO ARRIBAS
Isabel Valdés

El día que Nacho Vegas (Gijón, 1974) se sentó en la terraza de este periódico acababa de publicar varios tuits con letras sueltas. “Tuits bolsilleros”, dijo; no era la primera vez que le pasaba, y recordó alguna ocasión en la que sus seguidores habían retuiteado esas grafías inconexas pensando que eran importantes para él. Twitter, ese enorme zoo que al final solo es un minúsculo mundo y que él se toma con una distancia "sideral", fue el primero de los temas de conversación con el compositor, filólogo hasta cuarto curso pero sin licenciar y escritor desde 2004 (Política de hechos consumados, Palmart). El próximo viernes 28 de julio a las 21.00, participará como artista invitado en Poesía O Barbarie X Gloria Fuertes, una jam poética dentro de la programación de los Veranos de la Villa, después de que el pasado junio publicara Reanudación de las hostilidades (Espasa, 2017), un compendio de poesía y relato corto que habla de luchas diarias, silencios, roturas y costuras, política, recuerdos, patriarcado y violencia de género, pequeños y grandes dramas, sexo… Y compromiso.

Si la cultura tiene algún valor social es el de ejercer de contrapoder

En el relato Todos y cada uno aparece Suxu, alguien a quien una enfermedad le impide mentir. “Lo cual es algo bonito y hasta estremecedor en según qué casos”, narra el libro. A Vegas no le gustaría un mundo en el que no existiese la mentira: “Es como las drogas o el fuego, depende de cómo la uses. Pero se puede utilizar de una forma bonita, tus mejores amigos están para darte collejas, pero a veces también para decirte lo que quieres oír”. Asegura que en las relaciones diarias mentimos continuamente, pero no en la música, ni en la escritura: cuando escribe y compone ser honesto es una premisa. “Escribir es depurar la vida, encontrar verdad en ella”.

Cree tan necesaria la mentira como la honestidad, sobre todo si esta última implica compromiso. Y entonces habla de César Rendueles y Carolina del Olmo y cómo ambos, con discursos diferentes, coinciden en que se tiende a considerar que el antónimo del egoísmo es el altruismo, pero no: "El altruismo tiene un rédito, que es sentirse bien uno consigo mismo. Lo contrario es el compromiso. Ya sea cambiar pañales, luchar por una causa política, personal, laboral… El compromiso es un poco el motor de la vida, hace que tenga sentido”.

Él, que escribe que no deberían estar permitidas las decepciones antes del primer afeitado, sabe que no es cierto. Las decepciones, que llegan siempre y suelen quedarse de forma intermitente, hicieron que se lanzara a un férreo compromiso social. “Todo no me parece una mierda”, dice. “Hay lugares de encuentro donde las relaciones son bonitas de verdad”, dice. “Hay que esforzarse por encontrarlos, si no, tiendes a la competición y a las relaciones de poder desiguales”, dice también. En definitiva, tomar partido por algún bando, “el vencido”; siendo consciente de que normalmente uno forma parte del otro bando, “el opresor”. “Hay que revisar los privilegios a diario, yo no lo hago tanto como debería, pero es importante". Y eso, a veces, lo echa en falta en algunos de sus compañeros.

Habla de cómo ha crecido ese círculo diminuto en el que antes, cuando él era pequeño, se hablaba de política y se militaba; de cómo ha crecido la conciencia crítica por parte de la sociedad y de la gente de la cultura; pero también de cómo hay una batalla que no se está ganando y de que, a veces, quedarse callado o tomar equidistancia también es posicionarse: “Y ese es uno de los vicios del indie, nos miramos demasiado el ombligo, abrimos poco las ventanas y apenas miramos hacia fuera. Y eso es un posicionamiento pasivo y peligroso”. Vegas ha escogido posicionar su trabajo hacia algunas formaciones y colectivos que le parece oportuno apoyar aprovechando su proyección pública. "Y ahí me he encontrado gente que lucha diariamente y que pocos hacen con tanto amor. El activismo es más sano que la política institucional”.

De allí ya salió, de aquel “apoyo testimonial”, como él lo llama, en las listas de Podemos en movimientos en la segunda asamblea del partido (Vistalegre II), acabó desilusionado. Sin embargo, sigue confiando: “No es que esté enfadado con Podemos, tampoco conozco a nadie que esté contentísimo. Quise sumarme al momento sabiendo que era delicado. Lo que vi no me gustó mucho”. Decidió que merecía más la pena estar fuera, y mantener la cordura que, según lo que vivió, no tienen los que están dentro. “Si la cultura tiene algún valor social es el de ejercer de contrapoder, con todo el derecho del mundo a juzgar ese poder y sin que debiera ser juzgada por él”. Cambió su nombre en la lista por decenas de canciones, y ahora de letras, que hacen un apoyo crítico a las luchas que él considera que deben ser libradas. Decenas de ellas. Todas plasmadas en esa Reanudación de las hostilidades, cuya última página reza "hemos sido derrotados pero no del todo... Entonces habremos ganado. Pero no del todo".

Hostilidades y compromisos

La mayor hostilidad...

El mayor compromiso...

"El otro día oí dos historias a la vez, hablan de los mismo, del suicidio, y se habla de ellas muy poco. Una de las historias era sobre los suicidios que hubo cuando France Télécom se convirtió en Orange (algo que terminó en los tribunales franceses). Acabaron librándose de miles de trabajadores sin indemnización, y la empresa que se encargó de hacer aquel ajuste sigue trabajando para otras empresas. La otra hablaba del presidente de una red de ferrocarriles jactándose de que tenían un 98,5 de puntualidad. Explicaba que el resto eran suicidios, y que había conseguido agilizar los trámites presionando a la Generalitat, decía que sus clientes eran los vivos, no los muertos. Ese desprecio a la vida es una de las grandes hostilidades que vivimos".

“Depende de cada uno, de sus capacidades y limitaciones. Pero creo que siempre debe haber, al menos, un compromiso. Si me diera cuenta de que no soy capaz de comprometerme con nada, me convertiría en cínico; muchos en mi generación lo pusieron de moda, tenía una estética chula… En realidad es una mierda, el compromiso es importante para vivir de una manera sana”.

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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